¿Quién era Alexéi Navalni, el opositor de Putin que murió en prisión?
De acuerdo con los servicios penitenciarios rusos, Alexéi Navalni falleció este viernes, mientras estaba cumpliendo una pena de casi 30 años en una prisión en el Ártico. Es reconocido por ser uno de los mayores críticos de Putin y había sido acusado de varios delitos por el Kremlin.
Alexéi Navalni falleció este viernes, de acuerdo con los servicios penitenciarios rusos, aunque no se ha establecido la causa de su muerte. Navalni era uno de los mayores críticos del Kremlin y estaba cumpliendo una pena de casi 30 años en una prisión de máxima seguridad en el Ártico.
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Alexéi Navalni falleció este viernes, de acuerdo con los servicios penitenciarios rusos, aunque no se ha establecido la causa de su muerte. Navalni era uno de los mayores críticos del Kremlin y estaba cumpliendo una pena de casi 30 años en una prisión de máxima seguridad en el Ártico.
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El inicio de su oposición contra Putin
El opositor, nacido en 1976, era conocido por organizar protestas y denunciar la corrupción del gobierno de Vladimir Putin y empresas rusas a través de su blog LiveJournal y su sitio web RosPil. En el 2011 es detenido por primera vez por manifestarse en contra de la victoria electoral de Putin, pero fue liberado al cabo de 15 días.
Ese mismo año crea la Fundación Anticorrupción, que investiga la corrupción en el gobierno y hace públicas las pruebas. En diciembre, apoyó las manifestaciones a favor de la reforma política que revisaba y corregía enmiendas restrictivas que habían sido aprobadas durante los mandatos de Vladimir Putin entre 2000 y 2008. La reforma fue aprobada en febrero del año siguiente y permitió la libre presentación de candidatos electorales y registro de partidos políticos.
En marzo del 2012 es detenido por segunda vez, en el contexto de las protestas contra la elección de Putin en su tercer mandato como presidente, con el 65 % de los votos y denuncias de fraude electoral.
En 2013 se postula a la alcaldía de Moscú y recibe el 27 % de los votos, quedando en segundo lugar. Además, recibe su primera condena, tras ser acusado, junto con el empresario Petr Ofitserov, por malversación de US$500.000 en un negocio de madera estatal en el tiempo en el que fue gobernador de la región de Kirov. Su pena es de cinco años de prisión y el veredicto es sujeto de protestas públicas. En octubre, la sentencia se reduce a una sentencia suspendida en apelación, pero el Comité Federal de Investigación ruso lo acusa a él y a su hermano de defraudar a la filial rusa de Yves Rocher, una empresa francesa de cosméticos.
Desde febrero del 2014 hasta enero de 2015 queda bajo arresto domiciliario y en ese tiempo es declarado culpable de fraude en el caso de Yves Rocher, por la cual recibe una sentencia suspendida de tres años y medio.
Más de un año después, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, determina que Navalni y Ofitserov no tuvieron garantías de un juicio justo en su condena del 2013. La corte les concede US$8.619 por daños y perjuicios, con indemnizaciones adicionales.
Los envenenamientos
En 2017, Navalni es atacado dos con un líquido antiséptico de color verde. Ese año, varios opositores del Kremlin fueron atacados con el mismo líquido, que genera manchas en la piel y no representa un daño grave. Sin embargo, un reporte médico diagnosticó a Navalni en ese entonces con una quemadura química en el ojo. El segundo ataque ocurrió cerca de las oficinas de la Fundación Anticorrupción, cuyo cierre es ordenado por un tribunal de Moscú al año siguiente.
En julio de 2019 fue condenado a 30 días de custodia policial por convocar manifestaciones contra la inhabilitación de los candidatos de la oposición en elecciones municipales. Cumpliendo esa condena reporta una “reacción alérgica aguda”, aunque los médicos no encuentran signos de envenenamiento. Ese sería el primer caso en una serie de ataques con agentes tóxicos contra el opositor.
