Explosiones y disparos sacuden Jartum, capital de Sudán
Los enfrentamientos de este sábado, entre grupos paramilitares y el ejército regular estatal, han dejado al menos tres personas muertas. Las últimas semanas han estado marcadas por tensiones entre los dos generales que protagonizaron el golpe de octubre de 2021, que puso fin a la transición de Sudán hacia un gobierno civil.
Tres civiles murieron en Sudán en los enfrentamientos que estallaron a primera hora de este sábado entre el ejército regular y paramilitares, según el sindicato oficial de médicos.
“Dos civiles murieron en el aeropuerto de Jartum y uno en El Obeid, capital del Estado de Kordofán del Norte”, anunció en Twitter este sindicato. Al menos nueve civiles resultaron heridos en Omdurmán, en las afueras de la capital Jartum, según la misma fuente.
Los paramilitares de Sudán afirmaron este sábado que controlan el palacio presidencial y el aeropuerto internacional en Jartum, la capital, sacudida por disparos y explosiones, en un contexto de rivalidad entre los dos generales que protagonizaron el golpe de 2021. Se trata del jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y el jefe de los paramilitares de las FAR, Mohamed Hamdan Daglo, conocido como “Hemedti”.
Los desacuerdos se basan, principalmente, en el futuro de los paramilitares y su integración dentro de las Fuerzas Armadas.
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El grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) hizo un llamado a la población y a los soldados a levantarse contra el ejército, dirigido por el general Burhan, también dirigente de facto de Sudán desde el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021.
Durante el golpe de hace dos años, Hemedti y Burhan habían unido sus fuerzas para expulsar a los civiles del poder. Pero con el tiempo las tensiones entre ambos hombres fueron creciendo.
Desde hace días circulaban rumores sobre un enfrentamiento inminente entre ambos bandos. El sábado, Jartum amaneció sacudida por explosiones y disparos con armas pesadas y ligeras.
Horas después, las FAR anunciaron la toma del aeropuerto internacional de Jartum, en pleno centro de la capital, del palacio presidencial, de un aeropuerto del norte del país y de “otras bases en diversas provincias”.
En un comunicado llamaron a los habitantes a unirse a ellas “para proteger la patria y las ganancias de la revolución”, en referencia a la revuelta popular que derrocó al dictador Omar al Bashir en 2019.
Asimismo, dirigiéndose a los militares, aseguraron que no les apuntan a ellos, sino a su Estado Mayor, “que los utiliza para permanecer en su trono, aunque ello suponga poner en riesgo la estabilidad del país”.
Los habitantes de Jartum están atrincherados en sus casas. “Como todos los sudaneses, estamos bajo resguardo”, escribió en Twitter el embajador estadounidense John Godfrey.
“La escalada de tensiones entre militares, hasta el enfrentamiento directo, es extremamente peligrosa. Hago un llamamiento a los altos mandos militares para que pongan fin inmediatamente a los enfrentamientos”, añadió.
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Impase
El ejército regular denunció “mentiras” y acusó a las FAR de haber iniciado las hostilidades. “Los combates comenzaron cuando las FAR atacaron bases del ejército en Jartum y en otros lugares de Sudán”, dijo el general Nabil Abdalá, portavoz del ejército. El ejército “cumple con su deber de proteger la patria”, agregó.
Las FAR, que agrupan a los exmilicianos de la guerra de Darfur, dijeron, en cambio, que fueron “sorprendidos por la mañana por la llegada de un gran contingente del ejército que asedió su campamento en Soba”, en el sur de Jartum, que los “atacó con todo tipo de armas pesadas y ligeras”.
El jueves, el ejército ya denunció un “peligroso” despliegue de paramilitares en Jartum y otras ciudades de Sudán “sin la aprobación ni la coordinación con el mando de las Fuerzas Armadas”.
Aunque el ejército no rechaza su integración, quiere imponer sus condiciones y limitar su incorporación en el tiempo. El general Daglo, por su parte, exige una amplia inclusión y, sobre todo, un puesto para él en el Estado Mayor.
