Crimea quiere ser rusa
Luego de los resultados, el proceso de anexión a Rusia sólo es cuestión de dos meses. Analistas prevén que el Kremlin no anexará este territorio por las consecuencias.
Angélica Lagos Camargo
El expresidente soviético Mijail Gorbachov recordó, en una carta publicada en su página web, cómo antes y después de que los líderes de la Federación Rusa, Bielorrusia y Ucrania (Boris Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkiévich) firmaran el pacto en el bosque Belavezha que determinó la disolución de la URSS, que “les advertí de las peligrosas y destructivas consecuencias”.
Según Gorbachov, la causa de la actual situación que viven Ucrania y Rusia está en el “deliberado desmantelamiento de la Perestroika y la irreflexiva y arriesgada disolución de la Unión Soviética”. El acuerdo de Belavezha fue firmado el 8 de diciembre de 1991 y, además de crear Estados independientes y determinar que Gorbachov debía entregar el poder, incluía que Crimea —cedida a Ucrania en 1954 por Nikita Khruschev— siguiera siendo territorio ucraniano. En 1992 Crimea se convirtió en República Autónoma, con un estatuto espacial para Sebastopol, en donde está la Flota Rusa del Mar Negro.
En 1997 Kiev y Moscú firmaron un acuerdo para que los rusos pudieran mantener sus flotas en ese puerto y tres años después, el depuesto presidente, Viktor Yanukovich prolongó el acuerdo, que terminaba en 2017, durante 25 años más.
“Desgraciadamente no escucharon mis advertencias. El Soviet Supremo de la Federación Rusa aprobó la destrucción de la Unión Soviética con aplausos y no se dijo una sola palabra sobre Crimea y Sebastopol”, lamentó Gorbachov.
Crimea quiere volver a Rusia 22 años después. La semana pasada no sólo se declaró independiente de Ucrania, sino que ayer con más del 70% de los votos confirmó su decisión en un referendo apoyando la anexión a territorio ruso.
El referendo es ilegal, según las leyes ucranianas. Estados Unidos y la Unión Europea tampoco lo consideran válido y aseguran que no será reconocido. Sin embargo, Moscú celebró el resultado, asegurando que la votación se realizó bajo todas las leyes internacionales.
Jean Meyer, autor del libro Rusia y sus imperios, asegura que el proyecto del presidente ruso, Vladimir Putin, es restablecer el dominio ruso en el antiguo espacio soviético. “Controla Bielorrusia y el Cáucaso, Moldavia y Trandnistria. Y ahora Crimea”.
No obstante, otros analistas ven en la actuación del líder ruso una forma de evitar que la inestabilidad de las convulsas regiones vecinas llegue al país y comprenden la desconfianza hacia Occidente. El analista de Foreign Policy, Jeffrey Tayler, dice que “Putin no está loco. EE.UU. y la UE parecen olvidar las numerosas medidas adoptadas tras el fin de la Guerra Fría para reducir la influencia rusa”.
Con el triunfo del ‘Sí’ (no había ‘No’ en las papeletas de votación) Crimea se anexará a Rusia. Esta semana está previsto que las autoridades de la península viajen a Moscú y le pidan a la Duma (Cámara Alta) y al presidente Putin oficialmente que acepte a Crimea en su seno. Rusia estudiará la anexión el 21 de marzo. La incorporación de nuevos territorios a la Federación Rusa se aprueba mediante una ley, cuyo trámite comenzaría en los próximos días, es decir, que en dos meses se llevaría a cabo todo el proceso de independencia político-administrativa.
Algunos analistas, sin embargo, creen que Rusia no hará la anexión. “Las consecuencias de esto serían muy negativas para Putin”. Pronostican que con la votación, Crimea será una república independiente, democrática y multinacional, además incluirá dentro de su territorio a Sebastopol, que hasta ahora dependía de Kiev. “Una jugada maestra del Kremlin, pues mantendría el dominio, tropas, su flota en Sebastopol, pero no anexaría el territorio que es en últimas lo que le traería problemas internacionales”, señala el periódico británico The Guardian.
Mientras tanto la tensión crece en varias regiones orientales de Ucrania, como en Donetsk, donde militares prorrusos atacaron la sede de servicios de seguridad y ondean cada vez más banderas rusas. En Járkov y Odessa también se enfrentan prorrusos y proucranianos. El líder prorruso en Crimea, Serguei Axionov, advierte que otras regiones rusohablantes del este de Ucrania tendrán otros referendos “para separarse de Ucrania y unirse a Rusia, proceso que podría concretarse en un año como máximo”.
