Se cumple una década desde que un vuelo de Malaysia Airlines, en el que viajaban 298 personas, en su mayoría neerlandeses, fue derribado por un misil de fabricación rusa en el este de Ucrania. El hecho ocurrió en la región de Donetsk, en medio de los enfrentamientos entre ucranianos y ciudadanos prorrusos, cuando la aeronave cubría la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur. Ambos bandos, Kiev y Moscú, se culpan del ataque, por el cual en noviembre de 2022 fueron condenados en rebeldía (pues ninguno fue detenido) dos militares rusos y un comandante rebelde ucraniano. Una cuarta persona fue absuelta.
Una década después, los familiares de las víctimas se muestran con pocas esperanzas de ver a los responsables encarcelados. “No creo que purguen su pena”, le dijo a la AFP Evert van Zijtveld, que perdió en la aeronave a su hija Frédérique, de 19 años, a su hijo Robert-Jan, de 18, y a sus suegros. “La invasión de Ucrania y la escalada de la guerra hacen que sea realmente difícil de creer que uno de ellos será arrestado pronto”.
Horas después de que el Boeing 777 despegara del aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol, con 196 personas de Países Bajos, 43 de Malasia y 38 de Australia, la aeronave fue abatida por un misil Buk de fabricación rusa, según lo estableció el Consejo de Seguridad de Holanda tras investigar el suceso. Tres años después de conocer eso, en 2018, unos investigadores internacionales concluyeron que la caída del avión la provocó un misil lanzado por la Brigada 53 del Ejército de Rusia, que un mes antes se había trasladado desde Kursk hasta Donetsk.
En 2020 inició el juicio contra los cuatro sospechosos, los rusos Oleg Pulátov, Sergey Dubinsky e Igor Girkin, y el ucraniano Leonid Chartsjenko. Solo el primero de ellos reconoció el proceso y envió abogados. Los demás fueron juzgados en rebeldía. Ese mismo año, Holanda denunció a Rusia ante el Tribunal de Estrasburgo, por considerarla responsable de derribar el avión, y, junto a Australia, acusó a Moscú ante la Organización Internacional de Aviación Civil, la agencia de la ONU para la seguridad aérea.
Dos años después, en 2022, la justicia neerlandesa condenó a cadena perpetua a Igor “Strelkov” Girkin, líder de la sublevación prorrusa de 2014, al oficial ruso de inteligencia Serguéi Dubinsky y al comandante rebelde ucraniano Leonid Kharchenko, bajo el cargo de asesinato de los 298 pasajeros y por haber sido los responsables de derribar el avión. Pulátov, en cambio, fue absuelto. Rusia rechazó el fallo y aseguró que nunca los entregaría. Además, en febrero del año pasado, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos aseguró que estudiará conjuntamente los casos que conciernen a la invasión rusa de Ucrania y a lo sucedido con la aeronave de Malaysia Airlines.
Este miércoles, en el marco del décimo aniversario, los familiares de las víctimas se reunieron en un acto conmemorativo cerca del aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol. En la ceremonia se esperaba que se leyeran en voz alta los nombres de todas las víctimas. A la par, desde el Parlamento de Australia, el Gobierno llevó a cabo un encuentro con los familiares de los fallecidos y señaló que no cederá “en su compromiso de que Rusia asuma responsabilidades”. La ministra de Relaciones Exteriores, Penny Wong, habló de la búsqueda colectiva de verdad y justicia.
Con información de EFE y AFP
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