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El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se reunió este jueves con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en una visita oficial a Israel en un momento de diferencias entre ambos países sobre la guerra en la Franja de Gaza.
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Netanyahu y Sullivan mantuvieron un encuentro bilateral en Tel Aviv, junto con la presencia del asesor de Seguridad Nacional israelí, Tzchi Hanegbi; y el enviado especial el presidente estadounidense Joe Biden, para Oriente Medio, Brett McGurk.
“Posteriormente se celebrará una reunión ampliada con los miembros del Gabinete de Guerra”, informó la Oficina del primer ministro en un comunicado.
Antes de su encuentro con Netanyahu, Sullivan se reunió a solas con Hanegbi; y con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en la principal sede militar de Kyria, en Tel Aviv.
“Estados Unidos e Israel comparten intereses y valores comunes y, en esta guerra, también objetivos comunes. Esto es importante para Israel y esencial para el resto de la región, para Oriente Medio”, apuntó Gallant a Sullivan, según un comunicado difundido por el Ministerio de Defensa.
Gallant afirmó que Hamás es una organización que “para destruir Israel” creó hace una década una sólida “infraestructura bajo y sobre tierra que no es fácil de desmantelar”.
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“Llevará tiempo, más de varios meses, pero les ganaremos y les destruiremos”, aseveró el ministro en su encuentro con Sullivan, quien más tarde también tiene previsto reunirse con el presidente israelí, Isaac Herzog.
El viaje se produce después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmara que Israel está perdiendo apoyos por sus bombardeos en la Franja, con miles de víctimas civiles, y recomendara a Netanyahu que cambie de Gobierno, del que forman parte partidos ultaderechistas contrarios al diálogo con los palestinos y la solución de dos Estados.
Sullivan declaró en un evento del diario Wall Street Journal, antes del viaje, que discutiría un calendario para terminar la guerra y va a instar a las autoridades israelíes para “avanzar hacia una fase diferente de las operaciones de alta intensidad que vemos hoy día”.
Netanyahu ha reconocido que “hay desacuerdo” con Estados Unidos, su principal aliado, sobre “el día después de Hamás” en la Franja palestina de Gaza, y ayer aseveró que Israel continuará con la guerra a pesar de la presión internacional para un alto el fuego. Este jueves, las fuerzas israelíes intensificaron sus bombardeos en la Franja de Gaza, pese a los indicios de impaciencia de Estados Unidos
Israel rechaza la propuesta de Estados Unidos para que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna partes reducidas de Cisjordania ocupada, tome tras la guerra el control de Gaza, ahora en manos del grupo islamista Hamás. Biden ha mostrado desde el principio su apoyo inquebrantable a Israel para eliminar a Hamás y se opone a un alto el fuego, porque considera que sería utilizado por el grupo islamista para rearmarse y atacar de nuevo.
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La Asamblea General de la ONU adoptó el martes por amplia mayoría una resolución por un alto el fuego humanitario en la Franja, días después de que Estados Unidos vetara una propuesta de resolución del Consejo de Seguridad en el mismo sentido. El jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Philippe Lazzarini, indicó el miércoles que los gazatíes “enfrentan el capítulo más oscuro de su historia”.
El pasado 7 de octubre Hamás lanzó un ataque contra Israel que provocó más de 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados que fueron llevados a Gaza. Israel declaró el estado de guerra y comenzó una operación militar por aire, tierra y mar en el enclave palestino, donde ya suman casi 18.800 los muertos y más de 50.800 heridos, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás.
La ONU calcula que 1,9 millones de personas, de los 2,4 millones de habitantes de Gaza, han sido desplazadas y viven en carpas y que se están agotando los suministros de alimentos, agua potable, medicinas y combustible.
El organismo del ministerio de Defensa israelí encargado de asuntos civiles palestinos, COGAT, afirmó que el ejército “está permitiendo pausas tácticas con fines humanitarios”. Una tuvo lugar durante cuatro horas en un barrio de la ciudad de Rafah (sur), transformada en un gran campo de desplazados, para permitir a los civiles reponer suministros, indicó.
Las Naciones Unidas han advertido de la propagación de enfermedades y el sistema hospitalario de Gaza está en ruinas. Las autoridades de Hamás afirman que se quedaron sin vacunas para los niños, advirtiendo que las consecuencias son “catastróficas”.
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