China: ¿con “rabo de paja” en medio de la tensión ruso-ucraniana?
Pekín se ha aproximado con moderación en esta coyuntura. Si bien en Moscú tiene un aliado, analistas señalan que un eventual apoyo al reconocimiento de la independencia de las regiones ucranianas separatistas sería contradictorio con la política exterior y con los reclamos de China sobre territorios como el Tíbet y Taiwán.
En la crisis entre Rusia y Occidente muchos ven a China jugando al equilibrista: mientras que no le convendría apoyar una desintegración territorial como la que resultaría de reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, tampoco querría distanciarse de su potente aliado ruso. En esta disyuntiva, China ha dado señales de estar decantándose por el respaldo al Kremlin.
Este miércoles, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, en un encuentro con la prensa, rechazó las sanciones impuestas a Rusia luego de que Moscú reconociera el lunes la autonomía de las regiones separatistas en el Dombás. Asimismo, acusó a Estados Unidos de crear pánico y echarle “leña al fuego” en esta situación, mientras que resaltó que actores como China han pedido una salida dialogada al asunto.
Esto último va en línea con lo dicho por Zhang Jun, embajador chino ante las Naciones Unidas (ONU), quien, en una reunión de emergencia convocada en la noche del lunes, señaló la necesidad de que las partes encuentren “soluciones razonables” basadas en los principios de “igualdad y respeto mutuo”. Dicha reunión tuvo lugar el día en que Vladimir Putin reconoció a las autoproclamadas Donetsk y Lugansk, horas después de que terminaran los Juegos Olímpicos.
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Mientras que Estados Unidos advirtió que la supuesta invasión rusa en Ucrania ocurriría el 16 de febrero, que fue declarado como “Día de la Unidad” por los ucranianos para rechazar el pánico por el vaticinio, así como las amenazas desde Moscú, otros analistas sostenían que Rusia no se movería hasta que las justas de invierno en Pekín terminaran, para evitar eclipsar al anfitrión olímpico. El tiempo parece haberles dado la razón.
Además, el llamado al respeto por “las preocupaciones legítimas de seguridad de cualquier país”, en el que insistió Wang Yi, ministro chino de Exteriores, durante una llamada con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha sido interpretado como un guiño a la afirmación rusa de que Ucrania y el avance de la OTAN representan una amenaza.
No obstante, en este panorama, no se ha dejado de recordar que, en 2014, cuando Rusia anexó la península de Crimea, China se abstuvo en la votación de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba el referéndum en el que se basó la adhesión y que Rusia vetó. En otras palabras, Pekín no respaldó a su aliado.
En el contexto actual, también hay quienes interpretan que China está, en medio de todo, tratando de cuidar su ya deteriorada relación con Estados Unidos en esta suerte de equilibrismo. No hay que olvidar tampoco que Ucrania es un importante aliado comercial y que, como escribió Bloomberg, China trata hoy de “presentarse como una potencia global responsable”.
Pero también están las contradicciones y el “rabo de paja”: ¿apoyar a Rusia no va en contra del principio de la política exterior china de no interferir en asuntos internos de otros países? ¿O acaso no podría jugarle en contra frente a sus acciones y reclamos sobre regiones como el Tíbet o Taiwán? A la primera pregunta, Wang Yi afirmó el sábado que la soberanía de todos los países debe respetarse. “Ucrania no es la excepción”, dijo.
El miércoles, por otro lado, China advirtió que la comparación con la situación en el sur “carece de la más mínima comprensión sobre lo que es la historia de la cuestión de Taiwán”. La presidenta de la isla explicó que el reconocimiento ruso a los separatistas se está usando para perjudicar la moral de los taiwaneses.
“Taiwán siempre ha sido una parte inalienable del territorio de China. Esto es un hecho irrefutable desde el punto de vista legal e histórico”, dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. En todo caso, el dilema diplomático no acaba, pues “en el futuro China también necesitará la comprensión y el apoyo de Rusia cuando luche con Estados Unidos para resolver el problema de Taiwán de una vez por todas”, escribió Ming Jinwei, editor en la agencia Xinhua, citado por el Washington Post.
Yu Jie, investigador sénior en el centro de pensamiento Chatham House, citado por The Guardian, apuntó que, lejos del dilema, “Pekín ve esta situación favorablemente porque la administración de Biden se está distrayendo y, como resultado, es probable que tenga menos energía y recursos para contrarrestar la creciente influencia de China en el Indopacífico, al menos antes de las elecciones de mitad de período en EE. UU. en noviembre de este año”.
