¿Cómo está el poderío militar en América Latina?
Brasil, Colombia y México son los países que más invirtieron en defensa en 2018 y son también los que cuentan con los ejércitos más numerosos de Latinoamérica. Venezuela, aunque cuenta con armamento moderno, ha dejado de invertir debido a la crisis económica que sufre.
redacción internacional
Los retos persistentes a la seguridad regional derivados de la amenaza de la delincuencia organizada y los traficantes de drogas y la necesidad de asistencia humanitaria y misiones de socorro en situaciones de desastre son algunos de los problemas que más impulsan a las fuerzas armadas de Latinoamérica.
Esta fue la conclusión del último reporte “The Military Balance 2019” del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS en inglés), organización británica enfocada en el área de asuntos internacionales y que anualmente mide la capacidad militar de los países del planeta.
Los ejércitos de América Latina, contrario a los que sucede en otras partes del planeta, continúan enfocados en resolver conflictos internos dentro de sus países. De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Latinoamérica todavía hay varias fuerzas armadas regionales que permanecen activas en tareas de seguridad interna. En los casos de países como Brasil, Colombia y México, los tres países con los ejércitos más grandes de la región, los conflictos internos con la delincuencia común, los narcotraficantes y el crimen organizado son el principal objetivo de las fuerzas armadas.
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El ejército más grande de la región es el de Brasil, que cuenta con 334.500 efectivos. De estos, 138.000 hacen parte del ejército, 69.000 de la marina y 67.500 de la fuerza aérea. De acuerdo con IISS, el ejército brasileño es uno de los más capacitados de Latinoamérica y en los últimos años ha invertido tiempo y dinero para mejorar su capacidad militar, con gastos de aproximadamente USD$28.000 millones.
Sin embargo, para ser el estado más grande de la región, la proporción de efectivos militares respecto a su población es una de las más bajas, pues solo hay un soldado por cada 1.000 habitantes. En comparación, el ejército colombiano cuenta con seis por cada 1000.
Colombia es el segundo país con más efectivos en la región, pues tiene cerca de 293.000 militares activos. Al ser la seguridad interna una prioridad, y estar enfocadas en cumplir con operaciones de contrainsurgencia y narcotráfico, el mayor número de soldados colombianos se encuentra en la milicia con 223.150. La marina y la fuerza aérea se reparten los miembros restantes, con 56.400 y 13.650 unidades cada una, respectivamente.
“En las últimas décadas, las fuerzas armadas de Colombia han mejorado significativamente su nivel de entrenamiento y sus capacidades generales”, apunta el IISS, que destaca la inclusión del país a la OTAN como un hito importante.
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Añade el IISS que, debido al desafío humanitario y de seguridad que ha dejado la crisis en Venezuela, el cual ha provocado el éxodo de cerca de 3 millones de ciudadano en los últimos dos años, Colombia ha venido fortaleciendo la cooperación con Brasil en los controles fronterizos, pues ambos países comparten una extensiva frontera con el estado venezolano.
De hecho, de acuerdo con el informe, la situación de Venezuela ha llevado a reexaminar algunas de las prioridades de compra de Colombia, aunque los presupuestos de compras actuales siguen siendo modestos. Reportes indican que dentro de las aspiraciones colombianas se incluyen la adquisición de sistemas de defensa aérea.
Según el IISS, el gobierno colombiano invirtió USD$10.000 millones en gastos militares y de defensa.
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El tercer actor regional en materia militar es México, que en 2018 invirtió aproximadamente USD$5.000 millones en capacidades de defensa.
En la última década, las fuerzas armadas mexicanas, han ampliado y modernizado sus capacidades de seguridad interna a expensas de su capacidad convencional, debido al enfrentamiento entre el Estado y el crimen organizado y los narcotraficantes.
En materia de números, México cuenta con 208.350 soldados en el ejército, 60.300 en la marina y 8.500 efectivos en la fuerza aérea.
Venezuela: Equipos modernos pero con dificultades económicas
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS en inglés), el gobierno venezolano todavía cuenta con capacidades y fondos suficientes para cumplir con sus tareas de seguridad interna y cumplir con la protección del régimen. Las fuerzas militares venezolanas cuentan según el informe con 123.000 efectivos, uno de los ejércitos más grandes de la región después de los de Brasil y Colombia.Contrario a lo que se podría pensar, el equipo militar venezolano es relativamente moderno, de acuerdo con el IISS. Los proveedores del armamento son en general China y Rusia, y se destacan los modernos aviones de origen ruso Sukhoi (Su-30MKV) y los equipos antiaereos S-300VM, también importados desde Moscú.
