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Japón planea desplegar misiles de largo alcance en la isla sureña de Kyushu en 2026, como parte de sus “capacidades de contraataque” en caso de un ataque, según informaron fuentes gubernamentales a la agencia Kyodo News. Estas medidas surgen en un contexto de crecientes tensiones en la región y dudas sobre el compromiso de Estados Unidos con sus acuerdos de seguridad.
Los misiles, con un alcance estimado de 1.000 kilómetros, tendrían la capacidad de alcanzar objetivos en Corea del Norte y en la costa de China. Se prevé su despliegue en dos bases que ya cuentan con baterías de misiles en Kyushu, lo que fortalecería la defensa de la cadena de islas de Okinawa, una región estratégica clave.
Japón: refuerzo militar en respuesta a las amenazas
El gobierno japonés ha justificado esta decisión como una respuesta a las crecientes amenazas de China y Corea del Norte. “Dado el aumento de la amenaza, es natural que Japón refuerce sus sistemas de defensa con armas más efectivas”, afirmó Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui.
El gobierno japonés ha evitado desplegar estos misiles en las islas de Okinawa, que se encuentran a solo 110 kilómetros de Taiwán, para no provocar a China. Sin embargo, la región ya alberga baterías de misiles de corto alcance.
Inquietudes sobre el apoyo de Estados Unidos
El debate sobre el refuerzo militar de Japón también está marcado por la incertidumbre respecto al compromiso de Estados Unidos con la seguridad de sus aliados. El presidente Donald Trump ha criticado el tratado de seguridad entre ambos países, asegurando que el acuerdo es “no recíproco” y que “Japón no tiene la obligación de proteger a EE. UU.”.
El tratado, firmado en 1951 cuando Japón estaba bajo ocupación estadounidense, limita la acción militar japonesa debido al artículo 9 de su Constitución, el cual prohíbe el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales. Sin embargo, la presión de Washington podría llevar a Japón a replantearse su política de seguridad.
Bases seleccionadas y el futuro de la seguridad japonesa
Las bases del Ejército de Autodefensa de Tierra en Camp Yufuin (Oita) y Camp Kengun (Kumamoto) en Kyushu son los sitios considerados para albergar los nuevos misiles. Según informes, estos sistemas serán versiones mejoradas de los misiles guiados antibuque Tipo-12.
Robert Dujarric, de la Universidad de Temple en Tokio, considera que la relación entre EE. UU. y Japón está en una situación preocupante. “Incluso si China atacara Japón, no hay garantía de que EE. UU. bajo Trump intervenga. Eso es un gran problema”, señaló.
Ante este panorama, algunos expertos creen que Japón debería reevaluar su política de defensa y considerar nuevas estrategias ante la posibilidad de un menor respaldo militar estadounidense.
El debate sobre la expansión militar japonesa sigue abierto, y aunque el pacifismo ha sido una doctrina central desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las crecientes amenazas regionales podrían llevar al país a fortalecer sus capacidades defensivas.
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