Cadena perpetua a colombiano en Qatar
Al colombiano Juan Pablo Iragorri, que fue contratado por el ministerio del Interior catarí como instructor de paracaidistas, fue condenado por tráfico de drogas.
Redacción Internacional
El colombiano Juan Pablo Iragorri enfrenta una condena de cadena perpetua y se encuentra detenido en la prisión central de Doha, la capital de Qatar. En Colombia, mientras tanto, crecen los llamados por su liberación y los reclamos por su detención supuestamente injusta.
Los múltiples tratos crueles, inhumanos y degradantes que se habrían dado en el caso de la detención de Juan Pablo Iragorri están consignados en un pronunciamiento del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, del 14 de febrero de 2014, dirigido al gobierno de Qatar.
Ese documento indica, en términos generales, que Iragorri había sido contratado para trabajar con el Ministerio del Interior catarí desde 2005 como instructor de paracaídas y que en 2010 fue invitado por el mismo Ministerio para trabajar en Qatar en la unidad de búsqueda y rescate. No obstante, el 30 de junio de 2011, hacia la 1: 00 am., Iragorri fue detenido por policías armados y vestidos de civil, cuando llegaba a su casa en un barrio al oeste de Doha. Los oficiales no mostraron identificación y no presentaron orden de arresto o allanamiento. Tampoco precisaron las razones de la detención. Aunque buscaron en el auto del detenido, no encontraron evidencias de drogas o bienes ilícitos, según confirmaron los agentes de policía en posteriores declaraciones.
Desde entonces, según el documento de la ONU, el colombiano fue sometido a condiciones de reclusión que no cumplirían los estándares internacionales: fue mantenido durante un tiempo en aislamiento en una celda sin ventanas, ducha ni sanitario, e infestada de hormigas. El reporte también indica que Iragorri fue golpeado y torturado por agentes de las autoridades, quienes lo amenazaban con que, si no cooperaba, sería ejecutado. Hasta el 30 de junio de 2011 Iragorri no pudo tener contacto con su familia. Sus solicitudes por tener acceso a un abogado y poder contactar a representantes diplomáticos colombianos en Qatar fueron rechazadas.
Además de estas violaciones a los derechos humanos, el informe de la ONU indica una serie de inconsistencias en el proceso jurídico contra Iragorri. Empezando por la falta de un intérprete para dar sus testimonios, teniendo en cuenta que el colombiano no habla ni escribe en árabe, así como cambios deliberadamente realizados al contenido de sus declaraciones.
El 27 de diciembre de 2012, Iragorri fue condenado en primera instancia a cadena perpetua por tráfico de drogas. La sentencia fue ratificada el 25 de noviembre de 2013, alegando que Iragorri “había confesado sobre sus cargos y había sido arrestado con drogas y dinero procedente de la venta de drogas, en contradicción con las declaraciones de los oficiales de policía que habían confirmado que, cuando Iragorri fue arrestado, no poseía drogas ni dinero entre sus posesiones”. El pasado 4 de febrero el colombiano fue “re-arrestado” y se encuentra recluido actualmente en la prisión central de Doha.
El colombiano Juan Pablo Iragorri enfrenta una condena de cadena perpetua y se encuentra detenido en la prisión central de Doha, la capital de Qatar. En Colombia, mientras tanto, crecen los llamados por su liberación y los reclamos por su detención supuestamente injusta.
Los múltiples tratos crueles, inhumanos y degradantes que se habrían dado en el caso de la detención de Juan Pablo Iragorri están consignados en un pronunciamiento del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, del 14 de febrero de 2014, dirigido al gobierno de Qatar.
Ese documento indica, en términos generales, que Iragorri había sido contratado para trabajar con el Ministerio del Interior catarí desde 2005 como instructor de paracaídas y que en 2010 fue invitado por el mismo Ministerio para trabajar en Qatar en la unidad de búsqueda y rescate. No obstante, el 30 de junio de 2011, hacia la 1: 00 am., Iragorri fue detenido por policías armados y vestidos de civil, cuando llegaba a su casa en un barrio al oeste de Doha. Los oficiales no mostraron identificación y no presentaron orden de arresto o allanamiento. Tampoco precisaron las razones de la detención. Aunque buscaron en el auto del detenido, no encontraron evidencias de drogas o bienes ilícitos, según confirmaron los agentes de policía en posteriores declaraciones.
Desde entonces, según el documento de la ONU, el colombiano fue sometido a condiciones de reclusión que no cumplirían los estándares internacionales: fue mantenido durante un tiempo en aislamiento en una celda sin ventanas, ducha ni sanitario, e infestada de hormigas. El reporte también indica que Iragorri fue golpeado y torturado por agentes de las autoridades, quienes lo amenazaban con que, si no cooperaba, sería ejecutado. Hasta el 30 de junio de 2011 Iragorri no pudo tener contacto con su familia. Sus solicitudes por tener acceso a un abogado y poder contactar a representantes diplomáticos colombianos en Qatar fueron rechazadas.
Además de estas violaciones a los derechos humanos, el informe de la ONU indica una serie de inconsistencias en el proceso jurídico contra Iragorri. Empezando por la falta de un intérprete para dar sus testimonios, teniendo en cuenta que el colombiano no habla ni escribe en árabe, así como cambios deliberadamente realizados al contenido de sus declaraciones.
El 27 de diciembre de 2012, Iragorri fue condenado en primera instancia a cadena perpetua por tráfico de drogas. La sentencia fue ratificada el 25 de noviembre de 2013, alegando que Iragorri “había confesado sobre sus cargos y había sido arrestado con drogas y dinero procedente de la venta de drogas, en contradicción con las declaraciones de los oficiales de policía que habían confirmado que, cuando Iragorri fue arrestado, no poseía drogas ni dinero entre sus posesiones”. El pasado 4 de febrero el colombiano fue “re-arrestado” y se encuentra recluido actualmente en la prisión central de Doha.