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Desde que arrancó la presidencia de Jair Bolsonaro los periodistas no la tuvieron fácil. La organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF) publicó un informe el 19 de octubre en el que da cuenta de la “naturaleza organizada y sistemática de los ataques del ‘sistema de Bolsonaro’ a los medios”. El escenario para la libertad de expresión en Brasil no mejora, y todo parecería indicar que no se trata de hostigamientos aislados.
Durante el segundo trimestre del 2020, la prensa brasileña fue blanco de nuevos ataques: al menos 27 por parte del propio Bolsonaro y aún más de su familia, sus ministros más cercanos y simpatizantes. “Sus hijos, una vez más, repitieron y endurecieron los ataques”, alega la organización internacional.
“El entorno mediático durante el último trimestre se ha visto agravado por la desinformación, las restricciones al acceso a la información (diseñadas para controlar el debate público) y la politización de los portavoces de la comunicación estatal”, explicó RSF.
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Una de las amenazas más recientes en contra de la prensa, se dio el 23 de agosto luego de que un periodista del diario O Globo le preguntó al presidente sobre la supuesta participación de la primera dama en un esquema de pagos ilícitos. Se trataba de diferentes depósitos bancarios sospechosos que fueron hechos en los últimos años en la cuenta de Michelle Bolsonaro, a lo que el mandatario respondió: “Qué ganas de reventarte la boca a golpes”.
El 24 de agosto insultó a la periodista Maria Júlia Coutinho, presentadora de la emisora Globo News, en Twitter, llamándola mentirosa. Sus declaraciones desataron un torrente de amenazas e insultos racistas de parte de partidarios de Bolsonaro en redes sociales. Al día siguiente el hashtag #MajuMentirosa ya contaba con más de 33 mil menciones.
El 22 de septiembre, en un discurso ante la Asamblea General de la ONU, Bolsonaro repitió la acusación que hizo varias veces a lo largo del año; dijo que sectores de los medios brasileños habían “politizado el virus al sembrar el pánico entre la población (...) Y casi trajo el caos social al país”.
Información limitada y censura
Los medios de comunicación han tenido cada vez más dificultades para obtener información de las autoridades. Desde que asumió el cargo en enero de 2019, el gobierno de Bolsonaro impuso al menos 13 medidas destinadas a restringir el acceso a la información, según informó el medio Folha de Sao Paulo.
Algunos de los hechos: el gobierno intentó cambiar dos veces la Ley de Acceso a la Información “ampliando el grupo de agentes públicos autorizados para colocar la información pública en los más altos grados de secreto”, informó el mismo medio. Sin embargo, la medida fue derrocada.
El gobierno también excluyó los indicadores de violencia policial del informe anual de derechos humanos, y retrasó la divulgación de datos acerca de la pandemia por coronavirus, según Folha de Sao Paulo.
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A la falta de información, se suma la proliferación de procesos judiciales contra periodistas y organizaciones de noticias, “en su mayoría iniciados por representantes del gobierno o asociados del presidente”, según explica la RSF.
Uno de los casos más recientes ocurrió el 4 de septiembre cuando “funcionarios de justicia del estado de Río de Janeiro suprimieron una serie de informes de TV Globo sobre investigaciones en curso sobre el hijo del presidente Flávio, sospechoso de apropiación indebida de fondos públicos y corrupción mientras era diputado del estado", se lee en el informe
Un sistema familiar con tentáculos (y desinformación)
Y hablando de sus hijos, Eduardo Bolsonaro, quien además es representante parlamentario, es una de las personas que más hostigó a la prensa: las cifras de la organización internacional arrojan 79 ataques registrados en el tercer trimestre de 2020, es decir, casi un ataque por día. Le sigue el concejal de Río de Janeiro Carlos Bolsonaro con 19 ataques, y el senador Flavio Bolsonaro con 21.
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Y no sólo en contra de los medios, algunos acusan a varios allegados del mandatario de impulsar campañas de odio a través de redes sociales. De hecho, Facebook anuncio el 8 de julio de 2020 que eliminó una serie de cuentas y páginas dedicadas a la desinformación y vinculadas a asesores del presidente de Brasil y de dos de sus hijos: el senador Flávio y el diputado Eduardo.
Nathaniel Gleicher, director de Ciberseguridad en Facebook, afirmó en un informe que, “a pesar de que las personas por detrás de esa actividad intentaron ocultar sus identidades y coordinación”, consiguieron identificar a algunos de ellos. Eran personas asociadas al Partido Social Liberal (PSL), que Bolsonaro usó como plataforma electoral para las elecciones de 2018, y “algunos de los funcionarios de los gabinetes” de “Eduardo Bolsonaro, Flávio Bolsonaro y Jair Bolsonaro”, según informó EFE.
Agresiones en campaña
La organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF) advirtió que los hostigamientos comenzaron desde la campaña presidencial; los comunicadores se convirtieron en el objetivo favorito de los partidarios de Bolsonaro y de los grupos de odio, especialmente en redes sociales.
Según la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji) se presentaron al menos 137 ataques físicos y en línea (relacionados con las elecciones) en contra de periodistas en 2018 por parte de activistas de todas las tendencias políticas. Se dijo que al menos 30 de los casos provenían de simpatizantes de Bolsonaro o se produjeron en reacción a informes sobre el entonces candidato.
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Ese fue el caso de la periodista Miriam Leitão de GloboNews que "recibió cientos de insultos y amenazas en redes sociales a raíz de un artículo publicado el 5 de octubre sobre los peligros que la candidatura de Bolsonaro plantea a la democracia brasileña ", se lee en un informe del RSF.
La respuesta de Bolsonaro sobre el punto de vista de Leitão no se hizo esperar: “Miriam Leitão, la marxista de ayer, sigue siendo la misma. Si llego, querrás lamerme las botas, como hiciste con todos los que llegaron al poder. Su lugar está en la pocilga de la historia”, escribió el presidente en 2017.
Miriam Leitão, a marxista de ontem, continua a mesma. Se eu chegar lá vai querer lamber minhas botas, como fez com todos que chegaram ao Poder. Seu lugar é no chiqueiro da História.
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) November 14, 2017
“El movimiento de Bolsonaro nos tiene en la mira: saben que la transparencia y la libertad de expresión son los principales obstáculos para hacer que Brasil retroceda a sus días más oscuros. Cuanto más muestran su verdadero rostro, mayor es la resistencia que encuentran. El trabajo de los periodistas, el propósito de la libertad de prensa, es garantizar que esa verdad siga siendo clara”, dijo Glenn Greenwald, periodista y editor cofundador de The Intercept, en una columna de opinión publicada por The New York Times el 25 de noviembre de 2019.
Greenwald cuenta que durante la cobertura de The Intercept sobre el gobierno de Bolsonaro, el mandatario lo amenazó en repetidas ocasiones y de “manera pública con encarcelarme, sino que además nos ha acusado a mi marido y a mí de tener un matrimonio falso y haber adoptado niños brasileños, según él, para evitar de manera fraudulenta mi deportación”.
Con información de agencias*