China y Taiwán: la amenaza de una anexión con más costos que beneficios
Poco o nada ha cambiado el anhelo de Beijing con respecto a Taiwán: controlar política y territorialmente la pequeña isla en el suroriente asiático. Aunque las trompetas de la anexión hayan vuelto a sonar una vez más con las maniobras militares que realizó el Ejército chino estos últimos días, la posibilidad de hacer una incursión armada contra Taipéi es una jugada seria para China, teniendo en cuenta los costos diplomáticos y económicos que eso conllevaría.
Tomás Tarazona Ramírez
La Operación “Espada Conjunta” culminó con éxito, aseguró el Gobierno de China. Durante tres días, los 59 aviones de combate y 11 buques de guerra que merodearon la jurisdicción de Taiwán hicieron algo más que un “simulacro” de ataque contra la isla que desde hace décadas Beijing intenta recuperar. Los ensayos militares revivieron una vez más el temor de una anexión y el efecto dominó que cualquier decisión política o armada desde China puede generar en la región.
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La Operación “Espada Conjunta” culminó con éxito, aseguró el Gobierno de China. Durante tres días, los 59 aviones de combate y 11 buques de guerra que merodearon la jurisdicción de Taiwán hicieron algo más que un “simulacro” de ataque contra la isla que desde hace décadas Beijing intenta recuperar. Los ensayos militares revivieron una vez más el temor de una anexión y el efecto dominó que cualquier decisión política o armada desde China puede generar en la región.
Dentro de tantas incógnitas y contingencias que alberga la política china, hay un objetivo que está muy claro: la unificación de Taiwán es una prioridad. Lo que no se sabe a ciencia cierta es de qué manera la isla, ubicada a tan solo 160 km de la costa suroriental, pasaría a ser parte del “gigante asiático”.
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Xi Jinping, el presidente que ha manejado los hilos políticos de China durante la última década, aseguró en 2021 que la “reunificación” de Taiwán “debe conseguirse y se conseguirá”. Sin embargo, en más de una ocasión el jefe de Estado chino ha dado vía libre para especular de qué manera se hará esta anexión, si de forma pacífica o a través de un cerco militar, que justamente ensayó durante las últimas horas.
El efecto mariposa
No es la primera vez que lo que sucede en un lado del océano Pacífico tiene efectos inmediatos en el otro extremo. La visita de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, a Estados Unidos generó que Beijing empezara una nueva cadena de operaciones militares que amenazan a Taipéi con una invasión. Shi Yi, portavoz del Gobierno chino, aseguró que estos ensayos pusieron “a prueba […] condiciones reales de combate”, a la vez que aseguró que tanto la infantería como la Fuerza Aérea “están listas para luchar en cualquier momento”. ¿Por qué?
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Aunque los protagonistas principales en esta historia sean China y Taiwán, Estados Unidos ha surgido como un actor clave en el escenario. Lo que diga o haga Washington con respecto a su postura con Taipéi tiene efectos casi que inmediatos dentro de Beijing. Un ejemplo de esto es la visita que hizo la antigua presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán en 2022. El paso del tercer cargo más importante de Estados Unidos a la isla generó que por primera vez China disparara misiles contra Taiwán e intentara demostrar su poderío militar.
Por ejemplo, tanto ha repercutido la aparición estadounidense en este escenario, que un estudio de la Universidad Nacional de Chengchi, en Taiwán, asegura que la mitad de la población cree que en caso de una ofensiva militar proveniente desde Beijing, el Ejército de Estados Unidos “acudiría a ayudarlos”.
Es importante mencionar que desde 1979 Estados Unidos retiró su apoyo diplomático a Taiwán, lo que implica que la Casa Blanca no reconoce a la isla oficialmente como un país. Sin embargo, las reuniones que han mantenido los miembros de las cúpulas políticas de Taipéi y Washington demuestran el “fortalecimiento de lazos” entre ambas naciones, como asegura CNN. Estos acercamientos han sido catalogados por China como una “confabulación de Taiwán con fuerzas extranjeras”.
El efecto mariposa pudo ser divisado una vez más cuando, pocas horas después del simulacro de ataque chino, Estados Unidos movilizó el USS Milius, uno de sus buques de guerra, a aguas cercanas del Mar de China Meridional.
