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Australia entró en 2017 con unos espectaculares fuegos artificiales en Sídney, con la asistencia de 1,5 millones de personas, mientras el resto del mundo se prepara para una Nochevieja blindada por las medidas de seguridad.
Estas medidas, omnipresentes en la gran mayoría de ciudades del mundo entero tras un año plagado de atentados, no pudieron sin embargo impedir un nuevo ataque en Bagdad. Al menos 27 personas murieron en un doble atentado suicida en un mercado, reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI).
Desde Estambul a París, pasando por Orlando, Bruselas o Uagadugú, la lista de urbes golpeadas por ataques yihadistas fue muy larga en 2016. A pesar de todo, millones de personas tenían previsto salir a las calles en Oceanía, Asia, Oriente Medio, África, Europa y América para festejar la llegada de un año plagado de incertidumbres políticas y geopolíticas.
En Sídney el espectáculo pirotécnico de medianoche rindió homenaje a grandes estrellas del espectáculo que desaparecieron en 2016, como el británico David Bowie o el estadounidense Prince.
Por su parte, Japón entró en 2017 con miles de personas en las calles de Tokio lanzando globos al cielo para celebrar el año nuevo.
En Seúl, más de medio millón de surcoreanos se manifestaban de nuevo pocas horas antes del inicio de la Nochevieja para exigir la detención y destitución de la presidenta Park Geun-hye, envuelta en un escándalo de corrupción.
París vuelve a ser una fiesta
Las autoridades temían en especial la posibilidad de un ataque mediante vehículos contra la multitud durante las fiestas de Nochevieja. Fue el caso en Niza (86 muertos el 14 de julio) y Berlín (12 muertos el 19 de diciembre), donde los atacantes utilizaron camiones.
Israel difundió por su parte el viernes una advertencia sobre los riesgos "inmediatos" de atentados contra turistas, en particular israelíes en India.
En Nueva York, 165 vehículos "bloqueadores" -como camiones de la limpieza- serán colocados en "lugares estratégicos" y principalmente en las inmediaciones de Times Square, donde se espera que más de un millón de personas asista a la tradicional caída de la bola que anuncia el cambio de año.
En Berlín, las autoridades colocaron bloques de hormigón y vehículos blindados en las arterias que conducen a la Puerta de Brandeburgo. En Colonia, el número de agentes se ha multiplicado por 10 para evitar que se repita la ola de agresiones sexuales cometidas por migrantes que tuvo lugar el año pasado.
Los dispositivos de seguridad también se reforzaron en Roma, y especialmente en torno a la basílica de San Pedro, donde el papa Francisco habló en el tradicional Te Deum para dedicarlo a la juventud, con la que la sociedad tiene una "deuda", según el pontífice.
Tras una Nochevieja sobria en 2015 en la estela de los atentados del 13 de noviembre, París vuelve a ser una fiesta. Medio millón de personas deberían congregarse en los Campos Elíseos. Pero la seguridad será máxima, con casi 100.000 policías, gendarmes y militares movilizados en toda Francia.
En Madrid, la Puerta del Sol esperaba ya a los 25.000 privilegiados que recibirán el nuevo año comiendo uvas al compás de las doce campanadas de medianoche, resguardados por unos 800 agentes de los cuerpos de seguridad.
En Moscú, el acceso a la Plaza Roja estaba restringido, por segundo año consecutivo, a solamente 6.000 invitados. El presidente ruso, Vladimir Putin, consideró en su mensaje de fin de año que 2016 fue un año "difícil" pero instó a los rusos a creer en su país y a permanecer unidos.
Rusia tiene en Siria uno de sus principales frentes abiertos, apoyando al presidente Bashar al Asad en un conflicto cuya onda expansiva se propaga desde hace casi seis años mucho más allá de Oriente Medio. En ese país devastado, solo 2016 termina con 60.000 muertos, de las cuales más de 13.000 civiles, según oenegés.
Un segundo más
América será el último continente en entrar en un nuevo año que se anuncia lleno de incógnitas, empezando por la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, por el que nadie apostaba al comenzar 2016.
El presidente electo de Estados Unidos envió el sábado un saludo de Año Nuevo a sus "muchos enemigos" en un tuit con doble intención en el que presumió de sus logros políticos.
"Feliz Año Nuevo a todos, incluidos mis muchos enemigos y a aquellos que han luchado y han perdido tan mal que no saben qué hacer. ¡Cariños!", escribió Trump.
Antes de entrar en el nuevo año, los juerguistas del mundo entero dispondrán de un segundo más para disfrutar de esta noche especial.