Colombia, los inmigrantes y el trabajo
A diferencia de lo que muchos creen, las cifras disponibles no parecen indicar que los migrantes venezolanos hayan afectado sensiblemente las oportunidades laborales de los colombianos, excepto en el sector de trabajos informales de baja calificación.
Jaime Tenjo G./Latinoamérica21
Las migraciones generan grandes transformaciones sociales. Estos cambios, sobre todo en los países receptores de corrientes migratorias masivas en cortos períodos de tiempo, terminan muchas veces desembocando en situaciones complejas en torno a temas como la adaptación cultural o el empleo. La migración venezolana en Colombia ha impactado fuertemente en diversos aspectos de la sociedad colombiana e implica grandes desafíos. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, las cifras disponibles no parecen indicar que los migrantes venezolanos hayan afectado sensiblemente las oportunidades laborales de los colombianos, excepto en el sector de trabajos informales de baja calificación.
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Venezuela y Colombia tienen una larga historia de movimientos poblacionales. En la segunda mitad del siglo XX, cientos de miles migraron a Venezuela en busca de trabajo y oportunidades de progreso. Hacia finales del siglo pasado la zona de Norte de Santander y Santander del Sur (Cúcuta y Bucaramanga) lograron un buen desarrollo como fuentes de abastecimiento de alimentos y manufacturas para el mercado venezolano. La migración permanente probablemente disminuyó, pero se creó un tejido empresarial y un mercado laboral que atravesaba las fronteras (sin que los gobiernos intervinieran, excepto en casos muy especiales). En la última década, sin embargo, el flujo se invirtió y una marea de venezolanos ha cruzado la frontera en busca de una vida mejor. El movimiento migratorio a lo largo de los años ha sido tan importante que hoy no se sabe a ciencia cierta qué parte de los inmigrantes recientes son venezolanos y cuántos son colombianos o descendientes de antiguos emigrantes que regresan al país.
Lo que sí se sabe es que el flujo migratorio se incrementó de manera considerable a partir de 2013. Algunas fuentes señalan que entre 2013 y 2017 se cuadruplicó la cantidad de venezolanos, superando el medio millón. Según el Departamento Nacional de Estadística, Colombia (DANE), en 2019 ya eran 1,77 millones, más que el tamaño de Barranquilla, la tercera ciudad más grande del Colombia (1,27 millones de habitantes). La pandemia, sin embargo, no sólo frenó la migración, sino que generó un fljo inverso con la reducción de 41 mil venezolanos en un año.
El retorno de venezolanos a causa de la falta de oportunidades debido a la pandemia parece indicar que al menos una proporción de ellos son sensibles a cambios de tipo económico y/o político en los dos países. Las recientes medidas del gobierno colombiano de permitir a los venezolanos obtener la ciudadanía en un corto período de tiempo probablemente va a acelerar los procesos migratorios, pero no necesariamente los librará del status de inmigrantes.
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Por otra parte, la población migrante es en promedio bastante más joven que la población colombiana. Según el DANE, casi seis de cada diez venezolanos tiene menos de 25 años, frente a poco más de cuatro cada de cada diez entre los colombianos. Además, casi una cuarta parte de los venezolanos tiene 10 años o menos.
Los inmigrantes y el mercado laboral
El efecto de la migración venezolana sobre el mercado laboral colombiano no es fácil de evaluar ya que no hay datos ni estudios suficientes. Sin embargo, sí es posible plantear algunas hipótesis a partir de lo que se conoce. Claramente esta nueva población constituye un aumento en la oferta laboral y posiblemente va a tener efectos económicos sobre los niveles de empleo y de remuneración. Pero también constituye un factor de incremento en la demanda de bienes y servicios que genera expansión de los mercados y oportunidades de expansión de la producción.
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Para entender el impacto en el marcado laboral hay que tener en cuenta el dato de que casi la cuarta parte de los migrantes tienen 10 años o menos y por lo tanto no participan en el mercado laboral. Además, según datos de Migración Colombia, solo el 44% son inmigrantes regulares, lo que implica que la gran mayoría se encuentra en los sectores informales y de baja productividad.
En general los inmigrantes venezolanos, especialmente los recientes y los que tienen poca calificación se han localizado relativamente cerca de la frontera, especialmente en las ciudades de Cúcuta, Barranquilla, Cartagena, el departamento de La Guajira y las zonas costeras del norte. Sin embargo, una buena proporción ha llegado hasta Bogotá (a casi 600 kilómetros). En cuanto a la ocupación, predominantemente están ocupados en los servicios personales que requieren poca calificación como los salones de belleza y peluquerías, en la entrega de órdenes a domicilios y en el comercio informal.
La única investigación estadística económica que se conoce sobre el efecto de los migrantes de Venezuela fue hecha en Ecuador, donde el peso relativo de la inmigración con respecto a la población del país es similar al de Colombia (alrededor de 3%) y las características de los migrantes son similares. El estudio, “The Labor Market Effects of Venezuelan Migration in Ecuador”, concluye que en el caso de Ecuador no se puede encontrar un efecto importante de la migración sobre el mercado laboral en general, pero sí se observa una reducción en la calidad del empleo y los ingresos entre los jóvenes de niveles educativos bajos. Dada las similitudes, se puede pensar que algo similar esté pasando en Colombia.
