[Análisis] Relativicemos el éxito de la “diplomacia” china de las vacunas
Si bien el gigante asiático ha “ganado terreno”, el impacto geopolítico es limitado en la región.
Detlef Nolte* / Latinoamérica21**
La rivalidad entre Estados Unidos y China por la hegemonía global se agudizó mucho antes de la llegada del COVID-19. Pero la pandemia se ha convertido en una nueva arena política en la que se está llevando a cabo este conflicto. Desde América Latina, prevaleció por mucho tiempo la impresión de que la diplomacia china de las mascarillas, la disponibilidad de sus vacunas y la rápida recuperación de su economía en 2020 cambiarían el equilibrio de poder en detrimento de Estados Unidos.
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Pocos analistas habrían contradicho la opinión de la Economist Intelligence Unit en abril de 2021 de que China había obtenido una clara ventaja en la diplomacia de las vacunas sobre Estados Unidos en América Latina. Hasta mediados de mayo 2021, China había exportado más de 250 millones de dosis (42 % de su producción total), de las cuales cerca de 165 millones fueron a América Latina. El gobierno chino ha sido muy hábil en la comercialización de sus vacunas y en la escenificación pública de sus entregas. Y si bien solo una pequeña parte fueron donadas, esto a menudo se desdibujó en la percepción del público.
China se ha beneficiado del vacío de liderazgo de Estados Unidos. Hasta junio de 2021 la potencia norteamericana no era un actor importante en la diplomacia de las vacunas. Solo cuando la campaña nacional de vacunación estaba avanzada EE. UU. comenzó a exportar e incluso donar vacunas de su excedente acumulado.
Desde una perspectiva china, el campo de juego para la diplomacia de las vacunas en América Latina cambió significativamente en el segundo semestre de 2021 cuando Estados Unidos y Europa comenzaron a contar con más vacunas disponibles para el resto del mundo. Según el seguimiento del comercio de las vacunas de la OMC y del FMI, tomando como indicador el lugar de producción final (“llenar y terminar”) de la vacuna, la UE tenía una mayor participación (38,1 %) en el comercio mundial de vacunas contra COVID-19 en 2021 que China (35,9 %) y Estados Unidos (13 %). La UE exportó 62,6 % de su producción y Estados Unidos 51,2 % (con un fuerte aumento en diciembre). En contraste, China, debido a la demanda interna, exportó solamente el 31,5 % de su producción.
En el caso de América del Sur, sin embargo, China todavía es el principal proveedor, tanto en ventas como donaciones, pero la Unión Europea ha recuperado terreno. Dando una doble ponderación a las vacunas que requieren una dosis (J&J y CanSino), hasta fines de diciembre China había suministrado el 36,4 % de las dosis de América del Sur, la UE el 29,8 %, Estados Unidos 5,6 % y Rusia el 4,4 %.
Mirando hacia el futuro, la imagen se ve diferente nuevamente con las empresas europeas y norteamericanas dominando el mercado. Según el rastreador de vacunación de Americas Society/Council of the Americas (AS/COA) con fecha del 31 de diciembre de 2021 se contabilizan 1.172 millones de dosis de AstraZeneca, J & J, Pfizer-BioNTech, Novavax, Vaxxinty y Moderna, 433 millones dosis de vacunas chinas (CanSino, Sinopharm, Sinovac) y 82 millones dosis de vacunas rusas (Sputnik) contratadas, tanto aseguradas como opcionales, por gobiernos latinoamericanos.
Aunque a China le gusta presentarse como un gran benefactor, cabe señalar que la mayoría de las dosis de vacunas enviadas a América Latina se vendieron y no se regalaron. Estados Unidos supera claramente a China en las donaciones de vacunas. Según cálculos basados en varias bases de datos (OPS, Departamento de Estado de Estados Unidos, Duke Global Health Innovation Center), para fines de 2021 Estados Unidos había enviado gratuitamente 53 millones de dosis a América Latina, los países de la UE 11.5 millones —España ha contribuido con nueve millones— y China solo cinco millones.
¿Hasta qué punto China ha tenido éxito con su diplomacia de las vacunas?
Hay que distinguir, por un lado, en qué medida China ha evitado una pérdida de reputación y, por otro, ha ganado simpatía. Parece que China logró evitar una crisis de imagen al comienzo de la pandemia. China lanzó una política de información asertiva a través de sus embajadas en América Latina para repudiar las críticas a su gestión de la pandemia y construir una narrativa positiva. Los datos del Barómetro de las Américas 2021 de LAPOP sugieren que China tuvo poco éxito en convertir la diplomacia de las máscaras y la entrega de suministros médicos y vacunas en una ganancia de simpatía en América Latina.
