Así es como el clima está remodelando el mundo: millones de refugiados climáticos
Centroamérica, Perú, California, Bangladesh… millones de personas deben dejar sus lugares de origen obligados por los efectos cada vez más devastadores de lluvias, incendios, huracanes y otros fenómenos naturales. Un panorama preocupante que dibuja un futuro lleno de amenazas.
Un reciente informe de organismos de inteligencia de Estados Unidos pintó un panorama preocupante: el cambio climático se convirtió en la principal amenaza para la seguridad global, pues los efectos cada vez más devastadores de fenómenos naturales están provocando no sólo que millones de personas migren a otros destinos, sino un aumento inédito en la tensión entre países tratando de asegurar sus propios intereses así como en las tensiones transfronterizas.
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Un reciente informe de organismos de inteligencia de Estados Unidos pintó un panorama preocupante: el cambio climático se convirtió en la principal amenaza para la seguridad global, pues los efectos cada vez más devastadores de fenómenos naturales están provocando no sólo que millones de personas migren a otros destinos, sino un aumento inédito en la tensión entre países tratando de asegurar sus propios intereses así como en las tensiones transfronterizas.
Los expertos que le presentaron el documento a Joe Biden fueron tajantes: el cambio climático está remodelando al mundo: cambios de temperatura, en los patrones de precipitación, en la frecuencia y severidad de ciertos efectos climáticos combinados con factores físicos, sociales, vulnerabilidades económicas, entre otras, son una amenaza para la seguridad mundial.
“Los efectos del cambio climático pueden incluir desplazamiento, pérdida de medios de vida, gobiernos debilitados y, en algunos casos, inestabilidad política y conflictos”, advierte el informe, que por primera vez relaciona directamente la migración con el cambio climático.
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En términos de migración, Estados Unidos ya está sintiendo los efectos del cambio climático, con huracanes mortales y destructivos que obligan a migrar a las personas de Centroamérica. La gente que intenta entrar a Estados Unidos desde México ha abrumado a los agentes fronterizos en varias ocasiones desde 2014, y sobre todo durante los últimos seis meses.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informa que, un promedio de 21,5 millones de personas, fueron desplazadas por amenazas repentinas relacionadas con el clima entre 2008 y 2016, y miles más por amenazas de aparición lenta vinculadas a los impactos del cambio climático. Esta movilidad puede ocurrir dentro o fuera de las fronteras internacionales. Específicamente, un modelo pronostica que el cambio climático puede llevar a que casi el 3 % de la población (que totaliza más de 143 millones de personas) en tres regiones (África subsahariana, sur de Asia y América Latina) se mueva dentro de su país de origen para 2050 por cuenta del clima.
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Un informe del Banco Mundial advirtió en septiembre que los efectos del cambio climático podrían provocar la migración de 216 millones de personas para 2050, incluidos 17 millones en Latinoamérica. Estos son algunos casos que ya estamos viendo:
El clima y la huida de miles en Centroamérica
Cerro Azul, un caserío de 500 habitantes ubicado al pie de las montañas del departamento del Quiché, en Guatemala, vio llegar la desgracia con los ciclones Eta y Iota que, embravecidos por el cambio climático, dejaron unos 200 muertos y gran devastación en Centroamérica entre fines de octubre y comienzos de noviembre de 2020.
Lázaro Yat, un indígena maya q’eqchi’ de 42 años, no olvida aquellos días de diluvio cuando se desbordaron las aguas del río Azul que atraviesa el pueblo, anegando caminos, viviendas, sembradíos y pastizales. Donde antes había plantíos ahora hay solo maleza y árboles secos.
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Lázaro vio con impotencia a su hijo de 17 años emprender camino a Estados Unidos cuando su aldea quedó bajo agua. “Unos se fueron para el norte porque ya no tenían cómo sobrevivir aquí”, lamenta al recordar que varios jóvenes partieron, sin documentos, hacia la frontera con México situada a unos 120 km, con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Salió en febrero y, dos meses después, logró cruzar la frontera estadounidense tras una peligrosa travesía que expone a los migrantes a asesinatos, secuestros, explotación y tortura.