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Sin embargo, alerta el informe, la crisis económica que azota al país —y que se ha incrementado en el último año en Venezuela— afectará la disponibilidad futura de equipos y los niveles de capacitación.
“La crisis económica ha afectado seriamente la capacidad del gobierno para sostener sus gastos militares; El mantenimiento y la adquisición adicional pueden sufrir como consecuencia”, argumenta el IISS.
El resto de la región
En Ecuador, el presidente Lenín Moreno, ha buscado mejorar significativamente las relaciones con Estados Unidos. Bajo la dirección del Ministro de Defensa (y del general retirado) Oswaldo Jarrín, las fuerzas armadas ecuatorianas lanzaron un programa de reorganización que incluye la creación de un comando conjunto entre ambas naciones.Por su parte, Perú mantiene estrechos lazos militares con Colombia y firmaron un acuerdo de cooperación en control aéreo, asistencia humanitaria y antinarcóticos y el ejército continúa un proceso de transformación que incluye la creación de una nueva brigada de respuesta a desastres. Sus operaciones, sin embargo, siguen enfocadas en conflictos internos y en combatir al narcotráfico y la delincuencia común.
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El caso de Chile, por ejemplo, es otro que destaca el IISS. Las fuerzas armadas chilenas son profesionales y capaces, aunque compactas. Hasta hace poco, las misiones y la planificación estaban dominadas por consideraciones de defensa territorial. Los conflictos activos con Bolivia y Perú ayudaron a mantener una postura militar centrada en la defensa externa en caso de conflicto convencional, pero hoy las fuerzas armadas también se están preparando para "misiones distintas a la guerra", incluyendo la asistencia humanitaria y de mantenimiento de la paz.
Pero en la región no todo es inversión. Los desafíos económicos en Argentina continúan impidiendo una importante renovación de sus fuerzas armadas. Debido a la crisis los proyectos de adquisiciones tan esperados han sido archivados o reprogramados para 2020 y en adelante. Aunque el presidente Mauricio Macri anunció su intención de fortalecer la capacidad militar e industrial en un discurso en julio, las sumas precisas que se asignarán para este proceso aún no estaban claras.
Los retos persistentes a la seguridad regional derivados de la amenaza de la delincuencia organizada y los traficantes de drogas y la necesidad de asistencia humanitaria y misiones de socorro en situaciones de desastre son algunos de los problemas que más impulsan a las fuerzas armadas de Latinoamérica.
Esta fue la conclusión del último reporte “The Military Balance 2019” del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS en inglés), organización británica enfocada en el área de asuntos internacionales y que anualmente mide la capacidad militar de los países del planeta.
Los ejércitos de América Latina, contrario a los que sucede en otras partes del planeta, continúan enfocados en resolver conflictos internos dentro de sus países. De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Latinoamérica todavía hay varias fuerzas armadas regionales que permanecen activas en tareas de seguridad interna. En los casos de países como Brasil, Colombia y México, los tres países con los ejércitos más grandes de la región, los conflictos internos con la delincuencia común, los narcotraficantes y el crimen organizado son el principal objetivo de las fuerzas armadas.
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El ejército más grande de la región es el de Brasil, que cuenta con 334.500 efectivos. De estos, 138.000 hacen parte del ejército, 69.000 de la marina y 67.500 de la fuerza aérea. De acuerdo con IISS, el ejército brasileño es uno de los más capacitados de Latinoamérica y en los últimos años ha invertido tiempo y dinero para mejorar su capacidad militar, con gastos de aproximadamente USD$28.000 millones.
Sin embargo, para ser el estado más grande de la región, la proporción de efectivos militares respecto a su población es una de las más bajas, pues solo hay un soldado por cada 1.000 habitantes. En comparación, el ejército colombiano cuenta con seis por cada 1000.
Colombia es el segundo país con más efectivos en la región, pues tiene cerca de 293.000 militares activos. Al ser la seguridad interna una prioridad, y estar enfocadas en cumplir con operaciones de contrainsurgencia y narcotráfico, el mayor número de soldados colombianos se encuentra en la milicia con 223.150. La marina y la fuerza aérea se reparten los miembros restantes, con 56.400 y 13.650 unidades cada una, respectivamente.
