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Cetro, corona y narcos

María Susana Flores, una reina de belleza de México, murió en un tiroteo entre el Ejército y los presuntos delincuentes a los que acompañaba.

Inés Santaeulalia / Especial de El País, México
03 de diciembre de 2012 - 09:40 p. m.
María Susana Flores Gámez.
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María Susana Flores Gámez mira de reojo a la cámara y mueve nerviosa el micrófono. Parece una niña emocionada con su próximo viaje a China para representar a México en un certamen de belleza. Tiene 22 años y ha estado desde los 17 participando en concursos. “Pienso que me eligieron por mi piel, por ser morena. Me han dicho que tengo la belleza mexicana”, decía a una televisión local de Sinaloa hace sólo 10 meses, hace ya demasiado tiempo.

Susy, como la llamaban, fue enterrada esta semana con su cetro y su vestido de reina en medio de un espectacular cerco militar en el pueblo sinaloense de Guamúchil. La muerte la encontró el último sábado de noviembre en un enfrentamiento entre presuntos narcotraficantes y el Ejército, en el cual fallecieron otras cuatro personas. Ella, la misma que bailaba hip-hop en las pruebas para talentos, viajaba en una de las camionetas en las que trataron de huir los delincuentes y murió junto al vehículo. A su lado hallaron un fusil AK-47.

La Procuraduría General de la República (PGR) investiga los hechos para determinar si Susy disparó el “cuerno de chivo”, como se conoce al arma. Un funcionario de la PGR aseguró a la agencia AP, bajo la condición de mantener el anonimato, que la joven bajó del vehículo con el fusil y, aunque aún no se sabe si disparó, la investigación sostiene que fue usada “como una especie de escudo humano” por los pistoleros. Lo que sí parece claro es que era la acompañante o la novia de uno de los sicarios, de los que aún se desconoce el cartel.

Las reinas de la belleza y los capos hace tiempo que dejaron de ser la extraña pareja. El profesor universitario Arturo Santamaría Gómez, autor de El culto de las reinas de Sinaloa y el poder de la belleza, tiene constancia de que la tradición viene de largo; según él, desde que Miss Sinaloa 1955 se relacionó con un narcotraficante estadounidense. También Ernesto Fonseca Carrillo, alias Don Neto, el famoso líder del desaparecido cartel de Guadalajara en los ochenta, se casó con otra miss, como lo hizo el líder del cartel de Sinaloa, el actualmente perseguido Chapo Guzmán. Y así hasta nuestros días. “Ambos se buscan: los capos desean mujeres bellas y hay muchas de ellas que buscan riqueza, poder y el prestigio que esa relación les da en ciertas comunidades”, explica Santamaría.

Los dos trampolines del éxito —belleza y narcotráfico— gozan de una inmejorable salud en este estado del Pacífico. El Chapo, el hombre más buscado del mundo, “nunca había tenido tanto prestigio como ahora” en algunas poblaciones, dice el profesor. Tampoco los certámenes de belleza, que proliferan en el estado de los 11 ríos. De Sinaloa salen coronadas cada año multitud de misses, señoritas o reinas, que ven en el efímero título un “vehículo de ascenso social”.

Susy estudiaba ciencias de la comunicación en la universidad, pero en su currículo se amontonan los premios ganados en biquini. Modelo del año 2009, Mujer Sinaloa 2012 o representante de México en el Miss Oriental Tourism Contest. La organización del certamen Nuestra Belleza Sinaloa, en el que participó en junio, ha lamentado su muerte a través de su página de Facebook: “Nos encontramos consternados por la noticia, una joven hermosa, alegre y con un gran futuro por delante. Descansa en paz Susy y que Dios te tenga en su santa gloria”.

Perdido en Youtube quedará para siempre el video que Flores Gámez grabó antes de viajar a China, animando a todas las jóvenes a participar en concursos de belleza: “Que se metan, que le echen ganas”. Desde el pasado miércoles, la joven de cara aniñada está enterrada en el pueblo que la vio nacer. Con su corona, su cetro y, según recogen todos los medios locales, en “una fina caja de madera”.

Por Inés Santaeulalia / Especial de El País, México

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