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El presidente ruso, Vladimir Putin, homenajeó este martes al Ejército que, según él, impidió una “guerra civil” durante la rebelión del grupo paramilitar Wagner, de momento perdonado pero conminado a entregar sus armas pesadas.
Todavía está por ver hasta dónde llegarán las consecuencias de la revuelta de los hombres de Wagner, encabezados por el multimillonario Yevgueni Prigozhin, pero el Kremlin negó este martes que Putin saliera debilitado de esta crisis, la peor ocurrida en más de dos décadas de su mandato.
“Ustedes se opusieron a estos disturbios, cuyo resultado habría sido inevitablemente el caos”, destacó Putin durante una ceremonia ante militares en Moscú. “En la práctica, evitaron una guerra civil”, agregó.
Con semblante serio y la cabeza gacha, el dirigente ruso pidió un minuto de silencio por los pilotos del ejército abatidos durante el motín “cumpliendo con honor su deber”.
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Previamente, el Ministerio ruso de Defensa, muy criticado por el grupo Wagner, había anunciado “preparativos para transferir al Ejército los equipamientos militares pesados de Wagner a las unidades activas de las fuerzas armadas” rusas.
Una medida que parece destinada a neutralizar al grupo Wagner, cuyo dirigente no ha vuelto a aparecer en público desde que terminó el motín fallido, el sábado por la noche.
El lunes, el presidente ruso se mostró satisfecho por haber evitado un “derramamiento de sangre” durante la rebelión, en la que Prigozhin y sus combatientes se apoderaron de varios sitios militares del suroeste del país y avanzaron con sus tanques hacia Moscú.
Denunciando una “traición”, Putin sostuvo que los combatientes de Wagner podían regresar a sus casas, incorporarse al ejército o instalarse en Bielorrusia, cuyo dirigente, Alexander Lukashenko, ejerció como mediador para atajar la crisis.
Algunos analistas y dirigentes occidentales vieron en este inusual gesto de clemencia una muestra de debilidad del presidente ruso. Por ejemplo, Josep Borell, alto comisionado de la Unión Europea, se refirió al episodio al mencionar que Wagner, el “monstruo” que el Kremlin creó, se había vuelto en contra de sus creadores.
Un análisis que el Kremlin rechazó tajantemente.
“No estamos de acuerdo”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Estos acontecimientos han demostrado hasta dónde la sociedad se consolida alrededor del presidente”, recalcó.
Secretos revelados
Desde hace 16 meses que iniciaron las operaciones militares de Rusia en Ucrania no se conocía con seguridad cómo era el financiamiento del Grupo Wagner. Sin embargo, el jefe de Estado dio señales sobre cómo han logrado los efectivos de Wagner mantenerse en el frente y en alguna de las batallas más largas de la guerra durante el último año.
En sus declaraciones de este martes, Putin aclaró que el presupuesto estatal ruso se encargaba de los gastos militares y de manutención de Wagner en el frente y otros puntos estratégicos.
“El mantenimiento del Grupo Wagner corría plenamente a cargo del Estado, del Ministerio de Defensa y las arcas estatales”, dijo Putin en una reunión con militares rusos en el Kremlin. “Nosotros financiamos completamente ese grupo”, insistió.
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Putin precisó que solo “entre mayo de 2022 y mayo de 2023, el Estado asignó 86.000 millones de rublos (unos US$1.014 millones) para el mantenimiento del Grupo Wagner”, compañía militar privada que es ilegal en Rusia.
Mientras, el dueño de la compañía Concord y jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, ganó en un año 80.000 millones de rublos (unos US$945 millones) por el suministro de alimentos al Ejército ruso, señaló.
“Espero que nadie haya robado nada o haya robado poco. Pero, sin duda, nos vamos a ocupar de eso”, aseguró, insinuando una investigación sobre el uso del dinero público por parte de Wagner.
¿Prigozhin en Bielorrusia?
En cambio, Aleksandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia y aliado cercano de Putin, consideró que la rebelión era el resultado de una mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el ejército ruso, que no dejaron de aumentar en los últimos meses.
“La situación se nos fue de las manos, luego pensamos que se resolvería, pero no se resolvió”, declaró Lukashenko a la prensa. “No hay héroes en esta historia”, agregó.
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Los amotinados constataron además que “el ejército y el pueblo no estaban de su lado”, insistió Putin.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que había tejido estrechos lazos con Putin antes del conflicto en Ucrania, consideró que el poder del presidente ruso seguía siendo “estable” y que la rebelión “no significó gran cosa”.
En su único mensaje de audio difundido desde que terminó la revuelta, Prigozhin negó el lunes haber intentado “derrocar el poder” y aseguró que lo único que quería era “salvar” a su grupo, en riesgo de ser absorbido por el ejército.
De momento se desconoce su paradero. Algunos medios bielorrusos informaron que un jet privado de Prigozhin aterrizó el martes por la mañana en Bielorrusia, pero ni las autoridades ni el propio Prigozhin lo confirmaron.
Caso cerrado
En una muestra de que Prigozhin y el Kremlin llegaron a un acuerdo, los servicios de seguridad rusos (FSB) anunciaron el martes que retiraban los cargos contra Wagner por “alzamiento armado”.
Una actitud indulgente que contrasta con la implacable represión contra cualquier opositor o persona anónima que denuncie la ofensiva militar en Ucrania, y más teniendo en cuenta que el propio Putin reconoció que en la rebelión murieron pilotos del ejército ruso.
La rebelión llevó a Lukashenko a ordenar a su ejército que se mantuviera “preparado para el combate”, según dijo el mandatario bielorruso este martes.
Algunos analistas también estiman que la sublevación podría debilitar a las fuerzas rusas en Ucrania y que podría beneficiar al ejército de Kiev en su contraofensiva.
El martes, Putin aseguró que el ejército ruso no tuvo que desplegar a ningún soldado presente en territorio ucraniano para hacer frente a la rebelión.
“No tuvimos que retirar a las unidades de combate de la zona de la operación militar especial”, afirmó.
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