Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La situación el jueves en Bagdad era de aparente tranquilidad tras la irrupción el miércoles de decenas de seguidores del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr en el Parlamento iraquí, pero sigue tensa tras este último episodio de una crisis política en Irak por el estancado proceso de formación de un nuevo Gobierno.
Las medidas de seguridad en la Zona Verde de la capital iraquí, donde se ubican el Legislativo y otras sedes institucionales clave del país, se habían intensificado después de que los manifestantes tomaran durante unas tres horas la Cámara y se retiraran obedeciendo a un llamamiento de su líder en las redes sociales.
Sin embargo, la espadas siguen en alto en una intensa pugna entre dos corrientes políticas chiíes, la rama del islam a la que pertenece la mayoría de la población del país, en torno a la elección de presidente y la formación de Gobierno.
Deben ser elegidos por el Parlamento surgido de las urnas de octubre pasado, pero este proceso acumula ya varios meses de retraso y amenaza con tener consecuencias impredecibles.
También le puede interesar: Irak sentenció a prisión a un turista británico por tomar piezas arqueológicas
LEGISLATIVO FRAGMENTADO
El Bloque Sadrista, liderado por Al Sadr, un clérigo populista que cuenta con un gran apoyo de la población chií más humilde y que fue una de las principales figuras de la lucha contra la invasión estadounidense de 2003, resultó ganador de los comicios de octubre al lograr 73 escaños de una Cámara con 329 diputados.
Su principal rival, el Bloque Al Fatah, el brazo político que aglutina a las milicias proiraníes, sufrió un revés electoral al conseguir apenas 17 escaños frente a los 47 de los comicios de 2018.
SISTEMA SECTARIO DE REPARTO DE PODER
Según el sistema sectario establecido en Irak tras la caída del dictador Sadam Husein (1979-2003), el presidente del Parlamento debe ser un musulmán suní, el primer ministro un chií y el jefe de Estado un kurdo.
El Bloque Sadrista hizo una alianza con el partido mayoritario kurdo, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y una alianza de fuerzas suníes, con la que logró en enero la reelección de Mohamed al Halbusi como presidente del Parlamento.
BLOQUEO PARLAMENTARIO
Sin embargo, no pudo sacar adelante la elección del candidato de la coalición a presidente, que es quien debe luego encargar la formación de Gobierno al candidato a primer ministro propuesto por el mayor grupo parlamentario.
Aunque la coalición liderada por los sadristas tenía la mayoría suficiente para elegir al presidente, el Marco de Coordinación, una alianza de fuerzas tejida por el Bloque Al Fatah, reunió el número de diputados necesario para, con su ausencia, impedir el cuórum necesario para llevar a cabo la votación.
RENUNCIA DE LOS SADRISTAS
Tras varios intentos frustrados de votación, a principios de junio Al Sadr ordenó a sus 73 diputados renunciar a sus escaños con el objetivo, dijo, de no ser un obstáculo para la formación de Gobierno.
Esta retirada táctica permitió al Marco de Coordinación hacerse con la mayoría parlamentaria, aunque hasta esta semana no anunció a su candidato a primer ministro, Mohamed Shia al Sudani.
Este ha ocupado cargos en distintos Gobiernos y fue ya nominado para dirigir al Gobierno en 2019 tras la caída del Gabinete de Adel Abdulmahdi ante protestas populares masivas, aunque tuvo que desistir ante el rechazo de los manifestantes.
Entretanto, la renuncia de los diputados de Al Sadr no significó su renuncia a influir en el poder, sino que siguió presionando en las calles.
En una demostración de fuerza, el pasado 15 de julio congregó a cientos de miles de seguidores en una barriada de Bagdad para la oración del viernes.
RIVALIDAD AL SADR-AL MALIKI
Inmediatamente después se difundieron unos supuestos audios filtrados del ex primer ministro y principal figura del Marco de Coordinación, Nuri al Maliki (2006-2014), en los que arremete contra Al Sadr y aseguró que el Reino Unido tenía un plan para ponerle al frente de Irak para luego “matarle y darle el poder a los suníes”.
Pese a que Al Maliki negó la autenticidad de los audios, este incidente agudizó la crisis política en Irak y la rivalidad entre él y Sadr.
La presencia, según algunos medios iraquíes, del comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, Esmail Qaani, el miércoles en Bagdad para mediar entre ambos no impidió la irrupción de los sadristas en el Parlamento.
Instantes después del asalto, se difundieron por las redes sociales unas imágenes del ex primer ministro en las calles de Bagdad sosteniendo un fusil y rodeado de hombres fuertemente armados, dando a entender que está dispuesto a dar la batalla a su némesis dentro del chiísmo.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.