Cacerolazo contra Bolsonaro: brasileros piden acciones frente al coronavirus
Desde los balcones de varias ciudades en el país se grita “fuera” al presidente que tilda a la pandemia de ser una “gripecita” y un “resfriadito”. Él, como su homologo Donald Trump, se niega a imponer una cuarentena.
redacción internacional
El martes en la noche se registraron masivos cacerolazos en contra del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en Brasilia, Río de Janeiro, Porto Alegre, Recife, Belo Horizonte, Salvador y San Pablo, mientras el mandatario se dirigía al país por televisión.
“Bolsonaro fue a la TV a defender sus puntos de vista irresponsables sobre el combate al coronavirus. Locura completa”, dijo el politólogo Alberto Carlos Almeida, autor del libro “La cabeza del brasileño”.
La protesta, provocada por la falta de respuesta del gobierno ante la pandemia de coronavirus, estuvo acompañada de gritos como “fuera, Bolsonaro”, en medio de la oscuridad.
Sin embargo, esta no es la primera manifestación contra Bolsonaro en la última semana, pues ya se ha vuelto una costumbre que los ciudadanos salgan a los balcones de sus hogares para transmitir la furia y la frustración que sienten por el gobierno. El martes fue el octavo día en el que registraron cacerolazos en diferentes zonas del país.
Una vez más, el mandatario declaró que la pandemia se trataba apena de una gripe leve, aún cuando en el país van en aumento los casos de contagiados y las muertes con el pasar de los días. Este miércoles la cifra de contagios ascendió a los 2.000, mientras que el de decesos subió a 46. Le recomendamos: ¿Qué está pasando con el coronavirus a nivel mundial?
“Ya no podemos aceptar a una persona como esta como nuestro presidente”, dijo Wilma Dutra de Oliveira, profesora de idiomas de Leblon, al diario The Guardian.
Bolsonaro, que ha tildado de “truco mediático” al coronavirus, se ha negado a adoptar medidas como la cuarentena nacional, a pesar de las recomendaciones de expertos en el campo de salud. También ha rechazado el cierre de escuelas y ha defendido su posición destacando que “el grupo de riesgo de la enfermedad es de las personas mayores de 60 años”.
“La sensación que tengo es que la silla presidencial está vacía”, agregó Dutra de Oliveira, de 56 años.
Esto ha obligado a los gobernantes locales a decretar por su cuenta medidas para enfrentar la crisis. Incluso las organizaciones criminales de Río de Janeiro se han pronunciado sobre la situación, y han declarado una cuarentena ante la falta de acción del gobierno. “Si el gobierno no hace lo correcto, nosotros lo haremos”, han declarado.
Pero Bolsonaro ha respondido a quienes se atreven a retar su posición que solo están buscando “protagonismo político”, a lo que les recordó que faltan muchos años para unas nuevas elecciones.
“¿Cómo el líder de una nación de más de 200 millones de habitantes habla así? ¿Qué es esto? ¿Un atleta no sufriría si se contagiara?”, preguntó el exfutbolista Juninho Pernambucano, en referencia a que Bolsonaro dijo que, por su condición física de atleta, si él se contagiara, sólo sufriría una gripecita o un resfriadito.
Para Mauro Ventura, escritor brasileño, desde que el excapitán del ejército asumió el poder en enero de 2019 ha reunido a millones de ciudadanos con sus ataques a las minorías y derechos humanos, pero a medida que avanza su gobierno ha generado descontento en la población. Los cacerolazos reflejan la “insatisfacción absoluta”, dice. “Me sorprendió la cantidad de ruido que había ... No pensé que tanta gente se uniría aquí en el vecindario, y tampoco creo que él lo esperara”, concluyó.
El martes en la noche se registraron masivos cacerolazos en contra del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en Brasilia, Río de Janeiro, Porto Alegre, Recife, Belo Horizonte, Salvador y San Pablo, mientras el mandatario se dirigía al país por televisión.
“Bolsonaro fue a la TV a defender sus puntos de vista irresponsables sobre el combate al coronavirus. Locura completa”, dijo el politólogo Alberto Carlos Almeida, autor del libro “La cabeza del brasileño”.
La protesta, provocada por la falta de respuesta del gobierno ante la pandemia de coronavirus, estuvo acompañada de gritos como “fuera, Bolsonaro”, en medio de la oscuridad.
Sin embargo, esta no es la primera manifestación contra Bolsonaro en la última semana, pues ya se ha vuelto una costumbre que los ciudadanos salgan a los balcones de sus hogares para transmitir la furia y la frustración que sienten por el gobierno. El martes fue el octavo día en el que registraron cacerolazos en diferentes zonas del país.
Una vez más, el mandatario declaró que la pandemia se trataba apena de una gripe leve, aún cuando en el país van en aumento los casos de contagiados y las muertes con el pasar de los días. Este miércoles la cifra de contagios ascendió a los 2.000, mientras que el de decesos subió a 46. Le recomendamos: ¿Qué está pasando con el coronavirus a nivel mundial?
“Ya no podemos aceptar a una persona como esta como nuestro presidente”, dijo Wilma Dutra de Oliveira, profesora de idiomas de Leblon, al diario The Guardian.
Bolsonaro, que ha tildado de “truco mediático” al coronavirus, se ha negado a adoptar medidas como la cuarentena nacional, a pesar de las recomendaciones de expertos en el campo de salud. También ha rechazado el cierre de escuelas y ha defendido su posición destacando que “el grupo de riesgo de la enfermedad es de las personas mayores de 60 años”.
“La sensación que tengo es que la silla presidencial está vacía”, agregó Dutra de Oliveira, de 56 años.
Esto ha obligado a los gobernantes locales a decretar por su cuenta medidas para enfrentar la crisis. Incluso las organizaciones criminales de Río de Janeiro se han pronunciado sobre la situación, y han declarado una cuarentena ante la falta de acción del gobierno. “Si el gobierno no hace lo correcto, nosotros lo haremos”, han declarado.
Pero Bolsonaro ha respondido a quienes se atreven a retar su posición que solo están buscando “protagonismo político”, a lo que les recordó que faltan muchos años para unas nuevas elecciones.
“¿Cómo el líder de una nación de más de 200 millones de habitantes habla así? ¿Qué es esto? ¿Un atleta no sufriría si se contagiara?”, preguntó el exfutbolista Juninho Pernambucano, en referencia a que Bolsonaro dijo que, por su condición física de atleta, si él se contagiara, sólo sufriría una gripecita o un resfriadito.
Para Mauro Ventura, escritor brasileño, desde que el excapitán del ejército asumió el poder en enero de 2019 ha reunido a millones de ciudadanos con sus ataques a las minorías y derechos humanos, pero a medida que avanza su gobierno ha generado descontento en la población. Los cacerolazos reflejan la “insatisfacción absoluta”, dice. “Me sorprendió la cantidad de ruido que había ... No pensé que tanta gente se uniría aquí en el vecindario, y tampoco creo que él lo esperara”, concluyó.