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Un tribunal condenó a cadena perpetua a Anwar Raslan, excoronel de los servicios de inteligencia sirios, por crímenes contra la humanidad entre 2011 y 2012. Se trata del primer fallo de este tipo contra un alto funcionario del gobierno del sirio Bashar al Asad.
Raslan, de 58 años, supervisó de manera verificable el asesinato de por lo menos 27 prisioneros y la tortura de al menos 4.000 personas en el centro de detención secreto Al Khatib, también llamado “rama 251″, en Damasco, luego de que estalló la guerra civil en el país.
“Esto es realmente histórico”, dijo el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, a los reporteros en Ginebra después del veredicto.
Por lo menos una docena de víctimas asistieron al veredicto. Algunas familias sirias se reunieron desde temprano frente al tribunal, con carteles con el mensaje “¿Dónde están?”, en referencia a sus allegados desaparecidos en centros de detención sirios.
Previamente, en febrero del año pasado, el mismo tribunal alemán había condenado a Eyad Al Gharib, un exmiembro de estos servicios de inteligencia de menor grado, a cuatro años y medio de cárcel también por crímenes contra la humanidad. Tanto la condena contra Al Gharib como contra Raslan hicieron parte del mismo proceso, dividido en dos partes, que se convirtió en el primer examen que un tribunal al régimen sirio luego del levantamiento popular en Siria hace casi 11 años.
El excoronel Raslan, que luego de las torturas en Al Khatib desertó y obtuvo asilo en Alemania, siguió el veredicto, traducido al árabe, sin emoción aparente, constató una periodista de AFP.
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Víctimas y desertores
Para estos procesos, Alemania aplica el principio jurídico de competencia universal que permite a un Estado juzgar a los autores de los crímenes más graves, sea cual sea su nacionalidad o el lugar donde fueron cometidos.
En el juicio contra Raslan tetificaron más de 80 personas, entre ellas 12 desertores. Las víctimas expusieron los maltratos que sufrieron, como descargas eléctricas, golpes con cables, etc. Algunas, sin embargo, rechazaron comparecer o lo hicieron con el rostro cubierto o usando una peluca por miedo a represalias contra sus familiares todavía en Siria.
Por primera vez se presentaron en un tribunal fotografías de “César”, un exfotógrafo militar que filtró, poniendo en peligro su vida, más de 50.000 imágenes en las que se veían miles de detenidos abocados a la muerte.
“Espero que hayamos podido dar voz a aquellos no la tienen” en Siria, dijo a la AFP Wasim Mukdad, parte civil en el proceso. “Quiero que se haga justicia, pero no busco venganza ni represalias”, añadió.
Anwar Raslan, en detención provisional desde hace tres años, nunca escondió su pasado desde que encontró refugio en Berlín con su familia en 2014. Sus defensores no dejan de esgrimir que él mismo desertó en 2012 y trató de cuidar a los reclusos.
El conflicto en Siria ha causado cerca de 500.000 muertos y obligado a 6,6 millones de personas a huir del país. La próxima semana se abre otro juicio en Alemania, en Fráncfort, sobre un exmédico de una prisión militar de Homs acusado de torturar a los reclusos.
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