Jaime Tenjo G. es economista y consultor de organismos nacionales e internacionales. Especializado en mercados laborales, género y discriminación. Profesor de varias universidades en Canadá y Colombia. Doctor por la Universidad de Toronto.
www.latinoamerica21.com, un medio plural comprometido con la divulgación de información crítica y veraz sobre América Latina.
Las migraciones generan grandes transformaciones sociales. Estos cambios, sobre todo en los países receptores de corrientes migratorias masivas en cortos períodos de tiempo, terminan muchas veces desembocando en situaciones complejas en torno a temas como la adaptación cultural o el empleo. La migración venezolana en Colombia ha impactado fuertemente en diversos aspectos de la sociedad colombiana e implica grandes desafíos. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, las cifras disponibles no parecen indicar que los migrantes venezolanos hayan afectado sensiblemente las oportunidades laborales de los colombianos, excepto en el sector de trabajos informales de baja calificación.
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Venezuela y Colombia tienen una larga historia de movimientos poblacionales. En la segunda mitad del siglo XX, cientos de miles migraron a Venezuela en busca de trabajo y oportunidades de progreso. Hacia finales del siglo pasado la zona de Norte de Santander y Santander del Sur (Cúcuta y Bucaramanga) lograron un buen desarrollo como fuentes de abastecimiento de alimentos y manufacturas para el mercado venezolano. La migración permanente probablemente disminuyó, pero se creó un tejido empresarial y un mercado laboral que atravesaba las fronteras (sin que los gobiernos intervinieran, excepto en casos muy especiales). En la última década, sin embargo, el flujo se invirtió y una marea de venezolanos ha cruzado la frontera en busca de una vida mejor. El movimiento migratorio a lo largo de los años ha sido tan importante que hoy no se sabe a ciencia cierta qué parte de los inmigrantes recientes son venezolanos y cuántos son colombianos o descendientes de antiguos emigrantes que regresan al país.
Lo que sí se sabe es que el flujo migratorio se incrementó de manera considerable a partir de 2013. Algunas fuentes señalan que entre 2013 y 2017 se cuadruplicó la cantidad de venezolanos, superando el medio millón. Según el Departamento Nacional de Estadística, Colombia (DANE), en 2019 ya eran 1,77 millones, más que el tamaño de Barranquilla, la tercera ciudad más grande del Colombia (1,27 millones de habitantes). La pandemia, sin embargo, no sólo frenó la migración, sino que generó un fljo inverso con la reducción de 41 mil venezolanos en un año.
El retorno de venezolanos a causa de la falta de oportunidades debido a la pandemia parece indicar que al menos una proporción de ellos son sensibles a cambios de tipo económico y/o político en los dos países. Las recientes medidas del gobierno colombiano de permitir a los venezolanos obtener la ciudadanía en un corto período de tiempo probablemente va a acelerar los procesos migratorios, pero no necesariamente los librará del status de inmigrantes.
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Por otra parte, la población migrante es en promedio bastante más joven que la población colombiana. Según el DANE, casi seis de cada diez venezolanos tiene menos de 25 años, frente a poco más de cuatro cada de cada diez entre los colombianos. Además, casi una cuarta parte de los venezolanos tiene 10 años o menos.
Los inmigrantes y el mercado laboral
El efecto de la migración venezolana sobre el mercado laboral colombiano no es fácil de evaluar ya que no hay datos ni estudios suficientes. Sin embargo, sí es posible plantear algunas hipótesis a partir de lo que se conoce. Claramente esta nueva población constituye un aumento en la oferta laboral y posiblemente va a tener efectos económicos sobre los niveles de empleo y de remuneración. Pero también constituye un factor de incremento en la demanda de bienes y servicios que genera expansión de los mercados y oportunidades de expansión de la producción.
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Para entender el impacto en el marcado laboral hay que tener en cuenta el dato de que casi la cuarta parte de los migrantes tienen 10 años o menos y por lo tanto no participan en el mercado laboral. Además, según datos de Migración Colombia, solo el 44% son inmigrantes regulares, lo que implica que la gran mayoría se encuentra en los sectores informales y de baja productividad.
En general los inmigrantes venezolanos, especialmente los recientes y los que tienen poca calificación se han localizado relativamente cerca de la frontera, especialmente en las ciudades de Cúcuta, Barranquilla, Cartagena, el departamento de La Guajira y las zonas costeras del norte. Sin embargo, una buena proporción ha llegado hasta Bogotá (a casi 600 kilómetros). En cuanto a la ocupación, predominantemente están ocupados en los servicios personales que requieren poca calificación como los salones de belleza y peluquerías, en la entrega de órdenes a domicilios y en el comercio informal.
La única investigación estadística económica que se conoce sobre el efecto de los migrantes de Venezuela fue hecha en Ecuador, donde el peso relativo de la inmigración con respecto a la población del país es similar al de Colombia (alrededor de 3%) y las características de los migrantes son similares. El estudio, “The Labor Market Effects of Venezuelan Migration in Ecuador”, concluye que en el caso de Ecuador no se puede encontrar un efecto importante de la migración sobre el mercado laboral en general, pero sí se observa una reducción en la calidad del empleo y los ingresos entre los jóvenes de niveles educativos bajos. Dada las similitudes, se puede pensar que algo similar esté pasando en Colombia.
Jaime Tenjo G. es economista y consultor de organismos nacionales e internacionales. Especializado en mercados laborales, género y discriminación. Profesor de varias universidades en Canadá y Colombia. Doctor por la Universidad de Toronto.
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