“En las últimas décadas, las fuerzas armadas de Colombia han mejorado significativamente su nivel de entrenamiento y sus capacidades generales”, apunta el IISS, que destaca la inclusión del país a la OTAN como un hito importante.
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Añade el IISS que, debido al desafío humanitario y de seguridad que ha dejado la crisis en Venezuela, el cual ha provocado el éxodo de cerca de 3 millones de ciudadano en los últimos dos años, Colombia ha venido fortaleciendo la cooperación con Brasil en los controles fronterizos, pues ambos países comparten una extensiva frontera con el estado venezolano.
De hecho, de acuerdo con el informe, la situación de Venezuela ha llevado a reexaminar algunas de las prioridades de compra de Colombia, aunque los presupuestos de compras actuales siguen siendo modestos. Reportes indican que dentro de las aspiraciones colombianas se incluyen la adquisición de sistemas de defensa aérea.
Según el IISS, el gobierno colombiano invirtió USD$10.000 millones en gastos militares y de defensa.
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El tercer actor regional en materia militar es México, que en 2018 invirtió aproximadamente USD$5.000 millones en capacidades de defensa.
En la última década, las fuerzas armadas mexicanas, han ampliado y modernizado sus capacidades de seguridad interna a expensas de su capacidad convencional, debido al enfrentamiento entre el Estado y el crimen organizado y los narcotraficantes.
En materia de números, México cuenta con 208.350 soldados en el ejército, 60.300 en la marina y 8.500 efectivos en la fuerza aérea.
Venezuela: Equipos modernos pero con dificultades económicas
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS en inglés), el gobierno venezolano todavía cuenta con capacidades y fondos suficientes para cumplir con sus tareas de seguridad interna y cumplir con la protección del régimen. Las fuerzas militares venezolanas cuentan según el informe con 123.000 efectivos, uno de los ejércitos más grandes de la región después de los de Brasil y Colombia.Contrario a lo que se podría pensar, el equipo militar venezolano es relativamente moderno, de acuerdo con el IISS. Los proveedores del armamento son en general China y Rusia, y se destacan los modernos aviones de origen ruso Sukhoi (Su-30MKV) y los equipos antiaereos S-300VM, también importados desde Moscú.
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Sin embargo, alerta el informe, la crisis económica que azota al país —y que se ha incrementado en el último año en Venezuela— afectará la disponibilidad futura de equipos y los niveles de capacitación.
“La crisis económica ha afectado seriamente la capacidad del gobierno para sostener sus gastos militares; El mantenimiento y la adquisición adicional pueden sufrir como consecuencia”, argumenta el IISS.
El resto de la región
En Ecuador, el presidente Lenín Moreno, ha buscado mejorar significativamente las relaciones con Estados Unidos. Bajo la dirección del Ministro de Defensa (y del general retirado) Oswaldo Jarrín, las fuerzas armadas ecuatorianas lanzaron un programa de reorganización que incluye la creación de un comando conjunto entre ambas naciones.Por su parte, Perú mantiene estrechos lazos militares con Colombia y firmaron un acuerdo de cooperación en control aéreo, asistencia humanitaria y antinarcóticos y el ejército continúa un proceso de transformación que incluye la creación de una nueva brigada de respuesta a desastres. Sus operaciones, sin embargo, siguen enfocadas en conflictos internos y en combatir al narcotráfico y la delincuencia común.
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El caso de Chile, por ejemplo, es otro que destaca el IISS. Las fuerzas armadas chilenas son profesionales y capaces, aunque compactas. Hasta hace poco, las misiones y la planificación estaban dominadas por consideraciones de defensa territorial. Los conflictos activos con Bolivia y Perú ayudaron a mantener una postura militar centrada en la defensa externa en caso de conflicto convencional, pero hoy las fuerzas armadas también se están preparando para "misiones distintas a la guerra", incluyendo la asistencia humanitaria y de mantenimiento de la paz.
Pero en la región no todo es inversión. Los desafíos económicos en Argentina continúan impidiendo una importante renovación de sus fuerzas armadas. Debido a la crisis los proyectos de adquisiciones tan esperados han sido archivados o reprogramados para 2020 y en adelante. Aunque el presidente Mauricio Macri anunció su intención de fortalecer la capacidad militar e industrial en un discurso en julio, las sumas precisas que se asignarán para este proceso aún no estaban claras.