En contraste, después de un declive dramático durante la presidencia de Trump, la confianza en el gobierno de EE. UU. se recuperó con Biden y casi volvió a los niveles de la era Obama. Mientras que en 2018/19 solo el 39 % de los latinoamericanos encuestados confiaba en el gobierno de EE. UU., la proporción aumentó al 57 % en 2021. En contraste, la confianza en el gobierno chino cayó del 47 % al 38 %. En la gran mayoría de los países latinoamericanos —con excepción de Haití y Perú—, hay mayor confianza en Estados Unidos que en el gobierno chino.
La pandemia fue una gran oportunidad para China de reducir la influencia de Taiwán en América Latina. Antes de que estallara la pandemia, nueve de los 15 Estados soberanos que mantenían relaciones diplomáticas plenas con Taiwán estaban en América Latina y el Caribe. Con la llegada de la pandemia el gobierno chino ha contado con equipos de protección médica y posteriormente vacunas para convencer a estos países. Pero Beijing no ha tenido mucho éxito en sus esfuerzos por debilitar a Taiwán en la región. Ningún país se ha alejado de Taiwán a cambio de máscaras y vacunas chinas. En el caso de Paraguay, el único país sudamericano que aún mantiene relaciones oficiales con Taiwán, China no lo ha logrado. Tampoco en el caso de Honduras. Esto habría sido un gran éxito para China.
El único país que rompió las relaciones diplomáticas con Taiwán durante la pandemia fue Nicaragua que anunció su decisión recientemente. Aunque simbólicamente un avión chino con una donación de 200.000 dosis de la vacuna Sinopharm aterrizó en el aeropuerto de Managua el 27 de diciembre, la decisión de Nicaragua no fue provocada por la diplomacia de vacunas de China sino por el creciente aislamiento internacional del régimen de Ortega y la creciente presión y nuevas sanciones de EE. UU. Además, el número de dosis de vacuna donadas por China fue modesto en comparación con las donaciones de España (1,7 millones de dosis) y Francia (827.000 dosis) en 2021.
Sin duda China ganó terreno frente a Estados Unidos en América Latina hasta bien entrado el segundo año de la pandemia. Sin embargo, esto solo ha tenido un impacto geopolítico limitado y no ha llevado a un aumento general de la simpatía hacia China en América Latina. Estados Unidos aún puede responder al desafío chino y ha recuperado terreno con la administración de Biden y su propia diplomacia de las vacunas.
* Detlef Nolte es politólogo e investigador asociado del German Institute of Global and Area Studies - GIGA (Hamburgo, Alemania) y del German Council on Foreign Relations (DGAP). Fue Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y Vicepresidente del GIGA.
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La rivalidad entre Estados Unidos y China por la hegemonía global se agudizó mucho antes de la llegada del COVID-19. Pero la pandemia se ha convertido en una nueva arena política en la que se está llevando a cabo este conflicto. Desde América Latina, prevaleció por mucho tiempo la impresión de que la diplomacia china de las mascarillas, la disponibilidad de sus vacunas y la rápida recuperación de su economía en 2020 cambiarían el equilibrio de poder en detrimento de Estados Unidos.
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China se ha beneficiado del vacío de liderazgo de Estados Unidos. Hasta junio de 2021 la potencia norteamericana no era un actor importante en la diplomacia de las vacunas. Solo cuando la campaña nacional de vacunación estaba avanzada EE. UU. comenzó a exportar e incluso donar vacunas de su excedente acumulado.
Desde una perspectiva china, el campo de juego para la diplomacia de las vacunas en América Latina cambió significativamente en el segundo semestre de 2021 cuando Estados Unidos y Europa comenzaron a contar con más vacunas disponibles para el resto del mundo. Según el seguimiento del comercio de las vacunas de la OMC y del FMI, tomando como indicador el lugar de producción final (“llenar y terminar”) de la vacuna, la UE tenía una mayor participación (38,1 %) en el comercio mundial de vacunas contra COVID-19 en 2021 que China (35,9 %) y Estados Unidos (13 %). La UE exportó 62,6 % de su producción y Estados Unidos 51,2 % (con un fuerte aumento en diciembre). En contraste, China, debido a la demanda interna, exportó solamente el 31,5 % de su producción.
En el caso de América del Sur, sin embargo, China todavía es el principal proveedor, tanto en ventas como donaciones, pero la Unión Europea ha recuperado terreno. Dando una doble ponderación a las vacunas que requieren una dosis (J&J y CanSino), hasta fines de diciembre China había suministrado el 36,4 % de las dosis de América del Sur, la UE el 29,8 %, Estados Unidos 5,6 % y Rusia el 4,4 %.
