“Lo imposible cuesta un poco más” y otras 10 frases de Pepe Mujica sobre el Paro Nacional
Uno de los mensajes que envió el expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, es que si bien es un camino largo el que vive Colombia, todavía hay esperanza.
Diego Aretz
El expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica, habló con El Espectador sobre el Paro Nacional en Colombia y explicó que, aunque el camino hacia el consenso será largo, todavía hay esperanza. Desde la distancia analizó el momento histórico por el que pasa el país y dio consejos a las personas que están hoy en las calles. A continuación algunas de las frases más importantes:
“Me hago cargo de la situación a la distancia. Colombia tiene una historia muy dura, trágica, que está seguramente metida en la cultura somática de una sociedad, a la cual se suman los problemas contemporáneos duros de nuestra América Latina: desigualdad creciente, pero en un mundo cada vez más rico, aparece la riqueza más concentrada y genera como una llama, como una explosión”.
“Porque las sociedades contemporáneas pierden la resignación, pierden aquel tranco cansino, casi medieval, cuando soportaban y soportaban”.
Puede leer: Pepe Mujica, Paro Nacional y su opinión sobre venezolanos en Colombia
“Daría la impresión de que el Gobierno ha errado, esto no se arregla con propuestas represivas, no se resuelve aplastando, se resuelve entendiendo que hay reclamos a los que hay que abrirles puertas de esperanza. Sé que ningún gobierno hace magia ni tiene todas las soluciones en la mano”.
“Al final, la respuesta siempre es política, de alta política, de política que cambie algunos horizontes, y eso significa la construcción de fuerzas colectivas, que les sirvan de herramienta para que la sociedad pueda hacer frente a un tiempo de cambios, que están cantados”.
“No parece que el Gobierno abra una puerta para empezar a negociar alguna de esas transformaciones. Quizá los cambios necesitan más tiempo y una fuerza política meramente organizada, que va más allá de manifestaciones en la calle, que les pueda dar una alternativa”.
“No quiero mentirle a la gente. No hay una solución a la vuelta de la esquina, pero hay esperanza”.
“Las revoluciones siempre son esfuerzos de los pueblos, pero necesitan expresarse políticamente. Ahí está el asunto. Es que multitudes que se han movido desesperadamente ha habido muchas en la historia, pero dar los pasos como para construir una nueva realidad necesita una construcción, y ahí es donde está la mayor dificultad”.
Puede leer: “Sobra fuerza para un estallido, falta la paciencia para la organización”
“Vivir con una causa es darle un contenido a la vida. De lo contrario, en nuestra vida nos volvemos pagadores de cuentas, pagadores de crédito, absorbidos por la sociedad consumista… Porque vas a envejecer, si te dejan, y el problema es que no envejezcas traicionando lo que llevas dentro”.
Yo me doy cuenta, porque fui joven, de que en las manifestaciones populares es muy fácil que haya gente joven que haga algún desaguisado. Esas cosas pueden pasar, son inevitables, porque cuando se mueven multitudes no existe la prolijidad, pero cuando se saca el poder policial y militar a la calle, a reprimir, se prende una mecha incendiaria, que es muy difícil que tenga retorno.
Creo que la mejor respuesta es no sacar la fuerza a la calle y pedirle a la gente que se controle a sí misma. Creo que las organizaciones populares tienen poder para eso. Pero ahora la cosa está desmadrada, porque hay muertos, hay desaparecidos y esto es una espiral que no sé cómo se puede apagar.
El expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica, habló con El Espectador sobre el Paro Nacional en Colombia y explicó que, aunque el camino hacia el consenso será largo, todavía hay esperanza. Desde la distancia analizó el momento histórico por el que pasa el país y dio consejos a las personas que están hoy en las calles. A continuación algunas de las frases más importantes:
“Me hago cargo de la situación a la distancia. Colombia tiene una historia muy dura, trágica, que está seguramente metida en la cultura somática de una sociedad, a la cual se suman los problemas contemporáneos duros de nuestra América Latina: desigualdad creciente, pero en un mundo cada vez más rico, aparece la riqueza más concentrada y genera como una llama, como una explosión”.
“Porque las sociedades contemporáneas pierden la resignación, pierden aquel tranco cansino, casi medieval, cuando soportaban y soportaban”.
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“Daría la impresión de que el Gobierno ha errado, esto no se arregla con propuestas represivas, no se resuelve aplastando, se resuelve entendiendo que hay reclamos a los que hay que abrirles puertas de esperanza. Sé que ningún gobierno hace magia ni tiene todas las soluciones en la mano”.
“Al final, la respuesta siempre es política, de alta política, de política que cambie algunos horizontes, y eso significa la construcción de fuerzas colectivas, que les sirvan de herramienta para que la sociedad pueda hacer frente a un tiempo de cambios, que están cantados”.
“No parece que el Gobierno abra una puerta para empezar a negociar alguna de esas transformaciones. Quizá los cambios necesitan más tiempo y una fuerza política meramente organizada, que va más allá de manifestaciones en la calle, que les pueda dar una alternativa”.
“No quiero mentirle a la gente. No hay una solución a la vuelta de la esquina, pero hay esperanza”.
“Las revoluciones siempre son esfuerzos de los pueblos, pero necesitan expresarse políticamente. Ahí está el asunto. Es que multitudes que se han movido desesperadamente ha habido muchas en la historia, pero dar los pasos como para construir una nueva realidad necesita una construcción, y ahí es donde está la mayor dificultad”.
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“Vivir con una causa es darle un contenido a la vida. De lo contrario, en nuestra vida nos volvemos pagadores de cuentas, pagadores de crédito, absorbidos por la sociedad consumista… Porque vas a envejecer, si te dejan, y el problema es que no envejezcas traicionando lo que llevas dentro”.
Yo me doy cuenta, porque fui joven, de que en las manifestaciones populares es muy fácil que haya gente joven que haga algún desaguisado. Esas cosas pueden pasar, son inevitables, porque cuando se mueven multitudes no existe la prolijidad, pero cuando se saca el poder policial y militar a la calle, a reprimir, se prende una mecha incendiaria, que es muy difícil que tenga retorno.
Creo que la mejor respuesta es no sacar la fuerza a la calle y pedirle a la gente que se controle a sí misma. Creo que las organizaciones populares tienen poder para eso. Pero ahora la cosa está desmadrada, porque hay muertos, hay desaparecidos y esto es una espiral que no sé cómo se puede apagar.