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Este martes, las negociaciones entre Rusia y Ucrania parecen estar dejando los primeros resultados. Moscú anunció la disminución de la “actividad militar” en las regiones de Kiev y Chernígov tras avances “significativos” en los diálogos; en esto, la propuesta de una neutralidad militar de Ucrania, algo que pide Rusia, es central.
“Como las negociaciones sobre un acuerdo de neutralidad y el estatuto no nuclear de Ucrania entran en una dimensión práctica (...), se decidió, para aumentar la confianza, reducir de manera radical la actividad militar hacia Kiev y Chernígov”, dijo el viceministro de Defensa ruso, Alexandre Fomine en Estambul.
Pero ¿qué significa dicha neutralidad? Jesús Agreda Rudenko, internacionalista y profesor de la Universidad del Rosario, explica que implica que un Estado no participará en ninguna alianza militar, como la OTAN, y que, en consecuencia, no habrá bases militares de ningún tercero en su territorio.
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Vale la pena recordar, entonces, que los acercamientos entre la OTAN y Kiev, que se remontan por primera vez al 2008, han estado en el centro de las razones de Rusia para invadir, debido a que Moscú ve la eventual adhesión de Ucrania a la alianza atlántica como una amenaza para su seguridad. Entonces, una posición neutral “debería servir de garantía para que Rusia no se sienta amenazada”, dice el analista.
De hecho, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha sugerido que el país debe resignarse a que no ingresará a la OTAN. No obstante, el asunto no parece tan sencillo, pues la adhesión a la alianza, explica Agreda, es un compromiso constitucional. Por lo tanto, se requeriría una reforma vía legislativa o un referendo, algo inviable en momentos de guerra, pues, como explica la AFP, la Constitución no puede ser cambiada “si hay ley marcial, como es el caso actual, ni tampoco cuando rige el estado de emergencia”.
El acuerdo entre Rusia y Ucrania alrededor de la neutralidad debería ser ratificado “de ‘forma obligatoria por los parlamentos de los países garantes’ y luego debe ser sometido a un referéndum”, explica la agencia francesa de prensa.
Pero “los referendos, como las elecciones, no pueden ser organizadas durante la guerra”, explicó Olga Aivazovska, directora de la ONG ucraniana Opora, a AFP. La experta agregó que es probable que los ciudadanos no apoyen el asunto en el referéndum y que esto sea vinculante.
En todo caso, de aprobarse la neutralidad, quedaría el asunto de las garantías de seguridad para Ucrania: ¿cómo garantizarla si no puede aliarse militarmente? De hecho, hace algunos días, esa había sido la razón para que Ucrania rechazara la propuesta en cuestión, hecha por Rusia en las mesas de negociación.
Para Ucrania garantizar su propia defensa sería difícil económicamente, pero, además, armarse o rearmarse probablemente sería leído por Rusia, de nuevo, como una amenaza, señala Agreda. Así, la seguridad de Ucrania quedaría en manos de terceros, como la propia Rusia, bajo el compromiso de no volver a invadir, señala el analista, lo que al final difícilmente sería visto como una garantía real de seguridad, pues Moscú había dicho desde enero que no iba invadir, pero invadió.
Respecto a la garantía de seguridad por parte de terceros, como la Unión Europea, la OTAN o Estados Unidos, Agreda señala que ya hay antecedentes de acuerdos de este tipo que no funcionarion, como el memorando de Budapest, acuerdo firmado entre Ucrania, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos tras la disolución de la Unión Soviética. Ucrania, en ese momento, entregó sus armas nucleares bajo el compromiso de que Rusia, Estados Unidos y Reino Unido respetarían su soberanía, lo que ha sido vulnerado desde 2014, con la anexión de Crimea.
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