Militares ucranianos operan un cañón autopropulsado 2S3 hacia Bajmut, al este de Ucrania.
Foto: EFE - STRINGER
Están hechos de plástico o de espuma plástica, pesan solo unos cuantos kilogramos y para lanzarlos a menudo basta que un militar los arroje al aire, como si aventara una jabalina.
En una contraofensiva lenta contra las fuerzas rusas que ha estado supeditada a ventajas pequeñísimas, una flota de drones baratos, en su mayoría disponibles en el mercado, está resultando ser una para los ucranianos.
Por Andrew E. Kramer | The New York Times
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