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Operación Puente de Londres, así se denomina el plan de acción para el día en el que la reina Isabel muera. Según se lee en The Guardian, la estrategia incluye un manejo de medios de comunicación y revela “las ansiedades” que tiene el gobierno británico entorno a si el Reino Unido tiene los recursos suficientes para llevar a cabo los arreglos del funeral.
El manejo de las publicaciones de ese día es un asunto central dentro del protocolo filtrado. El diario británico menciona que las medidas incluyen el cambio de la página web de la familia real, anunciando el fallecimiento de la monarca a través de una página de espera negra, así como el resto de sitios oficiales desplegarán un banner del mismo color, en forma de luto. En simultáneo, no se publicarán historias que no sean de último minuto, que no requieran de una reacción inmediata, y se restringirán los retweets al criterio que tenga el representante de comunicaciones del gobierno.
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La distancia entre el Palacio de Buckingham y el Palacio de Westminster marcará el ritmo de la procesión del cuerpo de Isabel II, que por tres días, a lo largo de 23 horas, podrá ser visitado por quienes así lo deseen. En paralelo, se emitirán unos boletos con horarios para personas VIP. Finalmente, el funeral de Estado se llevará a cabo al décimo día de la muerte de la soberana, convirtiéndose en un “día de duelo nacional”, sin ser catalogado como un día festivo. En caso que la ceremonia se lleve a cabo entre semana, es decisión de los empleadores darle el día libre a sus trabajadores; si cae en fin de semana, no habrá día de reposición. The Guardian también informa que el fallecimiento de la reina llegará a los oídos del Primer Ministro con la frase “El puente de Londres ha caído”, mientras que el resto de ciudadanos se enterarán del suceso a través de PA Media, la agencia nacional de noticias del Reino Unido e Irlanda.
Entre tanto, la logística del plan exige la coordinación de varios actores. Por un lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores tendrá que controlar la entrada de un número significativo de turistas, el Ministerio del Interior tendrá que crear estrategias para manejar posibles alertas terroristas y, por su parte, el Departamento de Transporte del Reino Unido tendrá que controlar el hacinamiento en la capital.
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