Mirando hacia el futuro, la imagen se ve diferente nuevamente con las empresas europeas y norteamericanas dominando el mercado. Según el rastreador de vacunación de Americas Society/Council of the Americas (AS/COA) con fecha del 31 de diciembre de 2021 se contabilizan 1.172 millones de dosis de AstraZeneca, J & J, Pfizer-BioNTech, Novavax, Vaxxinty y Moderna, 433 millones dosis de vacunas chinas (CanSino, Sinopharm, Sinovac) y 82 millones dosis de vacunas rusas (Sputnik) contratadas, tanto aseguradas como opcionales, por gobiernos latinoamericanos.
Aunque a China le gusta presentarse como un gran benefactor, cabe señalar que la mayoría de las dosis de vacunas enviadas a América Latina se vendieron y no se regalaron. Estados Unidos supera claramente a China en las donaciones de vacunas. Según cálculos basados en varias bases de datos (OPS, Departamento de Estado de Estados Unidos, Duke Global Health Innovation Center), para fines de 2021 Estados Unidos había enviado gratuitamente 53 millones de dosis a América Latina, los países de la UE 11.5 millones —España ha contribuido con nueve millones— y China solo cinco millones.
¿Hasta qué punto China ha tenido éxito con su diplomacia de las vacunas?
Hay que distinguir, por un lado, en qué medida China ha evitado una pérdida de reputación y, por otro, ha ganado simpatía. Parece que China logró evitar una crisis de imagen al comienzo de la pandemia. China lanzó una política de información asertiva a través de sus embajadas en América Latina para repudiar las críticas a su gestión de la pandemia y construir una narrativa positiva. Los datos del Barómetro de las Américas 2021 de LAPOP sugieren que China tuvo poco éxito en convertir la diplomacia de las máscaras y la entrega de suministros médicos y vacunas en una ganancia de simpatía en América Latina.
En contraste, después de un declive dramático durante la presidencia de Trump, la confianza en el gobierno de EE. UU. se recuperó con Biden y casi volvió a los niveles de la era Obama. Mientras que en 2018/19 solo el 39 % de los latinoamericanos encuestados confiaba en el gobierno de EE. UU., la proporción aumentó al 57 % en 2021. En contraste, la confianza en el gobierno chino cayó del 47 % al 38 %. En la gran mayoría de los países latinoamericanos —con excepción de Haití y Perú—, hay mayor confianza en Estados Unidos que en el gobierno chino.
La pandemia fue una gran oportunidad para China de reducir la influencia de Taiwán en América Latina. Antes de que estallara la pandemia, nueve de los 15 Estados soberanos que mantenían relaciones diplomáticas plenas con Taiwán estaban en América Latina y el Caribe. Con la llegada de la pandemia el gobierno chino ha contado con equipos de protección médica y posteriormente vacunas para convencer a estos países. Pero Beijing no ha tenido mucho éxito en sus esfuerzos por debilitar a Taiwán en la región. Ningún país se ha alejado de Taiwán a cambio de máscaras y vacunas chinas. En el caso de Paraguay, el único país sudamericano que aún mantiene relaciones oficiales con Taiwán, China no lo ha logrado. Tampoco en el caso de Honduras. Esto habría sido un gran éxito para China.
El único país que rompió las relaciones diplomáticas con Taiwán durante la pandemia fue Nicaragua que anunció su decisión recientemente. Aunque simbólicamente un avión chino con una donación de 200.000 dosis de la vacuna Sinopharm aterrizó en el aeropuerto de Managua el 27 de diciembre, la decisión de Nicaragua no fue provocada por la diplomacia de vacunas de China sino por el creciente aislamiento internacional del régimen de Ortega y la creciente presión y nuevas sanciones de EE. UU. Además, el número de dosis de vacuna donadas por China fue modesto en comparación con las donaciones de España (1,7 millones de dosis) y Francia (827.000 dosis) en 2021.
Sin duda China ganó terreno frente a Estados Unidos en América Latina hasta bien entrado el segundo año de la pandemia. Sin embargo, esto solo ha tenido un impacto geopolítico limitado y no ha llevado a un aumento general de la simpatía hacia China en América Latina. Estados Unidos aún puede responder al desafío chino y ha recuperado terreno con la administración de Biden y su propia diplomacia de las vacunas.
* Detlef Nolte es politólogo e investigador asociado del German Institute of Global and Area Studies - GIGA (Hamburgo, Alemania) y del German Council on Foreign Relations (DGAP). Fue Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y Vicepresidente del GIGA.
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