Las vidas que se lleva el Río Bravo, la ruta más peligrosa para llegar a EE. UU.
Las organizaciones humanitarias lo han advertido: el Río Bravo es una de los pasos migrantes más peligrosos para llegar a Estados Unidos. Mariana, de 4 años, y Jesús David, de 6, fueron arrastrados por la corriente del Río Bravo, en México. Su mamá, quien logró llegar a un refugio en Nueva York, no sabe nada de los niños.
El río Bravo es la frontera natural entre Estados Unidos y México más peligrosa de todas; miles de migrantes que han superado todo tipo de obstáculos para llegar a suelo estadounidense ven cómo sus vidas se ahogan en un intento por cruzarlo.
Agentes de la Patrulla Fronteriza han grabado como hombres, mujeres y niños que van cruzando por la zona no tan profunda del río son repentinamente arrastrados por la corriente y aunque luchan desesperadamente por nadar contra corriente, pronto se debilitan y se entregan al caudal que los arrastra. Eso parece ser lo que pasó con Mariana, de 4 años, y Jesús David, de 6, dos niños colombianos que buscaban llegar a suelo estadounidense pero que fueron arrancados de la mano de su madre por la corriente.
📝 Sugerimos: La historia de dos niños colombianos que desaparecieron en el Río Bravo
Yinni Paola Galán Erazo, según sus familiares, relata cómo los dos niños fueron arrastrados por la corriente y no supo más de ellos; ella logró salir y fue trasladada a un refugio en Nueva York en donde recibe atención; pero está desconsolada. Espera que como otras historias, la suya termine bien; le han contado que, a veces, el río devuelve lo que se lleva y muchos migrantes han aparecido en algún lugar de los más de 3.000 kilómetros por los que se extiende el quinto río más grande de Norteamérica; otras no.
El Río Bravo pasa por cinco estados de México (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango) y por tres de EE. UU., (Colorado, Nuevo México y Texas).
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Jason de León, investigador de la Universidad de California, ha documentado muchas muertes en este paso fronterizo, quizás el más peligroso para llegar a Estados Unidos. Relataba a BBC que desde 1990 miles de personas han muerto ahogadas, pero no todo se documenta. Es la ruta de los olvidados.
En un artículo de The New York Times se registró como miles de personas durante años intentan cruzar el río en balsas improvisadas; advertidas que el río no es profundo, pero sí traicionero. Muchas se vuelcan.
Ahora con un flujo aumentado de migrantes, muchos se lanzan a nado, porque les dicen, que si puedes nadar, en 10 minutos consigues cruzar al otro lado. Datos de la Organización Internacional para las Migraciones son lamentable: en 2022, 686 migrantes murieron (los registros hablan de muchos ahogamientos) intentando cruzar la frontera y registran ese año como el más mortífero.
En octubre, la prensa colombiana registraba cómo Abel Consuegra, de 32 años, murió intentando cumplir el sueño americano. Después de llegar a Cancún, pasar por Monterrey luego Coahuila, el río se llevo al colombiano y otros migrantes que intentaron cruzar el río Bravo. Esta vez es el caso de los hijos de Yinni Paola, oriunda de Santander. Los hechos ocurrieron el domingo 12 de noviembre y hoy se siguen buscando algún rastro de sus hijos.
El sector Del Río de la Patrulla Fronteriza, que incluye a Eagle Pass, es el corredor más concurrido para los cruces ilegales: los agentes informan que se han multiplicado las detenciones que el año pasado; en segundo lugar, se ubica Rio Grande Valley. Lo que explican los agentes estadounidenses es que, a pesar, de que el Río Bravo tiene en algunos sectores apenas 90 centímetros de profundidad, de repente puede tener hasta 1,5 metros… Es especialmente engañoso y sus condiciones pueden cambiar de súbito.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Jason Owens, del sector de Del Rio, le dijo a Los Angeles Times, que a pesar de las corrientes peligrosas de las lluvias recientes, los agentes de la Patrulla Fronteriza en el sector continúan hallando grupos de hasta 100 o 200 personas que intentan cruzar el río diariamente. “En un esfuerzo por evitar más pérdidas de vidas, les pedimos a todos que eviten cruzar sin autorización legal”, dijo la Patrulla en un comunicado. Lo dice en español, pues es un cruce muy popular para migrantes de Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Una vez que cruzan el río Bravo y pisan suelo estadounidense, los migrantes son puestos bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza. Son procesados en centros de inmigración que fueron construidos para detener a los migrantes que luego serían deportados. El sueño igual termina.