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Para David Castrillón, investigador especializado en China de la Universidad Externado, este último episodio de tensiones obedece a una larga serie de sucesos que se ve desde hace tiempo. “Detrás de todo esto existe el desconocimiento de Estados Unidos de la idea de ´una sola China´. Tanto Trump como Biden han desconocido este principio, legitimando la idea de que Taiwán es un país independiente”, asegura el analista, que recuerda que desde la década de 1970 existe un acuerdo entre Washington y Beijing en que se reconoce que en el plano internacional solo existe una sola China y es la que gobierna Xi Jinping. Castrillón asegura que el papel de Estados Unidos en esta escalada de tensión ha sido el de inyectar inestabilidad no solo entre Beijing y Taipéi, sino en toda la región asiática.
Las campanas de la guerra
El anhelo de China de anexar Taiwán tiene múltiples retos, empezando por los diplomáticos hasta llegar a las consecuencias económicas que el gigante asiático puede enfrentar en caso de movilizar tropas contra la isla. De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), “las implicaciones de un ataque a Taiwán serían sombrías para Beijing”, debido a que tendría repercusiones no solo en Asia sino a nivel global.
Por ejemplo, este lunes, el portavoz de la cancillería china, Wang Wenbin, aseguró que la idea de un Taiwán independiente y de un escenario de paz “son incompatibles”. Para Castrillón, “esta postura ha sido consistente durante décadas. […] Cualquier intento por parte de la isla o de algún gobierno externo de mover a Taiwán hacia una supuesta independencia, inmediatamente detonaría una acción militar” desde China.
Pero así el discurso desde el gigante asiático haya consistido en negar cualquier intento de secesión, la opción militar no resultaría una respuesta tan sencilla. Aunque el CSIS reconoce las ventajas militares que tiene China, una ofensiva contra Taipéi ocasionaría que Beijing gane Taiwán, pero sacrificaría su ambición de ser una superpotencia global.
“La guerra es costosa”, explica Castrillón, que recuerda las altas inversiones que se han hecho para mantener un conflicto en Ucrania o, en su defecto, “la invasión de Estados Unidos a Irak o Afganistán”. “En el caso de China, hay una diferencia con esos casos: el caso con Taiwán es un asunto doméstico, lo que sería visto como la reclamación de una provincia perdida. A los ojos internacionales, todo esta pasando dentro de un solo país”, acota el analista.
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El informe del CSIS señala que la comunidad internacional se movilizaría a sancionar a China. “Incluso sin la intervención de Estados Unidos” en una posible invasión, “cualquier conflicto iniciado por la República Popular tendría efectos negativos en la capacidad de importar y exportar bienes, en sus mercados financieros nacionales y en la confianza empresarial”, reza el documento.
Aunque el CSIS asegura que China resultaría con más perjuicios que beneficios en caso de anexionar a Taiwán a su jurisdicción, Castrillón opina algo contrario. Para el académico, que también es cofundador de la Asociación de Exbecarios Colombianos en China, “todos pierden algo”.
Castrillón asegura que los principales perdedores de una posible contienda bélica entre China y Taiwán sería la población civil de la isla. “En los últimos años han tenido un liderazgo que ha aislado a Taiwán del mundo. La voz de Taiwán se ha ido silenciando por sus líderes”.
Lo mencionado por Castrillón, que hace énfasis sobre un posible conflicto en que los civiles taiwaneses sean los más perjudicados, se acopla con los datos que la Taiwanese Public Opinion Foundation reveló hace meses. A través de una encuesta hecha por la entidad, solo un 29 % de los ciudadanos de Taiwán creen tener posibilidades de salir victoriosos de un conflicto armamentístico con Beijing.
Sin embargo, Castrillón asegura que un supuesto escenario de guerra en el futuro perjudica al mundo en su totalidad. “La relación más importante del mundo es la de China y Estados Unidos. Es con estos países que se pueden resolver buena parte de los retos que se propone el mundo: cambio climático, asuntos de inflación e incluso la guerra en Ucrania. La visita de Tsai-wen a Estados Unidos desestabiliza esa relación y la agregan volatilidad a una relación que debería ser estable”, asegura el académico.
Los temores de una invasión ya están latentes tanto en Taiwán como en Occidente. Sin embargo, Castrillón expresa que han pasado muchos años en que estas tensiones han estado en puntos álgidos. Para el analista, que considera que gran parte de la responsabilidad de esta escalada diplomática la tenga Estados Unidos, el punto fundamental es estar atentos a cuál es ese suceso particular que detonaría en efecto una invasión y posteriormente una guerra en Asia.
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