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Varios diplomáticos en la Asamblea General de Naciones Unidas se salieron del recinto cuando empezó a hablar Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. Mientras dio un discurso en el que mencionó a Irán y Gaza, pero también a Líbano y las críticas que tiene de la ONU, que tachó de antisemita, sus detractores se hicieron sentir, así como lo hicieron en días anteriores.
Diplomats exiting the UNGA while Netanyahu speech started pic.twitter.com/Wmej5daDiH
— Amichai Stein (@AmichaiStein1) September 27, 2024
De hecho, desde el jueves, en Nueva York se vienen presentando protestas en contra de su llegada a Estados Unidos y, sobre todo, en contra de las acciones militares que lidera en el enclave palestino, donde los bombardeos han matado a más de 40.000 personas, y en su país vecino, donde dice que está atacando a Hezbolá, pero la sociedad civil está atrapada en medio de las hostilidades: en los últimos cuatro días se cuentan cerca de 700 fallecidos y más de 30.000 personas han huido a Siria.
Apenas este viernes, a las afueras del hotel Loews Regency, en Park Avenue, un pequeño grupo de manifestantes contrarios a Netanyahu se reunió. Algunos ondeaban banderas israelíes y otros sostenían carteles con el rostro del primer ministro impreso con la huella de una mano roja. Allí, Yehuda Cohen, de 55 años, le contó a The Guardian: “Mientras que en Israel hay una guerra intensa, él está lidiando consigo mismo (…). Él piensa que es el gran orador, que salvará a Israel hablando, pero en realidad lo está destruyendo. Él es responsable de los acontecimientos del 7 de octubre”.
La mujer pidió detener la guerra y buscar un acuerdo para el regreso de los secuestrados por Hamás: “Quiero que mi hijo vuelva a casa. Lo envié al Ejército para que protegiera a Israel. El 7 de octubre estaban en inferioridad numérica, lo descuidaron y lo secuestraron (…). El Gobierno israelí no es que no esté haciendo nada para lograr un acuerdo de rehenes, está haciendo todo lo posible para evitarlo”.
Las protestas contra Benjamin Netanyahu en Nueva York
Las calles de la Gran Manzana, así como sitios emblemáticos suyos, como el Museo Metropolitano de Arte, la Biblioteca Pública, la sede de la ONU y Bryant Park, congregaron el jueves a varios manifestantes en contra del dirigente israelí. La jornada fue organizada por diversos grupos a favor de la causa palestina, entre ellos Within Our Lifetime y Jewish Voice for Peace. En la jornada hubo enfrentamientos con la Policía, que llevó a cabo unas detenciones, sobre todo cerca del hotel Loews Regency, donde los organizadores creen que Netanyahu está alojado.
Cerca de las instalaciones de la ONU se vio a un grupo de personas que ondearon banderas israelíes, pero que mostraron una postura contraria a la ocupación y la guerra con relación a los territorios palestinos. Un vocero suyo, citado por The Guardian, dijo: “Netanyahu mentirá al mundo” el viernes, tal como “nos miente a nosotros, los israelíes”. Agregó: “Dejen de matar niños, pongan fin a la guerra, firmen el acuerdo y traigan a los rehenes a casa. No hay una solución militar”. Cuando se mencionó el nombre de Netanyahu, un coro cantó: “vergüenza, vergüenza, vergüenza”.
Sharon Kleinbaum, residente en Nueva York, le comentó al diario británico que “es indignante que Netanyahu esté en este escenario mundial”. Algo similar también le afirmó al medio Zahiro Shahar Mor, cuyo tío de 79 años fue secuestrado en Israel el 7 de octubre y mantenido como rehén en Gaza hasta agosto, cuando su cuerpo fue recuperado por el Ejército: “Creo que es ridículo que el mundo en su conjunto aplauda y acepte esto. No le permitiría venir a Estados Unidos, en absoluto”. Por su parte, Karen Frost-Arnold, de 47 años, que quería manifestarse desde que Netanyahu habló en julio ante el Congreso estadounidense, le comentó a The New York Times: “Estaba buscando una oportunidad para venir y hacerle saber que lo que está haciendo es reprobable”.
Nueva York ha sido un importante centro de protesta desde el año pasado, donde la causa palestina ha encontrado una fuerte resonancia. No hay que olvidar, por ejemplo, que varias de sus universidades, como muchas más en Estados Unidos, se unieron a una ola de protesta estudiantil, ocurrida hace apenas unos meses, con la que los jóvenes les pidieron a las instituciones educativas dejar de invertir con empresas israelíes. Ahora, frente a lo que está sucediendo en Líbano, muchos manifestantes creen que sus clamores tienen aún más urgencia.
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