China: ¿el gran salvador de Rusia?
En juego no solo está el prestigio internacional de China, sino también las aspiraciones comerciales a través de la Ruta de la Seda. Sin mencionar que Estados Unidos no se olvida de las intenciones de Xi Jinping sobre Taiwán.
María José Noriega Ramírez
María Paula Ardila
Vladimir Putin y Xi Jinping estrecharon sus manos en Pekín el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno. Mientras que Occidente le daba la espalda a China con el boicot diplomático, el dirigente ruso y su homólogo chino se unieron bajo una consigna común: rechazar la expansión de Estados Unidos y sus aliados en la región de Asia Pacífico. Criticando a la OTAN (y también a AUKUS, el pacto de seguridad trilateral formado entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia), los dos países pidieron “abandonar los enfoques ideologizados de la Guerra Fría, respetar la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países, la diversidad de sus patrones civilizacionales e histórico-culturales, y tratar el desarrollo pacífico de otros Estados de manera objetiva y justa”.
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Vladimir Putin y Xi Jinping estrecharon sus manos en Pekín el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno. Mientras que Occidente le daba la espalda a China con el boicot diplomático, el dirigente ruso y su homólogo chino se unieron bajo una consigna común: rechazar la expansión de Estados Unidos y sus aliados en la región de Asia Pacífico. Criticando a la OTAN (y también a AUKUS, el pacto de seguridad trilateral formado entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia), los dos países pidieron “abandonar los enfoques ideologizados de la Guerra Fría, respetar la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países, la diversidad de sus patrones civilizacionales e histórico-culturales, y tratar el desarrollo pacífico de otros Estados de manera objetiva y justa”.
Para aquel entonces, Putin no había ordenado la “intervención militar” en Ucrania. La tensión se respiraba en el aire, pero aún no se desataba la confrontación directa entre Moscú y Kiev. Los dos países parecían estar en sintonía, y no se esperaba menos: Rusia es el único país que China reconoce como igual, como un par diplomático, y “lo ve como un actor clave para su supervivencia como Estado, así como para la definición de sus fronteras”, afirma Camilo Defelipe, especialista en China de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. “Ellos han entendido la importancia de Asia central y se han respetado con base en ello, pues, por un lado, Rusia ha facilitado la parte de seguridad militar en la región y, por el otro, China ha aportado la fuerza de su economía”. Ahora bien, con los soldados rusos dentro de Ucrania, la relación Pekín-Moscú se complejiza.
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China evita usar la palabra “invasión” a la hora de referirse a la “acción militar” ordenada por Putin y califica de “ilegales” las sanciones interpuestas por Occidente, pero se abstuvo de votar (mas no rechazó) la resolución contra Rusia en la Asamblea General de la ONU, al tiempo que envió ayuda humanitaria a Ucrania. Esto, según Defelipe, responde a una postura de “neutralidad estratégica”, pues no solo está en juego el prestigio internacional de China, sino también las aspiraciones comerciales a través de la Ruta de la Seda, que busca extenderse desde el este de Asia hacia Europa, África y América Latina, proyectándose como la principal estrategia económica y de cooperación internacional del dirigente chino. Así, el rol que asume el gigante asiático en medio de la guerra en Ucrania es el que más le conviene a sus intereses: “Cooperar con Rusia y cooperar con Occidente, hasta tal punto de que sus asuntos no se vean afectados, apelando a un desentendimiento estratégico. China sabe que depende de la globalización, pero también la globalización puede ser un arma en contra de ella”, agrega el docente.
Con las sanciones que Occidente impuso a Rusia, el debate público se ha centrado en un interrogante: ¿China será su salvavidas? “Sin duda, la relación de cooperación entre Rusia y China es energética y militar”, afirmó a la BBC Mundo Alicia García-Herrero, economista jefa de Asia-Pacífico en el banco de inversión francés Natixis. China es el mercado más grande para las exportaciones rusas, como petróleo, gas, carbón y productos agrícolas. Solo el año pasado, el comercio entre los dos países alcanzó un nuevo máximo: US$147.000 millones, casi un 36 % más que en el 2020. Adicionalmente, Putin y Xi Jinping, en su reunión de febrero, anunciaron que aumentarán su comercio a US$250.000 millones para 2024, además de firmar acuerdos comerciales a largo plazo, especialmente en el sector energético.
Sin embargo, según asegura Defelipe, la fuerza del apoyo chino a Rusia es a corto plazo, no solo porque las sanciones interpuestas por Occidente son una advertencia para el país asiático, sino porque no hay una infraestructura lo suficientemente desarrollada para compensar el golpe al sector financiero ruso. Si bien Rusia viene desarrollando el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (STFM) y China el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS), en un intento por reducir su dependencia del sistema financiero occidental, para 2021, solo un banco chino se había unido al STFM ruso, mientras que, por el otro lado, algunos bancos rusos e instituciones financieras globales se han conectado parcialmente al sistema chino, se lee en la BBC. Además, el Centro Carnegie de Moscú dice que estos sistemas de pago locales “no son una alternativa a SWIFT”.
