Reservistas ucranianas, decididas a combatir por su país en caso de invasión rusa
Aunque el pánico no es generalizado, hay familias reuniendo provisiones, como comida y ropa de invierno, mientras se mantiene la incertidumbre y la tensión entre Rusia y Occidente.
La reservista ucraniana Mariana Jaglo, de 52 años, saca su fusil de un estuche kaki en el comedor de su casa en Kiev y asegura que no vacilará en defender a su país en caso de invasión rusa.
“No los esperaremos sentadas. Estamos prontas para darles la bienvenida que se merecen”, advierte fríamente esta empleada de marketing, que se alistó en un cuerpo de reservistas hace dos años.
“No estoy sola. Hay muchas como yo en Ucrania. Ningún hombre hará lo que puede hacer una mujer para defender a su familia, a sus hijos. Es una fuerza temible”, afirma esta madre de dos hijas adultas y de un niño de 12 años.
En 2021, pagó “2.000 o 3.000 dólares” -suma considerada una fortuna en uno de los países más pobres de Europa- por un fusil de caza ucraniano modelo Zroyar Z-15 y el material necesario para adaptarlo a un combate.
“Con una mira mecánica y telescópica, soportes y reductor de sonido”, enumera con orgullo la mujer, que siguió también una formación de tiradora de élite.
Su arma, conforme a la legislación, no puede disparar en ráfagas.
Ucrania, una exrepública soviética de 40 millones de habitantes, es teatro de un conflicto entre las autoridades y los separatistas del este, respaldados por Rusia. La guerra se inició en 2014 con la anexión de la península de Crimea por Rusia, y ha dejado más de 13.000 muertos.
Estos últimos meses, la tensión se incrementó y los países occidentales acusan a Putin de haber concentrado unos 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania, preparando una invasión, y amenazan a Moscú con sanciones de gran dureza en caso de que pase a la acción, al tiempo que entregan armas a Kiev.
La reservista ucraniana Mariana Jaglo, de 52 años, saca su fusil de un estuche kaki en el comedor de su casa en Kiev y asegura que no vacilará en defender a su país en caso de invasión rusa.
“No los esperaremos sentadas. Estamos prontas para darles la bienvenida que se merecen”, advierte fríamente esta empleada de marketing, que se alistó en un cuerpo de reservistas hace dos años.
“No estoy sola. Hay muchas como yo en Ucrania. Ningún hombre hará lo que puede hacer una mujer para defender a su familia, a sus hijos. Es una fuerza temible”, afirma esta madre de dos hijas adultas y de un niño de 12 años.
En 2021, pagó “2.000 o 3.000 dólares” -suma considerada una fortuna en uno de los países más pobres de Europa- por un fusil de caza ucraniano modelo Zroyar Z-15 y el material necesario para adaptarlo a un combate.
“Con una mira mecánica y telescópica, soportes y reductor de sonido”, enumera con orgullo la mujer, que siguió también una formación de tiradora de élite.
Su arma, conforme a la legislación, no puede disparar en ráfagas.
Ucrania, una exrepública soviética de 40 millones de habitantes, es teatro de un conflicto entre las autoridades y los separatistas del este, respaldados por Rusia. La guerra se inició en 2014 con la anexión de la península de Crimea por Rusia, y ha dejado más de 13.000 muertos.
Estos últimos meses, la tensión se incrementó y los países occidentales acusan a Putin de haber concentrado unos 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania, preparando una invasión, y amenazan a Moscú con sanciones de gran dureza en caso de que pase a la acción, al tiempo que entregan armas a Kiev.