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Los cristianos de Irak llevan años esperando la visita de un papa. La primera posibilidad se dio hace 20 años cuando Juan Pablo II programó llegar entre el 1° al 3 de diciembre de 1999. Pero no se realizó, porque Saddam Hussein, después de negociaciones que duraron varios meses, decidió posponerlo.
¿Qué pasó? Karol Wojtila tenía años deseando visitar ese país y por eso programó una peregrinación a Ur de los Caldeos, primera etapa del camino jubilar a los lugares de la salvación. “Quería partir desde Abraham, del padre común reconocido por judíos, cristianos y musulmanes”, relata en Vatican News, el periodista Andrea Tornielli.
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Entonces, recuerda Tornielli, muchos desaconsejaron al anciano pontífice polaco sobre ese viaje relámpago a Irak. Le pidieron que no realizara el viaje, pues corría el riesgo de resultar un apoyo para Hussein, quien estaba aún en el poder tras la primera guerra del Golfo.
Estados Unidos fue uno de los países que más insistió en que Juan Pablo II no viajara; pero el pontífice no cedió a modificar su agenda. ¿Qué pasó? Fue una contrariedad de Sadam Hussein la que frustró los planes del Vaticano.
En aquel año, 1999, el país estaba destrozado tras una sangrienta guerra contra Irán (1980-1988), las sanciones internacionales y la primera guerra del Golfo.
Pero Wojtila siguió intentando. En 2003, su emisario, el cardenal francés Roger Etchegaray se reunió en Bagdad con Sadam Husein, intentando evitar la guerra que se avecinaba. En un mensaje, Juan Pablo II, aseguró: : “Pertenezco a esa generación que vivió la Segunda Guerra Mundial y sobrevivió. Tengo el deber de decir a todos los jóvenes, a los más jóvenes que yo, que no han tenido esta experiencia: ‘¡Nunca más la guerra!’, como dijo Pablo VI en su primera visita a las Naciones Unidas. Debemos hacer todo lo posible”.
Al siguiente día, el viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, tuvo una audiencia privada con Juan Pablo II en el Vaticano.
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Pero nada detuvo la guerra: el 20 de marzo de 2003 una colación de varios países encabezados por EE. UU. invadieron el país en una guerra que duró hasta diciembre de 2011 y que dejó al país sumido en una terrible destrucción, pobreza y más violento que nunca.
El Papa Wojtyla alzó su voz contra la segunda expedición militar occidental en el país, la guerra relámpago de 2003, que se concluyó con el derrocamiento del gobierno de Saddam. A la hora del Ángelus del 16 de marzo dijo: “Quisiera recordar a los países miembros de las Naciones Unidas, y en particular a los que componen el Consejo de Seguridad, que el uso de la fuerza representa el último recurso, después de haber agotado todas las demás soluciones pacíficas, según los conocidos principios de la propia Carta de la ONU”.
Llega Francisco a Irak
Ahora, cerca de 20 años después es Francisco el que llegará a Irak para una visita de tres días.
“Este viernes viajaré a Irak, para un peregrinaje de tres días. Desde hace tiempo deseo encontrar a este pueblo que ha sufrido tanto y a esta Iglesia mártir y en la tierra de Abraham (en Ur); con los otros líderes religiosos daremos otro paso para la hermandad entre los creyentes”, dijo Francisco tras la audiencia general celebrada en el palacio apostólico por la pandemia.
Ante un viaje que ha sido muy cuestionado por el riesgo debido a la pandemia, así como los últimos atentados y lanzamientos de misiles, Francisco aseveró: “Irak no puede esperar. Esperaba a Juan Pablo II y se le prohibió ir. No se puede desilusionar a un pueblo la segunda vez”.
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El pontífice argentino, que visitará la capital Bagdad, Mosul, Erbil, Qaraqosh y Ur de los Caldeos, pidió oraciones para que “este viaje pueda ir bien” y se “realice de la mejor manera”.
Francisco quiere llevar su cercanía a los cristianos, brutalmente perseguidos desde hace años en el país y sobre todo durante la invasión de los terroristas del Estado Islámico.
Además, el viaje servirá a dar un paso más en las relaciones con el Islam, ya que está previsto un histórico encuentro con la máxima autoridade chíi, el ayatolah Ali Al Sistani, en la ciudad sagrada de Nayaf.