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Alianza chino-nicaragüense: otro peligro para San Andrés

Las alianzas entre el hijo de Daniel Ortega, un extraño individuo chino y una firma norteamericana, uno de cuyos ejecutivos es yerno de un exasesor de Colombia en La Haya, indican que el riesgo para San Andrés es cada vez más grave.

Cecilia Orozco Tascón
07 de septiembre de 2013 - 09:00 p. m.
Noemí Sanín.  /  El Espectador
Noemí Sanín. / El Espectador

Excanciller Noemí Sanín

“Por miedo a la corte internacional de justicia”
Usted ha sido muy enfática en el rechazo al fallo de la Haya. Aún sabiendo que esa decisión no tiene reversa ¿es válido seguir protestando y con cuáles efectos prácticos?

Está partiendo de un supuesto equivocado porque todavía  estamos a tiempo de interponer demandas extraordinarias de revisión y de interpretación  frente a un fallo antijurídico. Han afectado fronteras de terceros países; desconocieron derechos históricos de los raizales y habitantes de las islas; desvertebraron la arquitectura del Archipiélago; se les olvidó respetar los tratados vigentes; anularon la intangibilidad y perpetuidad de los tratados internacionales y, con el cambio de jurisprudencia, sembraron conflictos en la zona  y revivieron problemas resueltos en el mundo. Teniendo posibilidades jurídicas, no podemos perder 75 mil kilómetros de nuestras aéreas marinas y submarinas. 

¿Por qué cree que el gobierno se separó tan tajantemente de su interpretación sobre la presunta incompatibilidad de la jueza china que falló en el litigio Nicaragua vs Colombia? 

Por miedo a la solidaridad de cuerpo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Hemos sentido presiones veladas  de asesores y contratistas del gobierno, tanto en público como en privado, advirtiéndonos del supuesto  riesgo que correría Colombia en futuros pleitos. Estoy convencida de que a un país le va mejor frente a la CIJ cuando defiende sus derechos utilizando herramientas  jurídicas, que con debilidad.  Nuestra argumentación frente a la jueza china está basada en las reglas de impedimentos previstas en el estatuto mismo de la Corte. Nuestra pregunta es y sigue siendo, si ella ha debido someter su impedimento a los demás jueces. Hoy nadie puede negar la efectiva y evidente presencia de China, su país natal, en el proyecto del canal. 

Del lado colombiano se ha comentado un posible conflicto de interés de quien fuera asesor del gobierno en este litigio: Rafael Nieto Navia ¿Qué sabe de este punto?

Rafael Nieto Navia fue mi profesor y por eso ha sido muy triste verificar lo que se publicó al respecto. El yerno del doctor Nieto, un coronel norteamericano retirado, se llama Stephen Donehoo. Éste trabaja para la empresa McLarty Associates que, a su vez, fue contratada por la compañía  HKND del ciudadano chinoWang Jing, para que la asesore en la construcción y financiación del canal.  HKND es socia del gobierno nicaragüense en la propiedad del canal: ella tiene el 49% y Nicaragua el 51%. En este contexto, el yerno del doctor Navia terminó siendo contratista de la empresa china y del gobierno de Nicaragua lo cual es muy grave y configura, por lo menos un conflicto de interés de quien fuera asesor de Colombia en el litigio que nos enfrenta con el país centroamericano (ver parte superior de la pág). 

Pero todavía Colombia no parece convencida de que ese proyecto se vaya a ejecutar. Tal vez por eso no le da dado importancia a la gravedad de lo que usted ha denunciado.

El gobierno, sin evidencias firmes,  no cree que se vaya a construir el gran canal interoceánico. Y desconoció la concesión  que, de manera secreta, se dio para su  construcción en nuestras aguas las cuales eran materia del litigio en ese momento. Se configuró, a nuestro juicio, un hecho nuevo puesto que, como lo exige el estatuto mismo de la Corte  para alegarlo como tal, se dio antes del fallo. 

¿Cómo ha sido, a su juicio, la conducta diplomática de cada país?

Colombia se ha caracterizado por ser un país respetuoso del derecho internacional y, por ende, de los tratados suscritos, tal como sucedió con el Esguerra- Bárcenas. Nicaragua, en cambio,  tuvo la osadía de declararlo unilateralmente nulo. Es como de “Ripley”. Y, como si fuera poco, negoció soterradamente y antes del fallo, las aguas en discusión.

El presidente Ortega ha propuesto  crear una comisión binacional para estudiar el manejo de la reserva ecológica del Archipiélago (seaflower) ¿Es conveniente aceptar?

Valdría la pena pedirles a los llamados expertos que se lean el discurso completo del presidente Ortega y que no hagan recomendaciones a partir de titulares de prensa.  La invitación que él nos hace, lo único que busca,  es la aceptación y el cumplimiento del fallo por parte de Colombia.