Más de un millón de personas se convirtieron en desplazados dentro y fuera de Centroamérica por el impacto de Eta y Iota, según una investigación de la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
Para Alex Guerra, director del Instituto de Investigación sobre Cambio Climático de Guatemala, los desastres por el calentamiento global son un creciente “detonante” de la migración irregular en esta región, donde miles -sobre todo salvadoreños, guatemaltecos y hondureños- parten cada año hacia Estados Unidos.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reveló que, de las 30 tormentas tropicales de 2020, 13 fueron huracanes, lo que muestra el riesgo “que el cambio climático impone” a Centroamérica, amenazado por ciclones y fenómenos climáticos como El Niño y La Niña, por tener volcanes activos y por la alta sismicidad de la zona. A esto se suma la enorme desigualdad social, la falta de planificación e infraestructuras en mal estado.
California: correr de los incendios
Ocho de los diez mayores incendios registrados en California ocurrieron después de 2017. En 2020, el más grande de ellos destruyó más de 417.000 hectáreas. Este estado de EE. UU. se enfrenta ahora a un fenómeno que antes se asociaba a los atolones del Pacífico, amenazados por la subida de los mares, o a las zonas áridas de países en vías de desarrollo.
“Como los incendios de los bosques provocan los desplazamientos masivos de la población y estas llamas son exacerbadas por el cambio climático, pienso que podemos comenzar a considerar estos desplazamientos a gran escala como parte de las migraciones climáticas”, opina Rebecca Miller, investigadora de la Universidad del Sur de la California (USC) a cargo del proyecto “Oeste en llamas”.
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“Hay una gran toma de conciencia en California al ver que estos incendios se reproducen más y más, y su impacto en los lugares como Paradise”, dice Miller.
De acuerdo con el Centro de Vigilancia de Desplazamientos Internos, una ONG de Noruega, los incendios forestales han desplazado, de media, a más de 200.000 personas cada año durante la última década. Tres cuartas partes de estas migraciones se produjeron en Estados Unidos, la gran mayoría en California.
Los incendios récord del año pasado, que consumieron más de 1,7 millones de hectáreas, según los bomberos de California, desplazaron a unos 600.000 habitantes.
La mayor parte de estos nuevos “migrantes climáticos” desplazados por los incendios forestales se restablecen relativamente cerca de su domicilio anterior. Pero algunos, particularmente aquellos con más edad o las familias con niños, pueden atravesar el país buscando una vida más tranquila.
Bangladesh: bajo las aguas
Este país surasiático, de 170 millones de habitantes, está listo para el mayor desplazamiento de la historia de la humanidad a causa del cambio climático, aseguran los expertos. Bangladés, un país de baja altitud y ríos fangosos situado al este de la India, en la bahía de Bengala, ha sufrido catástrofes naturales durante mucho tiempo.
Cuando el Gran Ciclón de Bhola azotó su isla en 1970, miles perecieron y los que se salvaron trataron de huir. Hoy los ciclones son cada vez más frecuentes, advierten los científicos. Una mejor previsión significa que las personas sean evacuadas a tiempo. Pero, combinado con inundaciones cada vez más frecuentes y la erosión de los ríos, la vida para muchos se está volviendo insostenible.
El Centro de Control de Desplazamientos Internacionales señala que casi cinco millones de bangladesíes se desplazaron internamente entre 2008 y 2014, la mayoría se mudó a Daca o Chittagong. Otro gran número de habitantes también se marcha al extranjero. Cada año, unos 700.000 bangladesíes se van a trabajar a Oriente Medio y Asia sudoriental.
En la actualidad, los bangladesíes son una de las principales nacionalidades que intentan entrar de manera ilegal en Europa.
