El caso de Begoña Gómez que tiene al presidente español pensando en renunciar

Es preocupante ver la supersimplificación con la que se descalifica al poder judicial o a la capacidad de los ciudadanos de ejercer control político sobre sus dirigentes. La salida fácil es la victimización, mientras se acusa a contradictores políticos de supuestos complots. Todo esto empieza desde calificar de "ultraderecha" o de "extrema izquierda" al otro. Si hay algo que los gobiernos de Sánchez y Petro tienen en común, es que han sido proclives a trabajar con individuos corruptos.

Así se "bate el chocolate en Colombia" la ultraderecha utiliza sus herramientas "legislativas" para torpedear propuestas de un presidente progresista. En España está ocurriendo lo mismo. Y utilizan no solo su poder legislativo para crear ingobernalidad. Pero, no les basta eso, hay que acudir a medios de comunicación corporativos como en Colombia para que sus jueces amigos abrigan una investigación... Cualquier parecido entre el gobierno de Pedro Sánchez y Gustavo Petro no es mera coincidencia.

Este caso es muy sumillar a lo que la ultraderecha colombiana está acostumbrada a hacer solo que los nuestros utilizan todo tipo de artimañas para desprestigiar a sus opositores, a sabiendas de que ellos son los políticos más corruptos, tramposos y clientelistas que tiene el mundo. Solo se preocupan de mantener activos los negocios de los ricos colombianos sin importarles el pueblo