¿Y Taiwán qué?
Vestida con uniforme militar, chaleco antibalas y casco, la presidenta Tsai Ing-wen se dirigió esta semana a los soldados taiwaneses con un mensaje claro: “La situación en Ucrania prueba una vez más que la protección del país, además de la solidaridad y la asistencia internacional, depende de la unidad del pueblo”, sostuvo la dirigente que, aunque aclaró que la situación de Taiwán es distinta, su ejército sí inició un nuevo entrenamiento, destinado a preparar a los soldados para un combate. Pero ¿hasta qué punto Taiwán corre el mismo riesgo que Ucrania?
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Podríamos llegar a pensar que se trata de dos “democracias alineadas con EE. UU. y reclamadas por poderes autoritarios”, como se lee en una publicación de Bloomberg, pero la analogía con Ucrania, o más bien con Rusia, puede ser apresurada: “Lo que ocurre entre China y Taiwán debe ser entendido como una situación doméstica. De hecho, unos 180 países reconocen al gobierno en Beijing como el legítimo de todo el país, y se han adherido a este principio de ‘una sola China’, que establece que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino”, nos comentó en enero David Mauricio Castrillón, profesor de la Universidad Externado.
Pero eso no quita que Tsai Ing-wen sienta que Xi Jinping le está pisando los talones: desde 2020, y a medida que aumentan las tensiones entre Beijing y Washington, el gobierno chino aceleró las operaciones aéreas muy cerca de Taiwán, realizando 380 incursiones en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de la isla solo en 2020, según datos de la Universidad de Stanford. En octubre de 2021, el Ejército Popular de Liberación (EPL) envió casi 150 aviones en menos de una semana, rompiendo cifras anteriores. Y hace unos días, ocho cazas J-16 chinos y un avión de reconocimiento Y-8 volaron sobre un área al noreste de las Islas Pratas, controladas por Taiwán.
Y es que algunos analistas dicen que solo es cuestión de tiempo para que Xi Jinping retome el control de Taipéi: “Todos los líderes desde Mao han prometido absorber a Taiwán, pero Xi es el primero que comanda un ejército lo suficientemente fuerte como para hacer plausible la unificación forzada, aunque sigue siendo una tarea formidable”, explicó al New York Times Jia Qingguo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Pekín.
Sin embargo, y aunque China también ha utilizado sus fuerzas armadas más allá de sus fronteras, como comentan expertos, Beijing ha evitado las operaciones de combate a gran escala: “En su periferia, China se ha involucrado en provocaciones, confrontaciones e incluso enfrentamientos violentos. Pero China, a diferencia de Rusia, se ha abstenido de intervenciones masivas, invasiones u ocupaciones de otros países desde que invadió Vietnam en 1979″, se lee en una publicación del Instituto para la Paz de EE. UU.
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A lo que algunas periodistas del Washington Post agregan aspectos como la barrera marítima entre Taiwán y China, el papel clave de Taiwán en las cadenas de suministro globales y el hecho de que la isla está rodeada de aliados de EE. UU., como Corea del Sur y Japón. Y es que el papel de EE. UU. también es clave en todo esto: a principios de 1979, ese país otorgó un reconocimiento diplomático formal a la República Popular China, cortando los lazos con Taipéi. Lo complejo en este asunto es que en esa legislación no se especificó cómo EE. UU. ayudaría en la autodefensa de Taiwán, y esto se conoce como “ambigüedad estratégica”.
“Pero por estos días, en algunos sectores, la ambigüedad estratégica suena mucho menos ambigua”, comentó por su parte Jacqueline Schneider en una publicación del Washington Post. Y es que los miembros republicanos del Congreso presentaron una legislación que aumenta las ventas militares a Taiwán y amplía los intercambios militares entre los dos países. “Además, hay una nueva Ley de Garantía de Taiwán, que exige que EE. UU. defienda la membresía de la isla en organizaciones internacionales”, agregó la experta de la Universidad de Stanford. ¿Qué sigue en este caso?
Para los expertos Mark Cogan y Paul Scott, Xi Jinping debe ser disuadido si decide seguir a Putin reclamando el territorio “perdido”: “Si bien no garantiza el éxito, poner fin a la ambigüedad estratégica demostraría que EE. UU. está dispuesto a actuar más allá de la simple retórica. Y la coordinación con socios del Indo-Pacífico, como Japón e India, aportaría un valor añadido”, comentaron los expertos en una publicación de The Diplomat. De hecho, tras la invasión rusa a Ucrania, Biden envió una delegación no oficial de exfuncionarios de defensa y seguridad nacional de EE. UU. a Taiwán.
Pero, según el experto militar Ni Lexiong, “el costo de batalla de una contingencia de Taiwán sería mucho más alto que el ataque a gran escala de Rusia contra Ucrania. Hay muchas incertidumbres una vez que estalla una guerra”, dijo Lexiong al South China Morning Post.
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