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El gobierno laborista de Keir Starmer intentó este domingo convencer de su capacidad para frenar las violentas protestas alentadas por la extrema derecha, tras otra jornada de enfrentamientos el sábado en varias ciudades con casi un centenar de arrestos.
Los disturbios, a veces dirigidos contra mezquitas o lugares de alojamiento para solicitantes de asilo, comenzaron después de que se propagaran rumores en las redes sociales, difundidos por influencers de extrema derecha, sobre la nacionalidad y religión del presunto agresor que mató a tres niñas el lunes en la ciudad de Southport, en el noroeste de Inglaterra.
El sábado las manifestaciones organizadas en varias decenas de ciudades degeneraron en numerosos lugares, especialmente en Liverpool (noroeste), Hull (noreste), Belfast (Irlanda del Norte) y Leeds (norte).
Hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías, así como con contramanifestantes movilizados a instancias de asociaciones antirracistas. Varios policías resultaron heridos, informaron las policías locales.
Las fuerzas policiales indicaron el domingo haber arrestado a más de 90 personas hasta el momento, 23 en Liverpool, 20 en Hull, 20 en Blackpool (noroeste) y 14 en Bristol (suroeste). Hay más manifestaciones previstas en la jornada de hoy.
Se trata del tercer día de violencia después de los disturbios que estallaron en Sunderland (noreste) el viernes, en varias ciudades, incluyendo Londres, el miércoles, y en Southport el martes, al día siguiente del ataque con cuchillo.
El país no había visto un estallido de violencia similar desde 2011, tras la muerte de un joven mestizo, Mark Duggan, asesinado por la policía en el norte de Londres, destacan los medios británicos.
“Ya es suficiente”
Un mes después de asumir el poder, Starmer enfrenta su primera crisis, en un tema especialmente sensible, ya que durante la campaña los conservadores acusaron a los laboristas de ser laxos en materia de seguridad e inmigración.
Desde el lunes multiplica los mensajes de firmeza y las garantías de apoyo a las fuerzas policiales contra lo que describe como “odio de extrema derecha”, acusando a los manifestantes de ser “matones”.
Después de una reunión de emergencia con sus principales ministros el sábado, advirtió que su gobierno apoyaría a la policía para que tomara “todas las medidas necesarias para mantener las calles seguras”.
Consultada sobre la posibilidad de recurrir al ejército la ministra encargada de la policía, Diana Johnson, aseguró el domingo en la BBC que las fuerzas del orden “tienen todos los recursos necesarios”.
En las manifestaciones, organizadas bajo el lema “Enough is enough” (Ya es suficiente), se gritan consignas antiinmigración e islamófobas mientras se ondeaban banderas inglesas.
Aunque las condenas a la violencia son unánimes, empiezan a surgir críticas contra el gobierno.
La exministra conservadora del Interior, Priti Patel, opinó en X que el gobierno “corre el riesgo de parecer arrastrado por los acontecimientos en lugar de mantener el control”.
“En las últimas dos semanas, bajo los laboristas, hemos tenido ataques con cuchillo contra personas inocentes, peleas callejeras con machetes, disturbios y violencia en manifestaciones”, afirmó en X el partido antiinmigración Reform UK, acusando al Partido Laborista de ser “laxo con los criminales”.
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