START III, el acuerdo de desarme nuclear que Putin decidió suspender
El presidente ruso anunció que suspenderá temporalmente su participación en el tratado sobre desarme, el último vigente entre Estados Unidos y Rusia después del fin de la Guerra Fría.
Este martes Vladimir Putin pronunció un discurso en el que, más allá de justificar la guerra y el accionar bélico de Rusia en Ucrania, anunció que se retirará del START III, también llamado Nuevo START, el último acuerdo de control de armas entre Rusia y Estados Unidos. Según el dirigente del Kremlin, la suspensión de este pacto de desarme entre Estados Unidos y Rusia será temporal. ¿En qué consiste consiste el tratado, que tiene sus orígenes en la Guerra Fría?
El acuerdo fue firmado en Parga (República Checa) en 2010 por Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, y su homólogo ruso en ese momento, Dmitri Medvédev. Joe Biden lo prorrogó cinco años, hasta 2026, y su administración señaló que el tratado quería “hacer un mundo más seguro”.
El acuerdo obliga a los dos antiguos rivales de la Guerra Fría a tener un máximo de 1.550 ojivas nucleares desplegadas cada uno, lo que supone un recorte de cerca del 30 % respecto al límite establecido en 2002, y un máximo de 800 lanzadores y bombarderos. Además, limita a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales. Estas cifras son sin embargo suficientes para destruir el mundo varias veces.
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El tratado también prevé una serie de inspecciones mutuas in situ, la piedra angular de la idea de “confiar pero verificar”, la filosofía de control de armamentos que reclamaba el expresidente estadounidense Ronald Reagan.
Sin embargo, en medio de amenazas apenas veladas de utilizar armas nucleares, al tiempo que Estados Unidos ha venido liderando la presión para armar a Ucrania y castigar a Moscú por su agresión, Rusia anunció en agosto del año pasado la suspensión de las inspecciones estadounidenses de sus instalaciones militares, alegando que Washingont obstaculizaba las visitas a sus propias instalaciones, lo que la Casa Blanca negó.
Durante la administración Trump, hubo dificultades para la negociación y ampliación de este acuerdo. Rusia pospuso indefinidamente las conversaciones sobre el tratado, que debían celebrarse en El Cairo, acusando a Estados Unidos de “toxicidad y animadversión”.
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Estados Unidos, por su parte, acusó a Rusia de incumplir el tratado. El embajador ruso en Estados Unidos respondió que Moscú había “observado irreprochablemente” el acuerdo y que la responsabilidad de la escalada recaía “enteramente en Washington”.
En 2019, además, las dos potencias rompieron el histórico tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) de 1989, suscrito por el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijaíl Gorbachov, que limitaba el uso de misiles de medio alcance, tanto convencionales como nucleares.
Un año después, Trump también retiró a Estados Unidos del Tratado de Cielos Abiertos, que permite vuelos de vigilancia no armados sobre los países participantes de Europa, la antigua Unión Soviética y Norteamérica.
“Con la decisión de hoy sobre el Nuevo START, toda la arquitectura de control de armas ha sido desmantelada”, declaró Stoltenberg.
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Este martes Vladimir Putin pronunció un discurso en el que, más allá de justificar la guerra y el accionar bélico de Rusia en Ucrania, anunció que se retirará del START III, también llamado Nuevo START, el último acuerdo de control de armas entre Rusia y Estados Unidos. Según el dirigente del Kremlin, la suspensión de este pacto de desarme entre Estados Unidos y Rusia será temporal. ¿En qué consiste consiste el tratado, que tiene sus orígenes en la Guerra Fría?
El acuerdo fue firmado en Parga (República Checa) en 2010 por Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, y su homólogo ruso en ese momento, Dmitri Medvédev. Joe Biden lo prorrogó cinco años, hasta 2026, y su administración señaló que el tratado quería “hacer un mundo más seguro”.
El acuerdo obliga a los dos antiguos rivales de la Guerra Fría a tener un máximo de 1.550 ojivas nucleares desplegadas cada uno, lo que supone un recorte de cerca del 30 % respecto al límite establecido en 2002, y un máximo de 800 lanzadores y bombarderos. Además, limita a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales. Estas cifras son sin embargo suficientes para destruir el mundo varias veces.
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Sin embargo, en medio de amenazas apenas veladas de utilizar armas nucleares, al tiempo que Estados Unidos ha venido liderando la presión para armar a Ucrania y castigar a Moscú por su agresión, Rusia anunció en agosto del año pasado la suspensión de las inspecciones estadounidenses de sus instalaciones militares, alegando que Washingont obstaculizaba las visitas a sus propias instalaciones, lo que la Casa Blanca negó.
Durante la administración Trump, hubo dificultades para la negociación y ampliación de este acuerdo. Rusia pospuso indefinidamente las conversaciones sobre el tratado, que debían celebrarse en El Cairo, acusando a Estados Unidos de “toxicidad y animadversión”.
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Estados Unidos, por su parte, acusó a Rusia de incumplir el tratado. El embajador ruso en Estados Unidos respondió que Moscú había “observado irreprochablemente” el acuerdo y que la responsabilidad de la escalada recaía “enteramente en Washington”.
En 2019, además, las dos potencias rompieron el histórico tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) de 1989, suscrito por el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijaíl Gorbachov, que limitaba el uso de misiles de medio alcance, tanto convencionales como nucleares.
Un año después, Trump también retiró a Estados Unidos del Tratado de Cielos Abiertos, que permite vuelos de vigilancia no armados sobre los países participantes de Europa, la antigua Unión Soviética y Norteamérica.
“Con la decisión de hoy sobre el Nuevo START, toda la arquitectura de control de armas ha sido desmantelada”, declaró Stoltenberg.
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