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Las reflexiones del expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, se han convertido en un faro de reconciliación y humanidad en todo el mundo. En entrevista con El Espectador, el exmandatario manifestó su posición con respecto al Paro Nacional y envió un mensaje no solo a las personas que están manifestándose, sino a las personas más jóvenes que viven de otra forma el momento histórico por el que atraviesa el país.
Mensaje a las personas que están manifestándose
Me hago cargo de la situación a la distancia. Colombia tiene una historia muy dura, trágica, que está seguramente metida en la cultura somática de una sociedad, a la cual se suman los problemas contemporáneos duros de nuestra América Latina: desigualdad creciente, pero en un mundo cada vez más rico, aparece la riqueza más concentrada y genera como una llama, como una explosión. No la lacerante desigualdad, sino la creciente conciencia en las nuevas generaciones de la dolorosa desigualdad.
¿Por qué? Porque las sociedades contemporáneas pierden la resignación, pierden aquel tranco cansino, casi medieval, cuando soportaban y soportaban. Por otro lado, las mieles de la modernidad, el desarrollo tecnológico, desparraman una serie de apetencias que están metidas en la sociedad de mercado que están bombardeando permanentemente, y entonces la desigualdad se transforma en una sensación insoportable, particularmente para la gente joven y mucho más para la gente joven con cierto grado de cultura, estudiantes universitarios, gente de la secundaria.
Esos son cambios que nos comprometen. Y después, está la historia de Colombia, que, por supuesto, ha vivido de todo, desde aquella muerte de Gaitán para adelante, que ha dejado su rastro hasta hoy.
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Me doy cuenta de las dificultades que ha tenido un proceso de paz, hay una fuerte resistencia, a veces cultural, pero en otros casos de intereses que no comulgan mucho con la paz, o que se han acostumbrado a vivir en semiguerra y en las tensiones de la sociedad.
En ese panorama se da esta cuestión que expresa también la desigualdad, pero al estilo colombiano. Al final, la respuesta siempre es política, de alta política, de política que cambie algunos horizontes, y eso significa la construcción de fuerzas colectivas, que les sirvan de herramienta para que la sociedad pueda hacer frente a un tiempo de cambios, que están cantados… repartir un poco mejor la torta.
Pero claro, no tienen por qué los jóvenes entender con claridad estas cosas, están haciendo su propia experiencia y la paciencia de construir colectivos, partidos, movimientos, o llámese como quiera, de herramientas que les permitan luchar por cambios en las relaciones de poder, es difícil, no es mágica, no se logra de un día para otro y naturalmente la gente pierde la paciencia y sale a las calles y por eso la desgracia que se está produciendo.
Para colmo, daría la impresión de que el Gobierno ha errado, esto no se arregla con propuestas represivas, no se resuelve aplastando, se resuelve entendiendo que hay reclamos a los que hay que abrirles puertas de esperanza. Sé que ningún gobierno hace magia ni tiene todas las soluciones en la mano. Desde el punto de vista de las manifestaciones, necesariamente hay siempre hay un grupo de gente que se pasa de la raya, que comete el error de caer en la violencia, crea condiciones para que “justifiquen” la respuesta dura, y entonces estamos en una lógica infernal.
Vuelvo a decir, a la larga, esto necesita respuestas de carácter político. No parece que el Gobierno abra una puerta para empezar a negociar alguna de esas transformaciones. Quizá los cambios necesitan más tiempo y una fuerza política meramente organizada, que va más allá de manifestaciones en la calle, que les pueda dar una alternativa, una esperanza, a las grandes mayorías del pueblo colombiano. Esto, visto de lejos, cometo el error de poder equivocarme a la distancia…
Por eso, la cosa es una larga lucha. No quiero mentirle a la gente. No hay una solución a la vuelta de la esquina, pero hay esperanza. Hemos estado tapados de dictadura, sin poder abrir la boca; hemos tenido en esta América Latina esclavos perseguidos por ejércitos de esclavos, a los tropezones, con caídas, pero se va avanzando en la medida en que hay gente que dedica su vida a construir fuerzas colectivas que pueden abrir un camino de esperanza al pueblo.
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Pero eso significa que hay que cultivar también mucho el sentido de la unidad, y no creer que uno tiene la verdad absoluta. Hay que tratar de juntar a la mayor cantidad de gente posible en esta lucha. No es sencillo, porque hay muchos obstáculos y algunos son los medios contemporáneos que operan en la conciencia subliminal de la gente.
El camino frente a los abusos por parte de la autoridad
Creo que hay una resistencia con las manos. Hay una resistencia pacífica, que es durísima. Un pueblo que no se deje estropear le crea una crisis a un gobierno que tiene que intentar dar una respuesta positiva. Yo no creo que pueda resistir un mes o dos meses una Colombia bloqueada, con dificultad de abastecimiento, con esto o con lo otro, tiene que haber un desenlace político, por lo menos de abrir un diálogo y un camino de esperanza. Lo imposible cuesta un poco más, dicen los asiáticos.
Consejo para las personas más jóvenes
Que la vida es hermosa y vale la pena vivirla, pero vivirla no para pagar cuentas nada más. En una gran avenida de Bogotá donde pasan muchos autos y tú no puedes evitar que pasen, pero tienes que aprender a cruzar la calle, sin que te atropellen. Esa es la imagen de la vida. Tú no puedes cambiar el mundo, pero puedes manejar tu conciencia y puedes lograr que el mundo no te arrastre con una campaña de marketing. No, es posible aprender a vivir con sobriedad y lo necesario, y garantizarte tiempo para vivir. ¿Y qué es vivir? Gastarte parte de ese tiempo en aquellas cosas que te gratifican, sin joder a otro. La libertad no se ejerce cuando voy a cumplir una obligación, la libertad se ejerce cuando gasto tiempo de mi vida, que no puedo reponer, en algo que me gusta, sin ofender a nadie.
Lo que más nos gusta a los seres humanos es cultivar los afectos con otros seres vivos. A veces, puede ser otro ser humano, si sos joven, hay que darle tiempo al amor, pero hasta acariciar una mascota es una satisfacción afectiva. ¿Por qué? Porque los afectos no los dan solo las cosas vivas, las cosas inertes cuando te sugieren afecto no son por sí mismas, son un rebote de tu propio afecto, como yo, que guardé un martillo que era de mi padre, el martillo es insensible, pero soy yo quien le transfiero esa sensibilidad. Por eso vuelvo a lo que te dije de vivir con causa, elegí un rumbo que puede ser el de la investigación científica, puede ser el deporte, puede ser lo que fuere, pero elegí un rumbo.
En el caso de los luchadores sociales, algunos creen que somos gente sacrificada, sacrificados son los que viven para pagar cuentas, los que gastan su vida pagando créditos… porque no puedes ir a un supermercado y comprar años de vida, la vida se te va y en realidad tú no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida que gastaste para tener esa plata… si te vuelves muy gastador y no sabes vivir con sobriedad vas a tener que enajenar mucho tiempo de tu vida por esa plata y no te va a quedar tiempo para cultivar los afectos para tu cariño, para tus hijos, para tus amigos y puedes caer en esa cosa… yo no quiero que a mi hijo le falte nada, puede que no, pero le terminas faltando tú, porque nunca tienes tiempo para andar por un sendero de la mano con tu hijo. No te olvides que estás hablando con un viejo estoico.