Si se le reconociera al país centroamericano soberanía sobre parte de esa reserva ¿en cuál magnitud se afectarían los derechos de San Andrés?

Nuestro archipiélago tiene probablemente la mejor zona coralina del planeta. Si se construye el canal con sus islas artificiales y puertos flotantes, como lo celebran Ortega y los chinos y si Nicaragua sigue haciendo concesiones como ahora, se presentaría una verdadera tragedia ecológica.

El expresidente Pastrana también ha estado en desacuerdo con el manejo que el gobierno le ha dado al lío generado por la Haya. Usted y él  son conservadores ¿Tiene que ver la política partidista con esta coincidencia?

La integridad territorial de Colombia es y debe ser asunto de todos, incluso también de los partidos. Hasta hoy, no he tenido oportunidad de hablar con el presidente Pastrana sobre el tema  ¿Le cuento algo más? El Senado en pleno y por unanimidad, aprobó citarnos para que explicáramos nuestra visión sobre el fallo. Y me informaron que debido a la obstrucción del gobierno, no ha sido posible que le pongan una fecha a la agenda para invitarnos.

Exviceministro Miguel Ceballos

“LA BATALLA ESTÁ EN LA ARENA GEOPOLÍTICA”

¿Cuánto ha avanzado el proyecto del canal de Nicaragua con China?

Hace apenas 5 días la prensa nicaragüense dio cuenta de la llegada de 52 expertos chinos contratados por la empresa HKND a la que  le fue entregada por 100 años la concesión para la construcción y operación del canal. Esa empresa fue creada por el gobierno de Nicaragua en sociedad con el polémico empresario chino Wang Jing. Lo que resulta muy impresionante es que, junto con esos expertos, también llegó la compañía China Railway Construction Corporation (CRCC),  100% de propiedad del gobierno de ese país. CRCC iniciará la semana entrante las primeras perforaciones en las posibles rutas de la vía interoceánica, lo que confirma aquello que  siempre hemos dicho con Noemí Sanín: que China terminará construyendo y explotando el canal bajo el paraguas de una empresa privada de papel, un esquema útil para que el Estado penetre mercados y posiciones estratégicas sin poner la cara. 

Según el gobierno nicaragüense, el canal no se limitará a servir de paso de barcos sino que incluiría actividades en la denominada zona contigua (12 millas más) y en la zona económica exclusiva (hasta 200 millas más) ¿Es así?

Efectivamente el Congreso de Nicaragua definió como  “canal húmedo”, no solo la vía acuática que atraviesa a Nicaragua sino “todas las aguas territoriales” de ese país. El efecto directo es que en el canal habrá desarrollo de actividades económicas en las costas nicaragüenses, en la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental. Entonces es previsible que los barcos que transitarán  la zona del canal, los cuales se calcula que serán de más de 250 mil toneladas, terminarán por destruir el arrecife coralino que compone nuestro archipiélago.

¿Habrá otras consecuencias de fondo?

Claro que sí. Afectarán la pesca de nuestros raizales y, adicionalmente, un asunto delicado, de componente militar: la presencia de buques de guerra en un área concesionada a China constituirá un nuevo escenario geoestratégico y de ejercicio de una especie de soberanía de negocios  por parte de la segunda potencia del mundo en el patio trasero de Estados Unidos. 

¿Colombia podría terminar enfrentada en el mar de San Andrés a los barcos de China?

Sí, podría llegar a ser así. Aterra siquiera imaginar un escenario en el cual los posibles incidentes fronterizos en los que lleguen a embarcarse nuestras corbetas, tengan como contraparte, ya no las pequeñas lanchas con que hoy cuenta Nicaragua sino los grandes navíos militares chinos. 

En vez de estar preocupado, Estados Unidos parece interesado en negociar con China ¿Es cierto?

En Estados Unidos hay diferentes posiciones frente a los temas geoestratégicos. Las alas más conservadoras miran con preocupación el canal nicaragüense mientras que los más pragmáticos ven una oportunidad de negocios. Lo que es irrefutable es que esta partida de ajedrez  empezó ganándola China. A Estados Unidos le quedan dos opciones: o se une al negocio y termina por compartir con China el control del Caribe, lo cual no suena muy atractivo para la primera potencia mundial, o crea un bloque de países, en el cual Colombia debería tener un gran liderazgo, para evitar que el canal se construya. 

¿Cuánta posibilidad hay de que la pretensión de Nicaragua sobre la reserva ecológica del seaflower del Caribe prospere?

