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A cada ataque, tanto el ejército israelí como Hamás tienden a anunciar sus acciones a través del misterioso servicio de mensajería Telegram, aunque eso incluye videos a veces insoportables, sin ningún filtro o moderación.
Telegram es una herramienta de inspiración libertaria, a medio camino entre una mensajería y una red social, que escapa a cualquier moderación estatal, y que nació bajo polémica.
Inicialmente, era conocida como la aplicación favorita del Estado Islámico, pero ahora es utilizada por instituciones y políticos. Los disidentes la utilizan para evadir a las autoridades, y los criminales para sus negocios.
En diez años, la mensajería creada por los hermanos rusos Pável y Nikolai Durov, opositores a Vladimir Putin que huyeron de su país, ha conquistado a aquellos que temen las intrusiones de los poderes estatales.
Sus ventajas incluyen un cifrado considerado seguro, anonimato completo y el compromiso de los líderes de no revelar información sobre sus usuarios.
Con más de 700 millones de abonados activos, Telegram es gratuita. Los mensajes son difundidos en grupos, que pueden llegar a tener hasta 200.000 suscriptores.
Con sede en Dubái, la compañía rechaza las normas de moderación que emanan de estados. Los hermanos Durov y sus decenas de colaboradores casi nunca se muestran en público, y poquísimas veces obedecen a los reclamos de las autoridades para que eliminen contenidos.
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Inscripción masiva de israelíes y palestinos
Aunque no se limita a difundir ese tipo de contenidos, Telegram admite mensajes y videos extremistas, neonazis, pedófilos, conspirativos y terroristas.
La Unesco reveló en el verano de 2022 que la mitad de los contenidos relacionados con el Holocausto en Telegram son negacionistas.
Ahora, con el conflicto palestinoisraelí, circulan de forma casi indiscriminada las imágenes de asesinatos o rehenes publicadas por Hamás, un movimiento prohibido en grandes plataformas como Twitter.
Israelíes y palestinos comprendieron de inmediato su papel clave como primera fuente de información en bruto.
“Cientos de miles de personas se están apuntando a Telegram desde Israel y desde los Territorios Palestinos”, escribió Pável Durov en su blog el 8 de octubre.
“Muchos de los videos más impactantes provienen primero de Telegram y luego se difunden en plataformas populares. Las organizaciones terroristas la utilizan plenamente. Se ven muchas imágenes de drones”, señala el experto francés en redes sociales Tristan Mendès France.
Incluso los criminales están abandonando la “dark web” para reunirse en la plataforma, explica Julien Métayer, experto en Osint (investigación de información de fuentes abiertas).
“Antiguos foros de la dark web se trasladaron a Telegram. Accesibles por invitación, se han convertido en minisitios web donde se intercambian una gran cantidad de archivos. Subastan datos robados e incluso se puede encargar un asesino a sueldo”, agrega el especialista francés.
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Impermeable a la moderación
Hasta ahora, Telegram parecía impermeable a la moderación de contenidos violentos, limitándose a eliminar mensajes considerados cuestionables según sus propios criterios.
Bloqueó cuentas antivacunas que incitaban a agredir a médicos, pero presume de no tener en cuenta las “restricciones locales a la libertad de expresión”, según su blog.
El 13 de octubre, Pável Durov defendió especialmente el mantenimiento de cuentas de Hamás.
“A principios de esta semana, Hamás utilizó Telegram para advertir a los civiles de Ashkelon (en Israel) que abandonaran la zona antes de sus ataques con misiles. ¿La clausura de su canal contribuiría a salvar vidas o pondría en peligro más vidas?”, se justificó en su cuenta.
Sin embargo, el lunes por la noche, Telegram bloqueó, solo en Europa, una cuenta de Hamás que había difundido el video de una rehén francoisraelí.
La Comisión Europea precisó que no intervino, sobre todo porque Telegram no se considera parte de las “grandes plataformas” sujetas a la obligación de retirar contenidos ilegales, según la recién aprobada Ley de Servicios Digitales (DSA) europea.
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