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En la crisis entre Rusia y Occidente muchos ven a China jugando al equilibrista: mientras que no le convendría apoyar una desintegración territorial como la que resultaría de reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, tampoco querría distanciarse de su potente aliado ruso. En esta disyuntiva, China ha dado señales de estar decantándose por el respaldo al Kremlin.
Este miércoles, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, en un encuentro con la prensa, rechazó las sanciones impuestas a Rusia luego de que Moscú reconociera el lunes la autonomía de las regiones separatistas en el Dombás. Asimismo, acusó a Estados Unidos de crear pánico y echarle “leña al fuego” en esta situación, mientras que resaltó que actores como China han pedido una salida dialogada al asunto.
Esto último va en línea con lo dicho por Zhang Jun, embajador chino ante las Naciones Unidas (ONU), quien, en una reunión de emergencia convocada en la noche del lunes, señaló la necesidad de que las partes encuentren “soluciones razonables” basadas en los principios de “igualdad y respeto mutuo”. Dicha reunión tuvo lugar el día en que Vladimir Putin reconoció a las autoproclamadas Donetsk y Lugansk, horas después de que terminaran los Juegos Olímpicos.
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Mientras que Estados Unidos advirtió que la supuesta invasión rusa en Ucrania ocurriría el 16 de febrero, que fue declarado como “Día de la Unidad” por los ucranianos para rechazar el pánico por el vaticinio, así como las amenazas desde Moscú, otros analistas sostenían que Rusia no se movería hasta que las justas de invierno en Pekín terminaran, para evitar eclipsar al anfitrión olímpico. El tiempo parece haberles dado la razón.
Además, el llamado al respeto por “las preocupaciones legítimas de seguridad de cualquier país”, en el que insistió Wang Yi, ministro chino de Exteriores, durante una llamada con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha sido interpretado como un guiño a la afirmación rusa de que Ucrania y el avance de la OTAN representan una amenaza.
No obstante, en este panorama, no se ha dejado de recordar que, en 2014, cuando Rusia anexó la península de Crimea, China se abstuvo en la votación de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba el referéndum en el que se basó la adhesión y que Rusia vetó. En otras palabras, Pekín no respaldó a su aliado.
En el contexto actual, también hay quienes interpretan que China está, en medio de todo, tratando de cuidar su ya deteriorada relación con Estados Unidos en esta suerte de equilibrismo. No hay que olvidar tampoco que Ucrania es un importante aliado comercial y que, como escribió Bloomberg, China trata hoy de “presentarse como una potencia global responsable”.
Pero también están las contradicciones y el “rabo de paja”: ¿apoyar a Rusia no va en contra del principio de la política exterior china de no interferir en asuntos internos de otros países? ¿O acaso no podría jugarle en contra frente a sus acciones y reclamos sobre regiones como el Tíbet o Taiwán? A la primera pregunta, Wang Yi afirmó el sábado que la soberanía de todos los países debe respetarse. “Ucrania no es la excepción”, dijo.
El miércoles, por otro lado, China advirtió que la comparación con la situación en el sur “carece de la más mínima comprensión sobre lo que es la historia de la cuestión de Taiwán”. La presidenta de la isla explicó que el reconocimiento ruso a los separatistas se está usando para perjudicar la moral de los taiwaneses.
“Taiwán siempre ha sido una parte inalienable del territorio de China. Esto es un hecho irrefutable desde el punto de vista legal e histórico”, dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. En todo caso, el dilema diplomático no acaba, pues “en el futuro China también necesitará la comprensión y el apoyo de Rusia cuando luche con Estados Unidos para resolver el problema de Taiwán de una vez por todas”, escribió Ming Jinwei, editor en la agencia Xinhua, citado por el Washington Post.
Yu Jie, investigador sénior en el centro de pensamiento Chatham House, citado por The Guardian, apuntó que, lejos del dilema, “Pekín ve esta situación favorablemente porque la administración de Biden se está distrayendo y, como resultado, es probable que tenga menos energía y recursos para contrarrestar la creciente influencia de China en el Indopacífico, al menos antes de las elecciones de mitad de período en EE. UU. en noviembre de este año”.
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