Ante el panorama, y luego de conocer el resultado del referendo, Arseni Yatseniuk, primer ministro ucraniano, lanzó una seria amenaza: “La tierra arderá bajo los pies de los separatistas, el Estado ucraniano buscará a todos los instigadores del separatismo, los encontraremos y los juzgaremos”.
alagos@elespectador.com
El expresidente soviético Mijail Gorbachov recordó, en una carta publicada en su página web, cómo antes y después de que los líderes de la Federación Rusa, Bielorrusia y Ucrania (Boris Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkiévich) firmaran el pacto en el bosque Belavezha que determinó la disolución de la URSS, que “les advertí de las peligrosas y destructivas consecuencias”.
Según Gorbachov, la causa de la actual situación que viven Ucrania y Rusia está en el “deliberado desmantelamiento de la Perestroika y la irreflexiva y arriesgada disolución de la Unión Soviética”. El acuerdo de Belavezha fue firmado el 8 de diciembre de 1991 y, además de crear Estados independientes y determinar que Gorbachov debía entregar el poder, incluía que Crimea —cedida a Ucrania en 1954 por Nikita Khruschev— siguiera siendo territorio ucraniano. En 1992 Crimea se convirtió en República Autónoma, con un estatuto espacial para Sebastopol, en donde está la Flota Rusa del Mar Negro.
En 1997 Kiev y Moscú firmaron un acuerdo para que los rusos pudieran mantener sus flotas en ese puerto y tres años después, el depuesto presidente, Viktor Yanukovich prolongó el acuerdo, que terminaba en 2017, durante 25 años más.
“Desgraciadamente no escucharon mis advertencias. El Soviet Supremo de la Federación Rusa aprobó la destrucción de la Unión Soviética con aplausos y no se dijo una sola palabra sobre Crimea y Sebastopol”, lamentó Gorbachov.
Crimea quiere volver a Rusia 22 años después. La semana pasada no sólo se declaró independiente de Ucrania, sino que ayer con más del 70% de los votos confirmó su decisión en un referendo apoyando la anexión a territorio ruso.
El referendo es ilegal, según las leyes ucranianas. Estados Unidos y la Unión Europea tampoco lo consideran válido y aseguran que no será reconocido. Sin embargo, Moscú celebró el resultado, asegurando que la votación se realizó bajo todas las leyes internacionales.
Jean Meyer, autor del libro Rusia y sus imperios, asegura que el proyecto del presidente ruso, Vladimir Putin, es restablecer el dominio ruso en el antiguo espacio soviético. “Controla Bielorrusia y el Cáucaso, Moldavia y Trandnistria. Y ahora Crimea”.
No obstante, otros analistas ven en la actuación del líder ruso una forma de evitar que la inestabilidad de las convulsas regiones vecinas llegue al país y comprenden la desconfianza hacia Occidente. El analista de Foreign Policy, Jeffrey Tayler, dice que “Putin no está loco. EE.UU. y la UE parecen olvidar las numerosas medidas adoptadas tras el fin de la Guerra Fría para reducir la influencia rusa”.
Con el triunfo del ‘Sí’ (no había ‘No’ en las papeletas de votación) Crimea se anexará a Rusia. Esta semana está previsto que las autoridades de la península viajen a Moscú y le pidan a la Duma (Cámara Alta) y al presidente Putin oficialmente que acepte a Crimea en su seno. Rusia estudiará la anexión el 21 de marzo. La incorporación de nuevos territorios a la Federación Rusa se aprueba mediante una ley, cuyo trámite comenzaría en los próximos días, es decir, que en dos meses se llevaría a cabo todo el proceso de independencia político-administrativa.
Algunos analistas, sin embargo, creen que Rusia no hará la anexión. “Las consecuencias de esto serían muy negativas para Putin”. Pronostican que con la votación, Crimea será una república independiente, democrática y multinacional, además incluirá dentro de su territorio a Sebastopol, que hasta ahora dependía de Kiev. “Una jugada maestra del Kremlin, pues mantendría el dominio, tropas, su flota en Sebastopol, pero no anexaría el territorio que es en últimas lo que le traería problemas internacionales”, señala el periódico británico The Guardian.
Mientras tanto la tensión crece en varias regiones orientales de Ucrania, como en Donetsk, donde militares prorrusos atacaron la sede de servicios de seguridad y ondean cada vez más banderas rusas. En Járkov y Odessa también se enfrentan prorrusos y proucranianos. El líder prorruso en Crimea, Serguei Axionov, advierte que otras regiones rusohablantes del este de Ucrania tendrán otros referendos “para separarse de Ucrania y unirse a Rusia, proceso que podría concretarse en un año como máximo”.
Ante el panorama, y luego de conocer el resultado del referendo, Arseni Yatseniuk, primer ministro ucraniano, lanzó una seria amenaza: “La tierra arderá bajo los pies de los separatistas, el Estado ucraniano buscará a todos los instigadores del separatismo, los encontraremos y los juzgaremos”.
alagos@elespectador.com