Blinken llegó a Beijing, la visita de EE. UU. a China de más alto rango desde 2018
En un viaje originalmente pactado para febrero, la expectativa está sobre la posible mejoría en la relación de ambos países, ampliamente deteriorada por el caso de los globos chinos en cielos americanos.
El secretario de Estado, Antony Blinken, llegó la mañana del domingo a Pekín para sostener conversaciones sobre las tensiones bilaterales, en la visita de más alto nivel a China desde 2018.
Blinken tiene previsto pasar dos días en la capital china, en una visita originalmente programada para febrero que fue cancelada luego de que Washington dijera que detectó un globo de espionaje chino sobre territorio estadounidense.
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“Aunque ninguna de las partes espera demasiado del viaje, la visita es una oportunidad para evitar que la relación bilateral siga deteriorándose y pase de ser mala a muy mala”, aseveró el investigador de la Academia China de Ciencias Sociales Lü Xiang, citado por el diario local Global Times.
Lü se mostró escéptico con respecto a las verdaderas intenciones de EE. UU. “No está claro si Estados Unidos es sincero cuando dice que desea mejorar los lazos”, indicó el experto, que, sin embargo, declaró que, a juzgar por recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses, el país norteamericano “se ha dado cuenta del peligro al que se enfrentan los lazos entre las dos potencias y de la urgencia de controlar el riesgo que ello conlleva”.
“La cooperación económica, el conflicto entre Rusia y Ucrania, la cuestión de Taiwán y la preparación de las siguientes reuniones de alto nivel serán los elementos que tendrán prioridad durante la visita de Blinken”, vaticinó al rotativo el decano asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin, Jin Canrong.
En la misma línea, Juan Luis Manfredi, titular de la cátedra Príncipe de Asturias de la Universidad de Georgetown, en Washington, dijo a EFE que “hay que rebajar las expectativas, pero es una buena señal que haya un interés en reforzar los lazos diplomáticos”.
Antes de partir, Blinken dijo el viernes en una rueda de prensa que su objetivo es establecer “canales de comunicación estables” entre EE. UU. y China para evitar que haya “malentendidos” entre ambas potencias que puedan derivar en un conflicto.
El Departamento de Estado ha detallado que Blinken también quiere poner sobre la mesa la situación de Taiwán, la guerra de Ucrania, el tráfico de fentanilo y la liberación de presos estadounidenses en China.
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Será la primera visita de un alto funcionario estadounidense desde que en agosto del año pasado la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, viajó a Taiwán, considerada por China como una provincia rebelde.
China lo interpretó como una provocación y respondió con baterías de sanciones, la cancelación del diálogo con EE.UU. en materias como defensa y crisis climática y maniobras militares en el estrecho de Taiwán de una intensidad inédita en años y que desde entonces se han convertido en habituales.
Otro episodio de tensión tuvo lugar en febrero pasado cuando EE. UU. denunció la presencia de un supuesto globo espía chino sobrevolando su territorio, algo que China negó pero que Blinken utilizó entonces como pretexto para posponer su esperado viaje al país asiático.
El mismo Biden dio este sábado por superada la crisis del globo al asegurar que el artefacto no fue enviado de forma “intencionada”. El presidente dijo además que espera reunirse dentro de los próximos meses con su homólogo chino, Xi Jinping, para abordar los puntos de fricción entre ambas potencias.
La situación en el estrecho de Taiwán es solo una de la larga lista de desencuentros entre las dos potencias, entre los que se encuentran las tensiones económicas y comerciales, sobre las que algunos expertos chinos se muestran optimistas.
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“El viaje es una oportunidad para que ambos países rompan el bloqueo existente en sus relaciones económicas y comuniquen sus demandas a la otra parte”, aseguró el profesor de la Universidad de Economía y Negocios Internacionales Li Changan.
“China tiene una posición irreemplazable en las cadenas de suministro industrial y, por ello, Washington ha de cooperar con Pekín en numerosos sectores”, indicó Li, que manifestó además que “mantener el contacto mutuo es un síntoma positivo de comunicación y algo bueno para ambos partes”.
