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Intimidades del gobierno Uribe
A través de conversaciones con el excomisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, la embajada de los Estados Unidos conoció la posición del gobierno Uribe sobre temas que, en su momento, eran cruciales. Por ejemplo, hacia noviembre de 2006, Restrepo manifestó ante funcionarios de la embajada su interés en que el entonces presidente Álvaro Uribe llegar a acuerdos con partidos de oposición como el Polo Democrático, para así tratar de aliviar la presión que había a raíz del proceso de desmovilización con los paramilitares.
Restrepo reconoció que el proceso estaba cobrándole al gobierno un “alto precio político”. Para esa época, la parapolítica era un escándalo incipiente y apenas tres congresistas estaban capturados, los primeros por este tema: Álvaro García, Jairo Merlano y Erick Morris. Sin embargo, Restrepo advertía desde entonces que “varios de los congresistas involucrados son miembros de la coalición del presidente Uribe”.
En esas conversaciones, Restrepo ratificó también algo que hoy es ampliamente conocido: el interés del entonces presidente Uribe por entablar conversaciones con las Farc. El alto excomisionado se reunió con delegados de España, Francia y Suiza para explicarle por qué en ese momento el gobierno había congelado los acercamientos con esa guerrilla (el carrobomba en la Universidad Militar Nueva Granada) y les reiteró que no habría diálogos encaminados hacia un acuerdo humanitario (en esa época, el drama del secuestro lo pedía a gritos) a menos que las Farc suspendiera los actos terroristas.
Tras el rastro de Raúl Reyes
Dos años antes de que el miembro del secretariado de las Farc, Raúl Reyes, muriera en un bombardeo ejecutado por la Fuerza Pública colombiana en territorio ecuatoriano -el 1° de marzo de 2008-, Estados Unidos ya documentaba a través de cables diplomáticos la persecución a este importante jefe guerrillero.
::Encuentro con Julian Assange (nota de nuestro director, Fidel Cano)::
Así fue como se supo que, por ejemplo, a comienzos de 2006, unidades militares de Ecuador desmantelaron un campamento de las Farc en la zona fronteriza de Sucumbíos, la misma donde dos años después moriría Reyes. Dos supuestos estudiantes fueron detenidos en ese momento. Según los delegados de Estados Unidos en Quito, este golpe tenía la intención de Ecuador de salirle al paso a las críticas del gobierno colombiano por su presunta “benevolencia” con la guerrilla.
No obstante, un nuevo cable sobre el tema advirtió que en Ecuador se habían hallado 25 campamentos guerrilleros pero que solo se habían reportado oficialmente cinco, en los cuales no se había capturado a nadie porque los combatientes habían evacuado los lugares 24 horas antes de que llegaran las autoridades.
A pesar de los intentos diplomáticos de ambos países por reducir un poco la tensión que el asunto Farc generaba, hacia octubre de 2006 las cosas se pusieron de nuevo complicadas. El detonante fue un ataque de morteros desde el lado colombiano, que produjo heridas a tres civiles ecuatorianos. Ecuador exigía a Colombia más que “promesas vacías”. Rafael Correa era el candidato más fuerte, y para Estados Unidos, que él se rehusara a catalogar a las Farc como grupo terrorista no iba en línea con sus intereses.
Estados Unidos calificaba entonces a Correa de arrogante y radical. Las diferencias escalaron aún más cuando el entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe, acusó en público a Ecuador de ser el refugio del líder guerrillero Raúl Reyes. Un año más tarde, una operación militar ecuatoriana halló un campamento en Sucumbíos en el que, era claro, había estado Reyes.
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La embajada de EE.UU. en Quito anotó que la visión de Ecuador estaba cambiando desde que el ministro de Defensa de la época, Wellington Sandoval, había constatado que la presencia de las Farc era mucho mayor en zona fronteriza de lo que él mismo imaginaba. El tire y afloje entre Colombia y Ecuador tuvo un final inesperado, al menos en términos diplomáticos, con el bombardeo de la Fuerza Pública colombiana en Sucumbíos. Rafael Correa rompió relaciones con Colombia dos días después del hecho, las cuales permanecieron así dos años y casi nueve meses.
El tema Drummond
En los estrados judiciales, poco o nada pudieron hacer los sindicalistas en contra de la multinacional Drummond, a la cual demandaron en más de una ocasión por sus supuestos nexos con grupos paramilitares. Se trataba, no obstante, de una empresa muy importante para Estados Unidos, al punto que, entre 2006 y 2010, al menos 15 cables diplomáticos fueron enviados de Colombia a Washington en relación con este tema.
Una huelga de trabajadores que tuvo lugar a mediados de 2006 fue asunto de gran preocupación para Estados Unidos. La compañía esperaba la intervención del gobierno colombiano a su favor y luego, cuando en Glencore empezaron a reemplazar personal en huelga con personas externas escoltadas por militares, los sindicalistas de la Drummond empezaron a temer un futuro similar.
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Muchos otros temas se abordaron a lo largo de esos cables: las pérdidas de la empresa por las huelgas; los nuevos hallazgos de reservas de gas y la molestia del Gobierno al no tener cómo probar de manera independiente esas reservas; la priorización de exigencias ambientales. Las peleas con los sindicatos eran, sin duda, el principal dolor de cabeza para los estadounidenses en referencia con esta empresa, cuya sede principal está en Birmingham, Alabama (Estados Unidos).
La relevancia de los cables sobre la Drummond radicó en que se volvieron evidencia del seguimiento que hace Estados Unidos a las empresas de ese país en territorio nacional.