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                                                                                                                                Contenido Patrocinado
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                                                                                                                                Cuando los indígenas Yukpa perdieron más que su territorio

                                                                                                                                La migración también expulsó a comunidades indígenas de Venezuela. Aunque para ellos no existe la salud mental como la conocemos nosotros, son una de las poblaciones más vulnerables cuando tienen que abandonar su territorio. Discriminación, violencia y racismo, son algunas de las situaciones con las que deben lidiar.

                                                                                                                                Daniela Quintero Díaz

                                                                                                                                Periodista Medio Ambiente
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Entre la llanura y la montaña, cubierta de densas selvas tropicales, andaron y se ubicaron históricamente comunidades indígenas ancestrales, como los Yukpa, que encontraban en los ríos, lagos y montes del Perijá los recursos para su caza, pesca y recolección, para su buen vivir. Sin embargo, la riqueza de su territorio también fue motivo de conflicto. La explotación petrolera, la colonización agrícola y la minería industrial fueron quitándole terreno a los indígenas, aislándolos en lo alto de las montañas.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “Aquí no se puede decir nada. Aquí nadie ve ni dice nada”, asegura un habitante del Escobal. El peligro inherente de las zonas fronterizas del país, con el que conviven todos los días, les ha enseñado que es mejor quedarse callados. Los Yukpa también tienen sus denuncias: algunos de ellos han logrado escapar de grupos armados que intentan llevárselos engañados, a otros los han golpeado y a unos más los han desaparecido. Además, desde que llegaron al Escobal han muerto dos niños por desnutrición.

                                                                                                                                Entonces, ¿por qué siguen ahí?, “es la necesidad”, dicen.

                                                                                                                                ***

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                                                                                                                                La crisis en Venezuela también golpeó a los indígenas. Felipe Romero, indígena Yukpa de la comunidad de Tuapare, llegó hasta Bucaramanga. Es artesano y todos los días vende sus sombreros, canastas y carteras de palma de iraca en la carrera 33, una de las vías principales de la ciudad. Viene desde hace 4 años, pero todavía no se acostumbra. “Yo mantengo entre aquí y allá. Cuando necesito dinero o mercado vengo hasta acá, vendo la mercancía y me vuelvo a ir”, cuenta. La vez pasada que estuvo en la ciudad tuvo que quedarse por un año.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Acostumbrada a compartir todo en su comunidad, con la llegada masiva de migrantes venezolanos a la ciudad ahora tiene que pelearse los andenes. “Cuando alguien no tenía, reuníamos entre los que sí teníamos para darle. Pero aquí es diferente”, cuenta. “Son muchos. Si le dan a una, no le dan a la otra, y nosotros hemos estado más tiempo aquí”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los Yukpa están viviendo con el conflicto. Pero no solo con ese que todos podemos ver, sino con otro, más interno, más personal, que hasta hoy muy pocos se han detenido a mirar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Hernando Muñoz, psicólogo de la Cruz Roja, ha sido una de las pocas personas que ha podido acercarse directamente a los Yukpa que se encuentran en el Escobal. Las barreras del idioma (pues no todos hablan español) han generado dificultades. Pero, dentro de todo, ha podido ver la crítica situación en la que se encuentran. “Vienen del desplazamiento en Venezuela, pasan por la Serranía del Perijá, atraviesan el Catatumbo hasta llegar a Cúcuta, donde se ubican en una zona fronteriza en la que hay, además, muchos temas de violencia. Todo esto puede tener repercusiones en su salud mental”, asegura.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Pablo Martínez, un médico y antropólogo que ha dedicado gran parte de su vida a trabajar el tema de salud mental en pueblos indígenas, coincide con Muñoz: “Los escenarios críticos por los que han tenido que pasar y en los que viven hoy en día los Yukpa son los que favorecen y pueden generar un estado de lo que nosotros llamamos ansiedad o angustia”, explica. “Si estoy en una situación crítica como esta y no hay quién me pueda regular o ayudar –que es el papel de los chamanes y líderes espirituales en las comunidades– va a ser una bomba de tiempo, porque eso tiene que salir por algún lado”. Además, de su formación como médico y de su trabajo con comunidades puede concluir algo, en la academia y en la medicina occidental no los forman para trabajar con otras culturas, y las herramientas que existen en la psiquiatría “las escalas y esas cosas”, no sirven para medir un problema mental en pueblos indígenas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Migrantes venezolanos: Vivir a la deriva y con miedo al futuro

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ***

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Cúcuta se están dando los primeros pasos. La Sociedad Nacional de Cruz Roja Colombiana ha sido una de las organizaciones que más ha insistido en generar acciones conjuntas y coordinadas entre ONG, instituciones del Estado y comunidad indígena. “La idea es que logremos concertar algo para poderlos reubicar, porque ellos merecen ser sostenibles y tener un lugar en el que puedan desenvolverse como lo hacían en la Sierra, pero para eso tenemos que escucharlos y conocer sus necesidades desde la parte etnocultural”, asegura Eliana Parra, coordinadora del proyecto, quien desde que llegó a Cúcuta ha notado las dificultades y las deficiencias que se tienen desde las organizaciones para trabajar con población indígena.

