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Un puñado de potencias regionales de Oriente Medio pueden influir en Hamás para que libere a los rehenes, pero Catar, avezado en mediar entre movimientos radicales y Occidente, es un actor ineludible en cualquier negociación.
El grupo islamista palestino lanzó una sangrienta ofensiva en territorio israelí el 7 de octubre, que dejó más de 1.400 muertos, la mayoría de ellos civiles. Además, tomó como rehenes a unas 200 personas de una veintena de nacionalidades.
Según el ejército israelí, la mayoría de los secuestrados están “vivos” y entre los apresados en la incursión hay muchas personas que no son israelíes o que tienen doble nacionalidad.
Para conseguir el retorno de sus ciudadanos, incluso actores como Estados Unidos y la Unión Europea, que consideran a Hamás como una organización “terrorista”, están moviendo sus hilos entre bambalinas.
El portavoz del brazo militar de Hamás, Abu Obeida, afirmó que los rehenes serán liberados “a su debido tiempo”, destacó Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigación sobre el Mundo Árabe y el Mediterráneo, con sede en Ginebra.
“No habrá negociación colectiva. Cada Estado tendrá que negociar por sí mismo la liberación de sus propios rehenes” a través de los interlocutores habituales que son Catar, Egipto y Turquía.
“No hay muchos mediadores”, señaló, ya que los posibles intermediados son actores que “hayan establecido relaciones duraderas con Hamás y, por lo tanto, son los únicos autorizados a entrar en contacto con sus dirigentes.
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“Doble juego”
Desde antes del anuncio de la liberación de dos estadounidenses, que Hamás afirmó que fue “gracias a la mediación de Catar”, Doha ya se perfiló como un interlocutor privilegiado.
“El mediador más complaciente es Catar, un pequeño Estado sin una agenda regional, al que no le preocupa el uso político de la mediación”, explicó Hasni Abidi.
Este rico emirato “conoce bien a Hamás y le da un leal apoyo financiero”, afirmó en referencia a que Doha financia los salarios de los funcionarios de la Franja de Gaza.
Además, la comandancia política de Hamás tiene su sede en Doha desde hace más de diez años. La capital de Catar también alberga la mayor base estadounidense de la región.
“Se especializaron en la liberación de rehenes”, apuntó Etienne Dignat, del Centro de Investigaciones Internacionales (Ceri), con sede en París. Un ejemplo reciente es la mediación en la liberación de estadounidenses que estaban presos en Irán.
No es por cualquier cosa que Jean-Yves le Drian, emisario especial del presidente de Francia, Emmanuel Macron, para Líbano, se deslazara a Catar esta semana, según fuentes diplomáticas.
El alto funcionario se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores para hablar sobre Israel y Líbano, reportó la agencia de noticias qatarí QNA.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, también viajó a Doha y Alemania pidió ayuda a Catar para garantizar la protección de sus rehenes.
“Catar juega un doble juego: mantiene relaciones tanto con los grupos terroristas como con algunas naciones occidentales que tienen una deuda de gratitud”, señaló Dignat.
Este Emirato invitó a los talibanes a abrir una oficina de Doha, con la venia de Estados Unidos, para negociar una retirada de las fuerzas de Washington de Afganistán en 2021, antes de que este grupo islamista recobrara el poder.
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Otros pesos pesados
Otros pesos pesados de la región también buscan intervenir en estos diálogos. Turquía ha expresado su disposición y dijo que recibió peticiones de “varios países”, informó esta semana en Beirut el jefe de la diplomacia turca, Hakan Fidan.
Pese a los roces y la crispación desde que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llegó al poder, nunca ha roto las relaciones con Israel, destacó Hasni Abidi. Y este país ha acogido a varios altos mandos de Hamás.
Sin embargo, los expertos son escépticos sobre la capacidad de Turquía para actuar sin apoyos, ya que recientemente se distanció del grupo palestino.
Egipto también tiene un perfil conciliador, ya que ha sido tradicionalmente el mediador entre Israel y Hamás, por ejemplo cuando se negoció la liberación del soldado israelí Gilad Shalit en 2011, destacó Dignat.
Pero dado que se va a abordar la cuestión Estado por Estado, Hamás tiene una “carta de negociación muy poderosa”, explicó Hasni Abidi. Ya sea para liberar a prisioneros palestinos o incluso para salvar a este movimiento islamista que Israel quiere erradicar.
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