Daca ha construido decenas de miles de hogares en los últimos dos años, más de la mitad para refugiados por el calentamiento global, principalmente víctimas de la erosión fluvial, afirma Tanvir Shakil Joy, diputado y jefe del grupo parlamentario sobre cambio climático.
Este año, Bangladés pretende erigir 10.000 viviendas más para ellos, indica a la AFP el secretario de Gestión de Desastres y Socorro, Mohammad Mohsin.
Pero, los estudios del Centro de Servicios Geográficos y Ambientales de Propiedad Estatal (CEGIS) muestran que cada año desde 2004 unas 50.000 personas pierden su hogar a lo largo de los dos principales ríos del Himalaya del país, el Ganges y el Brahmaputra.
“Bangladés es el hogar de decenas de grandes ríos. Si se suman las personas que han perdido sus hogares en otros ríos, el número será de más de 100.000″, señala Mominul Haque Sarker, asesor de CEGIS formado por la Universidad de Manchester.
En la próxima COP26 en Glasgow, el país sudasiático destacará de nuevo los desafíos a los que se enfrenta debido a los fenómenos meteorológicos extremos y pedirá ayuda internacional.
“Pero cuando hablamos de la migración climática en el foro internacional, las naciones ricas simplemente evitan el debate”, revela Joy.
Perú, obligados a huir al desierto
Las lluvias torrenciales provocadas hace cinco años por el fenómeno conocido como El Niño Costero dejaron miles de migrantes climáticos. Desplazados por las inundaciones del río Piura tuvieron que huir a otra región desértica.
Al mismo lugar peruano llegaron también otras familias que tuvieron que emigrar por causas climáticas al “Refugio Santa Rosa”, un campamento de casas precarias de paja y carpas, instalado en 2017 por la Defensa Civil junto a la ruta Panamericana, 980 km al norte de Lima.
A cinco kilómetros de allí está el “Refugio San Pablo”, otro campamento temporal que pasó a ser definitivo para 600 familias desplazadas por El Niño Costero.
En ninguno de los campamentos hay electricidad, agua potable ni alcantarillado. Los vecinos extraen agua de pozos, que sirve además para regar los cultivos de legumbres y verduras de algunas familias. Detrás de cada vivienda hay una letrina.
La temperatura al mediodía supera los 35 grados Celsius, pero hay pocos árboles que den sombra. El termómetro desciende drásticamente por la noche, pero nadie tiene calefacción. Para cocinar, todas las familias usan la leña que recogen en un bosque de algarrobos cercano.
La migración interna no es nueva en Perú, pero el creciente número de desplazados por causas climáticas supone un gran reto.
El Niño Costero, que afecta a Perú y Ecuador, es producido por el calentamiento anómalo del mar debido a los vientos cálidos que llegan del centro del continente americano. Como resultado, el fenómeno causa lluvias e inundaciones más fuertes y frecuentes.
Las lluvias torrenciales de 2017 dejaron 101 fallecidos, 353 heridos y 19 desaparecidos, según cifras oficiales.
También ocasionaron el desplazamiento de casi 300.000 personas, de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una agencia de la ONU.
Muchas de estas familias se marcharon a Lima, donde viven en viviendas precarias en las laderas de cerros y se ganan la vida de manera informal. Pero otras, como los Namuche-Cahuana, se instalaron cerca de Piura, ciudad cercana a la frontera con Ecuador.
“Hoy podemos observar inundaciones a nivel mundial, pero en particular también en Perú, que es uno de los países más afectados por este tema del cambio climático”, dice a la AFP el jefe de la OIM en Lima, Jorge Baca.
Explica que “el 10% de la población del Perú [más de tres millones de personas] se va a ver afectada de manera directa o indirecta por el cambio climático”, que causa con mayor frecuencia inundaciones y derrite los glaciares de los Andes.
Debido al cambio climático “numerosas comunidades urbanas y rurales del país están viviendo o podrían vivir el fenómeno de la migración forzada en un futuro cercano”, advierte la OIM en un informe.