La Unesco, encargada de hacerles seguimiento a los países que deben cuidar la biosfera del planeta, no tiene dentro de sus facultades la de delimitar fronteras entre países. Sin embargo, la reciente solicitud de Nicaragua elevada a esta organización para que le asigne parte del seaflower ubicado en las aguas que la CIJ consideró que ya no pertenecen a Colombia, tiene un inmenso riesgo para nuestro país pues la Corte también hace parte de sistema de las Naciones Unidas.  Por eso, Unesco deberá recurrir a una entidad hermana a la cual no podrá contradecir. Es muy posible que, amparándose en el fallo de la Haya, responda positivamente a la solicitud de Nicaragua. 

¿Qué camino jurídico podría tomar Colombia? 

Nuestro país debe reafirmar los  compromisos internacionales asumidos a través de los tratados fronterizos que ha firmado con Costa Rica, Panamá, Honduras y Jamaica. De otra manera, con el funesto antecedente derivado del fallo de La Haya que desconoció por completo el tratado Esguerra-Bárcenas suscrito con Nicaragua y el cual sigue plenamente vigente en nuestro concepto, se vería comprometido uno de los principios más importantes del derecho internacional: el pacta sunt servanda, es decir, lo pactado obliga, lo pactado es una ley para las partes. Colombia puede válidamente oponerse al fallo argumentando que vulnera tratados vigentes con otros países, y que, por tanto, al afectar a terceros, la decisión fue  “ultra vires”, es decir, más allá de las facultades propias de la Corte lo que está expresamente prohibido por el propio estatuto de la CIJ.

¿No será que hubo negligencia colombiana y una enorme equivocación en los equipos jurídicos nacionales?

En esto hay que hacer un reconocimiento a las personas que durante años estuvieron frente a la estrategia de defensa de Colombia pues siempre partieron de la base de que los tratados son para cumplirse, comenzando por el  Esguerra- Bárcenas.  Esta posición que se mantiene hoy, debe ser parte de nuestra defensa pues  consulta lo más altos estándares de legalidad en materia de derecho internacional. Colombia no puede darse el lujo de seguir perdiendo territorio con base en decisiones de tribunales internacionales que pasan por encima de  principios fundamentales. Es hora de activar estrategias políticas y dejar descansar a los abogados. Hay que dar  la batalla en la arena geopolítica.

El negocio del canal: ¿Corrupción o coincidencia?

Wang Jing, el extraño líder de la empresa HKND que operará el canal interoceánico por un siglo, tiene 41 años y es muy cercano al hijo del presidente Daniel Ortega, Laureano. Este ha sido acusado de beneficiarse de los negocios estatales por la prensa opositora de su país. De él se dice que posee mucho poder. Jing, de quien se sabe poco, no tiene experiencia en grandes obras de ingeniería. Pese a ello, el Congreso nicaragüense le otorgó la construcción del canal y hace menos de un año, también se le entregó una concesión de telefonía celular. HKND, socia de Nicaragua en el canal, fue constituida en las caribeñas Islas Caimán hace poco, después del fallo. Wang Jing estaría sirviendo de fachada del gobierno chino. Él asegura que invertirá 40 billones de dólares en el proyecto del canal. Pero su fortuna no ha figurado, por ejemplo, en la revista Forbes y nadie lo conoce en el mundo de los multimillonarios. El yerno de quien fuera asesor del gobierno colombiano Rafael Nieto Navia, Stephen Donehoo, terminó trabajando para Wang Jing a través de la empresa a la que está vinculado, que fue contratada por el chino. Donehoo continúa esa tarea en la actualidad y aparece profusamente en la prensa social oficial de Nicaragua junto con Jing y con Laureano Ortega.

Sin eco pero con libro

La excanciller Noemí Sanín y el exviceministro de Justicia Miguel Ceballos quienes se han dedicado a revisar cada uno de los aspectos que rodearon el fallo de la Haya adverso para los intereses colombianos en el archipiélago de San Andrés, y quienes han continuado examinando los movimientos del gobierno nicaragüense después de dicha sentencia, no tuvieron ningún eco en círculos oficiales colombianos. Por el contrario, hubo rechazo de la administración Santos a las declaraciones de Sanín, en cuanto a advertir que la decisión de la Corte Internacional de Justicia estaría viciada por la presencia, entre los 15 jueces de ese tribunal, de una jurista china, Xue Hanqin, que estaría impedida de haber participado en las discusiones y dado su veredicto en el litigio Nicaragua – Colombia. El impedimento se habría presentado porque el Estado chino estaba negociando con el país centroamericano la construcción del canal interoceánico y su operación durante 50 años prorrogables por otros 50, antes de que se conociera la decisión de la Haya. Sobre todos los incidentes alrededor del fallo y de los intereses del país asiático, Sanín y Ceballos -  actual decano de la Escuela de Política de la universidad Sergio Arboleda -, escribieron y tienen listo un libro que será publicado dentro de poco.

 

Por Cecilia Orozco Tascón

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