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El asedio del ejército de Vladimir Putin contra Ucrania tuvo un nuevo episodio este lunes. Desde mediados de 2022, Putin manifestó su deseo de hacerse con Bajmut, una ciudad clave en el desarrollo de la guerra y que Volodímir Zelenski, mandatario ucraniano, ha considerado como un bastión para defenderse del ataque ruso.
A través de un canal en la red social Telegram, el grupo Wagner, que apoya la incursión militar rusa contra Ucrania, confirmó que “hoy las unidades de asalto […] han tomado la localidad de Krasna Hora”. Esta nueva “conquista” de parte del ejército de Rusia se da luego de que la semana pasada, la fuerza aérea atacara con más de 100 misiles y equipos distintas ciudades en Ucrania, llevando a cabo uno de los ataques más violentos en lo corrido de la guerra.
Sin embargo, analistas consideran que el éxito ruso, que se anunció en la mañana de este lunes, es, ante todo, simbólico. “Es un problema clásico de la Primera Guerra Mundial”, explicó el analista del Centro Estratégico de Estudios Internacionales, Mark Cancian. Para él, el continuo ataque de Rusia y la reciente victoria “no significa nada en términos militares y estratégicos”.
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“Hay mucho simbolismo, así que si capturan Bajmut, harán (las tropas de Putin) como si fuera importante, pero no lo es”, explicó Cancian. Sin embargo, Zelenski ha mostrado preocupación por las posiciones que las tropas terrestres del Kremlin han avanzado durante las últimas semanas. En diciembre, en meido de una de las “batallas más sangrientas” que ha tenido la guerra, el grupo Wagner anunció que obtuvo el control territorial de Soledar, en el oriente de Ucrania.
Ahora, cerca de dos meses después, los tanques y los escuadrones de Vladimir Putin se aproximan cada vez más hacia Bajmut, una ciudad considerada como fundamental para el desarrollo de la guerra.
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Incluso el domingo pasado, el portavoz del Ministerio de Defensa, Ígor Konashenkov, informó que un nuevo ataque aéreo contra Ucrania dejó un saldo de 250 soldados ucranianos asesinados, así como 12 equipos militares.
Las tropas rusas han intensificado en los últimos días tanto su ofensiva terrestre como los bombardeos aéreos y los ataques de su artillería contra las posiciones ucranianas en el Donbás y en la región vecina de Járkov.
Según diversas fuentes ucranianas y occidentales, estos serían los primeros pasos de la gran ofensiva ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, para hacerse con el control de las cuatro regiones anexionadas en septiembre, en especial Donetsk. Al respecto, el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Oleksy Danílov, comentó anoche que Moscú ya habría comenzado la “gran ofensiva”, pero que ésta se estaría topando en sus inicios con “grandes problemas”. “La ofensiva que planeaban ya avanza gradualmente. Pero no es la ofensiva que ellos esperaban”, aseguró, en declaraciones a la televisión pública ucraniana.
Llamada de emergencia
Frente al avance de los rusos, Volodímir Zelenski aseguró que necesita más apoyo de Occidente para poder resistir el ataque de los tanques y los aviones procedentes de Moscú.
“Si los suministros de armas se aceleran, en especial de armas de largo alcance, no solo nos mantendremos en Bajmut, (sino que) comenzaremos a poner fin a la ocupación de Donbás”, aseguró a inicios de febrero ante autoridades europeas reunidas en Kiev.
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El ejército defenderá Bajmut “todo el tiempo que sea posible”, insistió.
Pero esta batalla no es solo cuestión de armas de alta precisión. Para el analista militar ucraniano Oleksandre Kovalenko, Kiev necesita especialmente municiones estándar.
“Si no llegan, tendremos serios problemas en Bajmut”, declaró a AFP.
Una ambulancia se dirige a toda velocidad a un centro de atención de soldados ucranianos heridos en las afueras de Bajmut (este), sitio de la más prolongada y sangrienta batalla desde el inicio de la invasión rusa.
Ivan, conductor de ambulancia, espera a la orilla de la carretera a que lleguen más y más heridos al intensificarse los combates. El campo de batalla, sembrado de trincheras y bombardeado por la artillería, le recuerda la Primera Guerra Mundial.
“Allí es como Verdún”, suspira, evocando la sangrienta batalla de la Primera Guerra Mundial que duró diez meses.
Prohibida la retirada
Ningún bando reporta sus bajas, pero ucranianos y rusos describen la batalla de Bajmut como la más sangrienta de la guerra. Cerca del frente norte, AFP observó a fines de enero a una decena de cuerpos presentados como de miembros de Wagner, abandonados sobre el suelo helado.
“Al parecer, no les permitieron huir”, comentó Vladislav, un soldado ucraniano. “Ellos no se habían recuperado de sus heridas y al final murieron aquí en el campo”.
Paralelo a los enfrentamientos en el terreno, una guerra de palabras arrasa entre ucranianos y rusos.
A fines de diciembre, al visitar Bajmut, que tenía 70.000 habitantes y era conocida por sus minas de sal y su producción de vino, Zelenski habló de la “fortaleza Bajmut”.
Para Yevgueny Prigozhin, jefe de Wagner, los combates “feroces” en el norte de Bajmut se dan “en cada calle, cada casa, cada escalera”.
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