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Más de un año después, el 20 de agosto de 2020, comienza a sentirse mal durante un vuelo de regreso a Moscú y cae en coma. La portavoz del líder de la oposición, Kira Yasmysh, asegura en ese entonces que tenían la suposición de que el hombre había sido envenenando con una bebida. Es evacuado de Rusia y llega al Hospital Charité en Berlín, Alemania, y recibe un “diagnóstico médico exhaustivo” que determina que estaba sufriendo los efectos de un envenenamiento con Novichok, un agente tóxico desarrollado por la Unión Soviética entre los 70 y los 80, con efectos 10 veces más peligrosos que los del gas sarín.
Para diciembre de ese año, el medio CNN y el grupo de investigación Bellingcat revelan que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia había formado un equipo élite para hacer un seguimiento a Navalni. Según registros telefónicos y de viajes, la unidad, que estaba especializada en agentes neurotóxicos, siguió al opositor a al menos 17 ciudades desde 2017. Como respuesta, Putin afirma que, si los servicios rusos hubieran querido matar a Navalni, “probablemente lo habrían hecho”.
“Vladimir el envenenador”, dijo en el 2021, cuando acusó a Putin de ordenar su asesinato.
El regreso a Rusia
Mientras está en Alemania recuperándose, el Servicio Penitenciario Federal de Rusia lo acusa de violar los términos de su libertad condicional, pues no se había presentado en las inspecciones programadas. Así, solicitan una pena de prisión. Tan solo un día después, el órgano investigador de Rusia inicia una causa contra Navalni por una presunta mala gestión en donaciones a la Fundación Anticorrupción.
En enero del 2021, Navalni anuncia su regreso y es detenido casi inmediatamente. Al día siguiente, se ordena prisión preventiva durante 30 días. En febrero lo condenan a más de dos años y medio de prisión por no cumplir con los términos de su libertad condicional y el veredicto es recibido con protestas en todo el país. Además, ese año recibe una condena por difamación a un veterano de la Segunda Guerra Mundial y Amnistía Internacional lo despoja de su título como “preso de conciencia” por comentarios xenófobos que hizo en el pasado.
Para marzo, el abogado del opositor, Vadim Kobzev, anuncia que este está recluido en la colonia penal de Pokrov, en donde inicia una huelga de hambre porque los funcionarios no le conceden atención médica. Mientras está en la cárcel, la fiscalía congela el movimiento político de Navalni y suspende sus actividades en todo el país. Leonid Volkov, el jefe de Gabinete de Putin, informa que la red de oficinas regionales del movimiento sería “oficialmente disuelta”.
Las condenas penitenciarias
El 22 de marzo, lo condenan a nueve años de prisión en una cárcel de máxima seguridad por cargos de fraude en el caso de fraude por las donaciones de la Fundación Anticorrupción. Es trasladado al centro penitenciario de Melekhovo, donde él denuncia que le inyectan una “droga desconocida” por un dolor en la columna.
En el 2023 es acusado de cometer “atentados terroristas” y se inicia otro caso, esta vez en un tribunal militar. En agosto, es condenado a 19 años de prisión por cargos de actividades extremistas. Para diciembre, su grupo de abogados informó que Navalni había desaparecido, veinte días después apareció en una cárcel en el círculo polar ártico, tras un traslado de prisión que él mismo llamó “agotador”.
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Allí, denuncia que la situación es precaria para los reclusos, que viven en condiciones de congelación y con restricciones a los textos religiosos por parte de los funcionarios penitenciarios. Además, señala que los privados de la libertad solo cuentan con diez minutos para ingerir los alimentos.
El legado de Navalni
Ni en la cárcel pudo Putin callar a Navalni, quien desde el inicio fue un fiero opositor de lo que llamó la “guerra criminal” en Ucrania hecha para que el presidente “conserve el poder”. Según él, el objetivo de la ofensiva rusa era “involucrar al mayor número de gente” y “manchar de sangre a cientos de miles de personas”. Remarcó varias veces que “Putin está perdiendo”.
Su influencia en las elecciones también es reconocida, especialmente con su programa Voto Inteligente, con el que se eligen los candidatos que más tengan oportunidad de sacar a Putin del Kremlin. El presidente trasladó a Navalni a un centro penitenciario más alejado cuando este anunció que iniciaría una campaña de oposición contra la reelección del mandatario y fue allí donde falleció este viernes.
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