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El río Bravo es la frontera natural entre Estados Unidos y México más peligrosa de todas; miles de migrantes que han superado todo tipo de obstáculos para llegar a suelo estadounidense ven cómo sus vidas se ahogan en un intento por cruzarlo.
Agentes de la Patrulla Fronteriza han grabado como hombres, mujeres y niños que van cruzando por la zona no tan profunda del río son repentinamente arrastrados por la corriente y aunque luchan desesperadamente por nadar contra corriente, pronto se debilitan y se entregan al caudal que los arrastra. Eso parece ser lo que pasó con Mariana, de 4 años, y Jesús David, de 6, dos niños colombianos que buscaban llegar a suelo estadounidense pero que fueron arrancados de la mano de su madre por la corriente.
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Yinni Paola Galán Erazo, según sus familiares, relata cómo los dos niños fueron arrastrados por la corriente y no supo más de ellos; ella logró salir y fue trasladada a un refugio en Nueva York en donde recibe atención; pero está desconsolada. Espera que como otras historias, la suya termine bien; le han contado que, a veces, el río devuelve lo que se lleva y muchos migrantes han aparecido en algún lugar de los más de 3.000 kilómetros por los que se extiende el quinto río más grande de Norteamérica; otras no.
El Río Bravo pasa por cinco estados de México (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango) y por tres de EE. UU., (Colorado, Nuevo México y Texas).
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Jason de León, investigador de la Universidad de California, ha documentado muchas muertes en este paso fronterizo, quizás el más peligroso para llegar a Estados Unidos. Relataba a BBC que desde 1990 miles de personas han muerto ahogadas, pero no todo se documenta. Es la ruta de los olvidados.
En un artículo de The New York Times se registró como miles de personas durante años intentan cruzar el río en balsas improvisadas; advertidas que el río no es profundo, pero sí traicionero. Muchas se vuelcan.
Ahora con un flujo aumentado de migrantes, muchos se lanzan a nado, porque les dicen, que si puedes nadar, en 10 minutos consigues cruzar al otro lado. Datos de la Organización Internacional para las Migraciones son lamentable: en 2022, 686 migrantes murieron (los registros hablan de muchos ahogamientos) intentando cruzar la frontera y registran ese año como el más mortífero.
En octubre, la prensa colombiana registraba cómo Abel Consuegra, de 32 años, murió intentando cumplir el sueño americano. Después de llegar a Cancún, pasar por Monterrey luego Coahuila, el río se llevo al colombiano y otros migrantes que intentaron cruzar el río Bravo. Esta vez es el caso de los hijos de Yinni Paola, oriunda de Santander. Los hechos ocurrieron el domingo 12 de noviembre y hoy se siguen buscando algún rastro de sus hijos.
El sector Del Río de la Patrulla Fronteriza, que incluye a Eagle Pass, es el corredor más concurrido para los cruces ilegales: los agentes informan que se han multiplicado las detenciones que el año pasado; en segundo lugar, se ubica Rio Grande Valley. Lo que explican los agentes estadounidenses es que, a pesar, de que el Río Bravo tiene en algunos sectores apenas 90 centímetros de profundidad, de repente puede tener hasta 1,5 metros… Es especialmente engañoso y sus condiciones pueden cambiar de súbito.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Jason Owens, del sector de Del Rio, le dijo a Los Angeles Times, que a pesar de las corrientes peligrosas de las lluvias recientes, los agentes de la Patrulla Fronteriza en el sector continúan hallando grupos de hasta 100 o 200 personas que intentan cruzar el río diariamente. “En un esfuerzo por evitar más pérdidas de vidas, les pedimos a todos que eviten cruzar sin autorización legal”, dijo la Patrulla en un comunicado. Lo dice en español, pues es un cruce muy popular para migrantes de Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Una vez que cruzan el río Bravo y pisan suelo estadounidense, los migrantes son puestos bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza. Son procesados en centros de inmigración que fueron construidos para detener a los migrantes que luego serían deportados. El sueño igual termina.
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