Sin Navalni en el camino, ¿qué desafíos tiene el poder de Putin en Rusia?
La oposición al presidente ruso parece desinflarse sin la presencia simbólica, desde prisión, del fallecido político. Ahora, las elecciones presidenciales podrían tornarse aún más en un neto trámite.
Hugo Santiago Caro
Cerca de cumplirse la primera semana de la muerte del político ruso Alexei Navalni, parece que se va el último ápice de oposición fuerte e independiente que podría tener Vladímir Putin. En otras palabras, la posibilidad de contar con un desafío político para su poderío al frente del Kremlin.
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Cerca de cumplirse la primera semana de la muerte del político ruso Alexei Navalni, parece que se va el último ápice de oposición fuerte e independiente que podría tener Vladímir Putin. En otras palabras, la posibilidad de contar con un desafío político para su poderío al frente del Kremlin.
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De llegar a ser reelegido en las presidenciales venideras en marzo, Putin completaría más de 30 años en el poder, siendo presidente desde 1999 hasta 2008; primer ministro desde 2008 hasta 2012, para luego retomar la presidencia en ese 2012 hasta el día de hoy. Navalni, que permanecía preso desde que regresó a Rusia en 2021 y cuyas causas de muerte siguen sin ser esclarecidas, no era candidato para estas elecciones. Estaba lejos de serlo y de participar en la actual política rusa, ya que estaba recluido en una prisión remota sobre el círculo polar ártico.
Sin embargo, su figura como líder de la oposición rusa (una posición otorgada en su mayoría por la prensa de este lado del mundo, Occidente) sí hacía que la difusa oposición rusa tuviera un referente claro. El otrora candidato a la alcaldía de Moscú en 2013 era la opción más tangible de un contrapoder importante y que, como explica el profesor Vladimir Rouvinski, analista y docente de la Universidad Icesi, no estuviera de alguna forma ligada al Kremlin.
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“La oposición real, cuyo líder sin duda alguna era Navalni, está muy desorganizada, no existe. Intentaron formar un comité, una coordinadora, si se quiere, pero esos intentos no han logrado llegar a ningún resultado. Lo que pierde la oposición hacia el futuro es algo que hasta este momento, sobre todo, era un símbolo de confianza”, explica.
Con este panorama, Rusia enfrenta unas elecciones presidenciales en las que Putin es el candidato más contundente, pues según Statista, para enero último su aprobación como presidente estaba sobre el 85 % de la población. Es el punto más de los últimos dos años, justo a puertas del segundo aniversario de la guerra en Ucrania. También es un índice importante después de que experimentara cierto descenso en cifras en épocas pandémicas, como señala el portal.
Es en este punto, y antes de seguir hablando de elecciones, en el que Rouvinski insiste en que a pesar de que sean unos comicios que cuenten con legitimidad internacional, prefiere señalarlos como un “ritual político”.
“Los lectores podrían quedarse con una idea de que es algo parecido a lo que ocurre en Colombia, que sucede en otros países democráticos, donde existe una oportunidad de elegir efectivamente, con campañas políticas donde las personas pueden conocer a los candidatos, donde los candidatos pueden tener libertad de expresar sus ideas y tener acceso a los espacios mediáticos en el uso de ocurriendo”, señala.
Sin embargo, “en Rusia están prohibiendo ciertos libros de las bibliotecas, están prohibiendo las expresiones culturales, básicamente el Estado se mete en los aspectos de la vida privada de los ciudadanos. Y esto es una característica principal de un régimen totalitario”, explica.
En ese sentido, cabe reseñar que en enero fueron un fenómeno las largas filas que se formaron para respaldar las candidaturas de Boris Nadezhdin, autodenominado candidato de la paz y quien se oponía abiertamente a la invasión en suelo ucraniano. Sin embargo, antes de que pudiera dar la batalla en las urnas, la Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia decidió invalidar a inicios de febrero su candidatura.
Según la CEC, se encontraron errores en más del 15 % de las firmas que presentó el candidato opositor el 31 de enero. “No me rechazas a mí, sino a las decenas de millones de personas que ansían cambios”, dijo entonces Nadezhdin.
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Sin el candidato de la paz en el camino, se reducen aún más las posibilidades de que haya una contienda reñida en los comicios de marzo. Al ser consultado sobre la posibilidad de que Yulia Navalnya entre a alzar las banderas de su esposo, una intención que la viuda anunció a comienzos de esta semana, Rouvinski afirmó no verle mucho futuro.
Argumenta que su esposo hizo fama como opositor dentro de Rusia y haciendo campaña en su fallido intento de llegar a la alcaldía de Moscú; sin embargo, hoy por hoy es muy difícil instalarse dentro de la opinión pública rusa teniendo en cuenta el nivel de control que ejerce el Estado.
Además, Navalnya no está en Rusia, un factor que marca una diferencia con las aspiraciones de Svetlana Tijanóvskaya, quien se enfrentó en las últimas elecciones presidenciales de Bielorrusia contra el presidente Aleksandr Lukashenko.
Tijanóvskaya es esposa del también líder político Serguéi Tijanovski, quien se encuentra preso por cargos de agresión a un policía durante una protesta. Tras su encarcelamiento, Svetlana se lanzó a la presidencia en su lugar e hizo campaña dentro del país.
Putin sigue reforzando su agenda exterior
Mientras se despide a Navalni, Putin envió a su canciller, Serguéi Lavrov, a visitar a sus aliados en Latinoamérica, una región que tradicionalmente ha sido llamada desde Europa como “el patio trasero de Estados Unidos”.
Para Rouvinski, esta visita coincide con la vieja intención, desde el colapso de la Unión Soviética, de mostrarse como un aliado igual de importante en la región a lo que puede llegar a ser Estados Unidos.
El docente menciona el impasse que tuvo Rusia con Ecuador, cuando hace dos semanas impusieron sanciones a la exportación de banano desde el país latinoamericano, poniendo en aprietos acuerdos económicos entre ambos países.
“Moscú logró establecer vínculos de dependencia. Entonces, si bien el volumen no es grande, sí lo es en ciertos sectores y sobre ciertas líneas de importaciones y exportaciones. Si Rusia toca estos vínculos, son muy, pero demasiado, sensibles para los países”, continúa.
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En Venezuela, Lavrov ofreció apoyo al gobierno en un momento en el que Nicolás Maduro endurece su postura hacia la oposición y la sociedad civil de cara a unas elecciones próximas. Estas acciones han llevado a enfrentarse a sanciones económicas por parte de Estados Unidos en sectores petroleros y mineros por no cumplir con los acuerdos alcanzados en los diálogos de Barbados del año pasado.
Venezuela y Rusia firmaron este martes ampliaciones y nuevos acuerdos en términos petroleros y abrieron la puerta a proyectos de energía nuclear.
“Hemos fijado áreas importantes de nuestra cooperación desplegando la ampliación de cooperación en la producción petrolera, desarrollo de yacimientos de gas, agricultura, medicina y farmacéutica”, indicó Lavrov durante una rueda de prensa.
“También consideramos prometedora el área del uso pacífico de energía nuclear, hablamos de este tema hoy, hemos acordado incrementar el volumen de cooperación sobre todos estos ámbitos”.
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