                                                                                                                                Le recomendamos: ​“La gente no migra porque se le da la gana sino porque no quiere morirse en su país”

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                                                                                                                                La Secretaría de Desarrollo Social de Norte de Santander también ha empezado a abordar el asunto: “Hicimos la primera mesa técnica en la que juntamos a varios entes y actores para ver cómo, desde todos los frentes, podemos ayudar a salvaguardar los derechos de esa comunidad que ya no solo está en Cúcuta, sino que ha llegado a municipios como Tibú y Ocaña”, asegura Luis Alberto Díaz, secretario de Desarrollo Social del departamento. “Le hemos pedido apoyo al ministerio del Interior, porque es un tema complejo y delicado el de los Yukpa debido a la situación en Venezuela. Pero nosotros no vamos a obligar a que nadie se devuelva”, afirma Díaz. Sin embargo, en varias ocasiones se ha acudido al “retorno involuntario” para devolver a los indígenas al lado venezolano de la frontera. Un proceso en el que los derechos de la comunidad parecen haber estado ausentes.

                                                                                                                                En Bucaramanga, el panorama es más oscuro. “En Santander no hay delegado de asuntos étnicos. Es decir, que no hay un profesional destinado exclusivamente a estos asuntos, por tanto, nosotros no nos acercamos al tema de los Yukpa de manera investigativa”, asegura una delegada de la Defensoría de la ciudad.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Además, el tema con Venezuela es tan polémico que organizaciones que trabajan en el territorio con esta comunidad y miembros de la Defensoría del Pueblo de Cúcuta se han negado a dar declaraciones a El Espectador al respecto. “Es un tema supremamente sensible”, dicen unos. “No he recibido autorización para brindar algún tipo de información”, responden otros. Entre tanto, esta comunidad colombo-venezolana sigue a la deriva en zonas de alto riesgo dando la pelea por su lucha histórica: el territorio. El Cacique, Dionisio Romero, bajo quien recae la responsabilidad de gran parte de la comunidad que se encuentra en el Escobal ha hecho esfuerzos titánicos por organizarlos, censarlos y que, pese a las circunstancias, mantengan sus tradiciones. Sin embargo, el camino es largo y siente que está remando de un solo lado. “Yo ya estoy cansado”, asegura.

                                                                                                                                *Este artículo se realizó gracias a la beca Rosalynn Carter para Periodismo en Salud Mental 2018.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Entre la llanura y la montaña, cubierta de densas selvas tropicales, andaron y se ubicaron históricamente comunidades indígenas ancestrales, como los Yukpa, que encontraban en los ríos, lagos y montes del Perijá los recursos para su caza, pesca y recolección, para su buen vivir. Sin embargo, la riqueza de su territorio también fue motivo de conflicto. La explotación petrolera, la colonización agrícola y la minería industrial fueron quitándole terreno a los indígenas, aislándolos en lo alto de las montañas.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “Aquí no se puede decir nada. Aquí nadie ve ni dice nada”, asegura un habitante del Escobal. El peligro inherente de las zonas fronterizas del país, con el que conviven todos los días, les ha enseñado que es mejor quedarse callados. Los Yukpa también tienen sus denuncias: algunos de ellos han logrado escapar de grupos armados que intentan llevárselos engañados, a otros los han golpeado y a unos más los han desaparecido. Además, desde que llegaron al Escobal han muerto dos niños por desnutrición.

                                                                                                                                Entonces, ¿por qué siguen ahí?, “es la necesidad”, dicen.

                                                                                                                                ***

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                                                                                                                                La crisis en Venezuela también golpeó a los indígenas. Felipe Romero, indígena Yukpa de la comunidad de Tuapare, llegó hasta Bucaramanga. Es artesano y todos los días vende sus sombreros, canastas y carteras de palma de iraca en la carrera 33, una de las vías principales de la ciudad. Viene desde hace 4 años, pero todavía no se acostumbra. “Yo mantengo entre aquí y allá. Cuando necesito dinero o mercado vengo hasta acá, vendo la mercancía y me vuelvo a ir”, cuenta. La vez pasada que estuvo en la ciudad tuvo que quedarse por un año.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Acostumbrada a compartir todo en su comunidad, con la llegada masiva de migrantes venezolanos a la ciudad ahora tiene que pelearse los andenes. “Cuando alguien no tenía, reuníamos entre los que sí teníamos para darle. Pero aquí es diferente”, cuenta. “Son muchos. Si le dan a una, no le dan a la otra, y nosotros hemos estado más tiempo aquí”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ***

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                                                                                                                                Los Yukpa están viviendo con el conflicto. Pero no solo con ese que todos podemos ver, sino con otro, más interno, más personal, que hasta hoy muy pocos se han detenido a mirar.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Puede leer: Migrar siendo niño, un trauma mayor

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le recomendamos: ​“La gente no migra porque se le da la gana sino porque no quiere morirse en su país”

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                                                                                                                                En Bucaramanga, el panorama es más oscuro. “En Santander no hay delegado de asuntos étnicos. Es decir, que no hay un profesional destinado exclusivamente a estos asuntos, por tanto, nosotros no nos acercamos al tema de los Yukpa de manera investigativa”, asegura una delegada de la Defensoría de la ciudad.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                *Este artículo se realizó gracias a la beca Rosalynn Carter para Periodismo en Salud Mental 2018.

                                                                                                                                Temas recomendados:

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