Esta disputa bloquea la transición democrática exigida por la comunidad internacional para reanudar su ayuda a Sudán, uno de los países más pobres del mundo.
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El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, pidió un cese inmediato de la violencia en Sudán. “Instamos a todos los actores a cesar inmediatamente toda violencia”, dijo Blinken en su cuenta de Twitter, agregando que estaba “profundamente preocupado” por el conflicto.
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Tres civiles murieron en Sudán en los enfrentamientos que estallaron a primera hora de este sábado entre el ejército regular y paramilitares, según el sindicato oficial de médicos.
“Dos civiles murieron en el aeropuerto de Jartum y uno en El Obeid, capital del Estado de Kordofán del Norte”, anunció en Twitter este sindicato. Al menos nueve civiles resultaron heridos en Omdurmán, en las afueras de la capital Jartum, según la misma fuente.
Los paramilitares de Sudán afirmaron este sábado que controlan el palacio presidencial y el aeropuerto internacional en Jartum, la capital, sacudida por disparos y explosiones, en un contexto de rivalidad entre los dos generales que protagonizaron el golpe de 2021. Se trata del jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y el jefe de los paramilitares de las FAR, Mohamed Hamdan Daglo, conocido como “Hemedti”.
Los desacuerdos se basan, principalmente, en el futuro de los paramilitares y su integración dentro de las Fuerzas Armadas.
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El grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) hizo un llamado a la población y a los soldados a levantarse contra el ejército, dirigido por el general Burhan, también dirigente de facto de Sudán desde el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021.
Durante el golpe de hace dos años, Hemedti y Burhan habían unido sus fuerzas para expulsar a los civiles del poder. Pero con el tiempo las tensiones entre ambos hombres fueron creciendo.
Desde hace días circulaban rumores sobre un enfrentamiento inminente entre ambos bandos. El sábado, Jartum amaneció sacudida por explosiones y disparos con armas pesadas y ligeras.
Horas después, las FAR anunciaron la toma del aeropuerto internacional de Jartum, en pleno centro de la capital, del palacio presidencial, de un aeropuerto del norte del país y de “otras bases en diversas provincias”.
En un comunicado llamaron a los habitantes a unirse a ellas “para proteger la patria y las ganancias de la revolución”, en referencia a la revuelta popular que derrocó al dictador Omar al Bashir en 2019.
Asimismo, dirigiéndose a los militares, aseguraron que no les apuntan a ellos, sino a su Estado Mayor, “que los utiliza para permanecer en su trono, aunque ello suponga poner en riesgo la estabilidad del país”.
Los habitantes de Jartum están atrincherados en sus casas. “Como todos los sudaneses, estamos bajo resguardo”, escribió en Twitter el embajador estadounidense John Godfrey.
“La escalada de tensiones entre militares, hasta el enfrentamiento directo, es extremamente peligrosa. Hago un llamamiento a los altos mandos militares para que pongan fin inmediatamente a los enfrentamientos”, añadió.
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Las FAR, que agrupan a los exmilicianos de la guerra de Darfur, dijeron, en cambio, que fueron “sorprendidos por la mañana por la llegada de un gran contingente del ejército que asedió su campamento en Soba”, en el sur de Jartum, que los “atacó con todo tipo de armas pesadas y ligeras”.
El jueves, el ejército ya denunció un “peligroso” despliegue de paramilitares en Jartum y otras ciudades de Sudán “sin la aprobación ni la coordinación con el mando de las Fuerzas Armadas”.
Aunque el ejército no rechaza su integración, quiere imponer sus condiciones y limitar su incorporación en el tiempo. El general Daglo, por su parte, exige una amplia inclusión y, sobre todo, un puesto para él en el Estado Mayor.
Esta disputa bloquea la transición democrática exigida por la comunidad internacional para reanudar su ayuda a Sudán, uno de los países más pobres del mundo.
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