Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La noticia de la muerte de 29 niños por un bombardeo a un autobús escolar en Yemen recorrió el mundo por su crudeza. El que debía ser un paseo didáctico para distraer a los niños de la guerra terminó convirtiéndose en una de las mayores tragedias del año que pasó y, a la vez, ilustra la vulnerabilidad en que está inmersa la niñez en zonas de conflicto.
La bomba lanzada por la coalición liderada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos impactó al bus que estaba detenido en la provincia de Saada, controlada por los rebeldes hutíes. El ataque, dirigido a las milicias, impactó al vehículo y provocó la muerte de 50 personas, entre ellas 29 menores de 15 años. Sin embargo, para la coalición, este fue un “objetivo legítimo de la guerra”.
De acuerdo con la ONG Save the Children, se estima que 120.000 niños de Yemen viven en una situación de constante peligro actualmente, donde el hambre y la muerte están a la vuelta de la esquina. Así como ocurrió en ese país, en el 2018 hubo cientos de acciones militares consideradas legítimas por sus perpetradores que afectaron a niños, niñas y población civil en todo el mundo.
El recrudecimiento del conflicto en países como Siria, la República Democrática del Congo y Myanmar (por nombrar algunos casos) amenazó la vida y los derechos de millones de menores, enfrentándolos a difíciles condiciones como la pobreza, el bajo acceso educativo, enfermedades, explotación, abuso y reclutamiento de grupos armados, entre otras. De hecho, según Save the Children, más de la mitad de la población infantil en el mundo (al menos 1.200 millones) está expuesta a uno o varios de esos padecimientos.
“El mundo les falló a los niños en 2018”, sentenció en su último informe el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre la situación de la infancia en el planeta. “Los menores que viven en zonas en conflicto en el mundo han continuado sufriendo niveles de violencia extremos durante los últimos 12 meses”, aseguró el director de los Programas de Emergencia de Unicef, Manuel Fontaine, quién también alertó que la situación empeora cada año.
La organización cuestionó también las pocas medidas que se han tomado a nivel internacional para proteger a las niñas y los niños que viven en zonas de conflicto y rechazó que esto sea aceptado como normal.
Por mencionar solo algunas cifras, según el último informe de la institución, Futuros robados: jóvenes y sin escolarizar, uno de cada tres niños, niñas y jóvenes entre 5 y 17 años que viven en países en conflicto no asiste a la escuela, es decir, 303 millones de menores en todo el mundo. Le puede interesar: "El mundo le sigue fallando a los niños en las guerras"
Objetivos de guerra
En Siria, en conflicto desde 2011, los niños exponen constantemente su vida a la violencia y los ataques con bombas. Por esto muchos de ellos han sido forzados a convertirse en soldados. Según la ONU, en el 2018 el número de víctimas infantiles y el reclutamiento de menores por parte de grupos armados sirios aumentó significativamente (25 % respecto a 2017), mientras entre enero y marzo se dio un aumento del 348 % en los asesinatos y mutilaciones de menores en comparación con el último trimestre del año pasado. Es decir, ahora los niños y niñas no solo tienen que padecer las consecuencias de la guerra, sino pasaron a formar parte de ella.
“Cuando un país se ve afectado por un conflicto o un desastre, sus niños y sus jóvenes son víctimas por partida doble. A corto plazo, sus escuelas sufren daños, son destruidas, ocupadas por fuerzas militares o incluso atacadas deliberadamente. A ello se suman los millones de jóvenes que no asisten a la escuela y que, a medida que pasan los años, rara vez regresan”, afirmó Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
Volviendo a Yemen, uno de los países donde la situación de la niñez es más crítica, la organización The Yemen Data Project reveló que de los más de 8.600 ataques aéreos que se han llevado a cabo durante los últimos años en el este del país, más de 1.500 han afectado zonas civiles como colegios y hospitales. Además, de acuerdo con Save the Children, cerca de 85.000 niños menores de cinco años podrían haber muerto de hambre o enfermedades desde que se intensificó el conflicto de ese país en 2011. Le puede interesar: Más de 5 millones de niños viven amenazados por el hambre
El flagelo de nacer niña
Más allá de los entornos de pobreza y violenciala falta de educación, el hambre y las enfermedades, las niñas corren otros riesgos. El matrimonio forzado, la violencia sexual, las tareas domésticas y las mutilaciones genitales son algunas de las circunstancias a las que tienen que enfrentarse por el hecho de ser mujeres.
Según la ONG Entreculturas, “las niñas y adolescentes están más expuestas a coacciones sexuales, a ser raptadas y violadas en el camino hacia o de regreso de la escuela, pero también pueden acabar casadas tempranamente”. Además, muchas veces son utilizadas para llevar a cabo ataques suicidas. Según el informe, tres de cada cuatro ataques suicidas han sido llevados a cabo por niñas en África occidental y central.
Save the Children también reveló que el matrimonio forzado es una práctica a la que anualmente son sometidas cerca de 15 millones de niñas en todo el mundo, lo que equivale a 41.000 al día. Esto no solo hace que permanezcan en un ciclo de marginación que les niega sus derechos básicos, como la educación y la libertad, sino que también las expone a constantes situaciones de violencia doméstica, abusos, violaciones y embarazos prematuros. La ONG estima que el número de mujeres casadas durante su infancia aumentará a 950 millones para el 2030.
Pese a que hace 29 años se firmó la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado de Naciones Unidas que busca garantizar la existencia digna a los infantes y que ratificaron todos los países menos Estados Unidos, sus objetivos están lejos de alcanzarse. Todos estos factores, presentes en los contextos actuales de violencia, han provocado que millones de niños y niñas que viven además en países aquejados por la pobreza corran un gran riesgo de morir antes de cumplir los cinco años, de padecer retrasos de crecimiento por el hambre, de ser abusados sexualmente, de carecer de educación y de verse obligados a trabajar, contraer matrimonio y tener hijos antes del tiempo esperado. Las guerras, visibles ante los ojos del mundo, les están arrebatando la libertad, la felicidad y la niñez.