Para Manfredi, está claro que Estados Unidos “quiere aliviar el conflicto pero también marcar territorio para que China no pueda desarrollarse”. Lo positivo, añadió el experto, es que ambas potencias saben que un conflicto abierto “no es una buena idea” para nadie.
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El secretario de Estado, Antony Blinken, llegó la mañana del domingo a Pekín para sostener conversaciones sobre las tensiones bilaterales, en la visita de más alto nivel a China desde 2018.
Blinken tiene previsto pasar dos días en la capital china, en una visita originalmente programada para febrero que fue cancelada luego de que Washington dijera que detectó un globo de espionaje chino sobre territorio estadounidense.
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“Aunque ninguna de las partes espera demasiado del viaje, la visita es una oportunidad para evitar que la relación bilateral siga deteriorándose y pase de ser mala a muy mala”, aseveró el investigador de la Academia China de Ciencias Sociales Lü Xiang, citado por el diario local Global Times.
Lü se mostró escéptico con respecto a las verdaderas intenciones de EE. UU. “No está claro si Estados Unidos es sincero cuando dice que desea mejorar los lazos”, indicó el experto, que, sin embargo, declaró que, a juzgar por recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses, el país norteamericano “se ha dado cuenta del peligro al que se enfrentan los lazos entre las dos potencias y de la urgencia de controlar el riesgo que ello conlleva”.
“La cooperación económica, el conflicto entre Rusia y Ucrania, la cuestión de Taiwán y la preparación de las siguientes reuniones de alto nivel serán los elementos que tendrán prioridad durante la visita de Blinken”, vaticinó al rotativo el decano asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin, Jin Canrong.
En la misma línea, Juan Luis Manfredi, titular de la cátedra Príncipe de Asturias de la Universidad de Georgetown, en Washington, dijo a EFE que “hay que rebajar las expectativas, pero es una buena señal que haya un interés en reforzar los lazos diplomáticos”.
Antes de partir, Blinken dijo el viernes en una rueda de prensa que su objetivo es establecer “canales de comunicación estables” entre EE. UU. y China para evitar que haya “malentendidos” entre ambas potencias que puedan derivar en un conflicto.
El Departamento de Estado ha detallado que Blinken también quiere poner sobre la mesa la situación de Taiwán, la guerra de Ucrania, el tráfico de fentanilo y la liberación de presos estadounidenses en China.
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Será la primera visita de un alto funcionario estadounidense desde que en agosto del año pasado la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, viajó a Taiwán, considerada por China como una provincia rebelde.
China lo interpretó como una provocación y respondió con baterías de sanciones, la cancelación del diálogo con EE.UU. en materias como defensa y crisis climática y maniobras militares en el estrecho de Taiwán de una intensidad inédita en años y que desde entonces se han convertido en habituales.
Otro episodio de tensión tuvo lugar en febrero pasado cuando EE. UU. denunció la presencia de un supuesto globo espía chino sobrevolando su territorio, algo que China negó pero que Blinken utilizó entonces como pretexto para posponer su esperado viaje al país asiático.
El mismo Biden dio este sábado por superada la crisis del globo al asegurar que el artefacto no fue enviado de forma “intencionada”. El presidente dijo además que espera reunirse dentro de los próximos meses con su homólogo chino, Xi Jinping, para abordar los puntos de fricción entre ambas potencias.
La situación en el estrecho de Taiwán es solo una de la larga lista de desencuentros entre las dos potencias, entre los que se encuentran las tensiones económicas y comerciales, sobre las que algunos expertos chinos se muestran optimistas.
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“El viaje es una oportunidad para que ambos países rompan el bloqueo existente en sus relaciones económicas y comuniquen sus demandas a la otra parte”, aseguró el profesor de la Universidad de Economía y Negocios Internacionales Li Changan.
“China tiene una posición irreemplazable en las cadenas de suministro industrial y, por ello, Washington ha de cooperar con Pekín en numerosos sectores”, indicó Li, que manifestó además que “mantener el contacto mutuo es un síntoma positivo de comunicación y algo bueno para ambos partes”.
Para Manfredi, está claro que Estados Unidos “quiere aliviar el conflicto pero también marcar territorio para que China no pueda desarrollarse”. Lo positivo, añadió el experto, es que ambas potencias saben que un conflicto abierto “no es una buena idea” para nadie.
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