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La pandemia de coronavirus obligó a algunos líderes a sancionar medidas drásticas e impouplares para enfrentar la propagación del COVID-19. Uno de ellos es Gavin Newson, gobernador de California, quien ordenó el cierre de los negocios no esenciales en el estado, incluyendo en la lista de no esenciales a las tiendas de armas.
“Hay cientos de empresas que, por causas ajenas a su voluntad, no están incluidas en la definición del gobernador de infraestructura crítica. Como resultado, he ordenado a mis diputados que hagan cumplir los cierres de negocios que han ignorado la orden del gobernador (tiendas de armas, clubes de striptease y otros negocios no designados)”, dijo Alex Villanueva, Sheriff del Condado de Los Ángeles.
La decisión no cayó bien dentro del gremio armamentístico, el cual anunció el fin de semana una demanda contra Newson con la que se vería obligado a permitir la reapertura de estos negocios en medio de la crisis sanitaria.
“Las circunstancias planteadas por el brote de nuevos coronavirus (" COVID-19 ") son notables, pero no excusan las infracciones ilegales del gobierno a la libertad”, aseguran los demandantes. “De hecho, la importancia de mantener las actividades continuas de las empresas esenciales para la seguridad, la salud y el bienestar de los californianos hace hincapié en el punto: la necesidad de una mayor seguridad en tiempos de incertidumbre es precisamente cuando los demandantes y sus miembros deben poder ejercer sus derechos fundamentales para mantener y portar armas”, concluyen.
Puntualmente, la demanda interpuesta por la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y grupos propietarios de armas exige que las tiendas de estos productos sean declaradas empresas esenciales. Además de Newson, otros acusados que figuran en la demanda son Sonia Angell, directora del Departamento de Salud Pública de California, Alex Villanueva, Sheriff del Condado de Los Ángeles, y Barbara Ferrer, directora de Salud Pública del Condado de Los Ángeles. Todos involucrados en la restricción de negocios no esenciales que se tomó como medida para contrarrestar la propagación del virus. Le puede interesar: Coronavirus en Estados Unidos: la pandemia desata una guerra por el aborto
“Los municipios que buscan que las tiendas de armas legales cierren no están promoviendo la seguridad: al utilizar sus políticas para desarmarte a ti y a tus seres queridos, estos desvergonzados partidarios promueven imprudentemente una agenda de control de armas que sofoca tus derechos de defensa personal cuando más los necesitas”, dijo Jason Ouimet, director ejecutivo de NRA.
Brady, un grupo de prevención de violencia armada, ha asegurado que la Asociación Nacional del Rifle se equivoca en este momento, y pone por encima sus ganancias que la salud pública de los ciudadanos.
“En este momento cuando todos necesitamos sacrificarnos para aplanar la curva y detener esta pandemia, es inquietante que la ANR no ceda con su propósito primordial: aumentar las ganancias de la industria de armas a cualquier costo”, dijo el presidente de Brady, Kris Brown. “No existe el derecho constitucional de propagar el coronavirus al comprar, armas o cualquier otra cosa”, concluye.
Esta, sin embargo, no es la única demanda de este tipo que se presenta en el país. El gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, recibió una solicitud para revertir su orden ejecutiva de cerrar los “negocios que no sostienen la vida” que llevó al cierre de las tiendas de armas. En la demanda se argumentaba que se había violado la Segunda Enmienda. Esto llevó a que Wolf permitiera algunas operaciones de las tiendas de armas, aunque el comercio sigue limitado. Pero todo indica que desde este lunes comiencen a presentarse más enfrentamientos legales entre los grupos de armas y los gobiernos locales que buscan el cierre temporal de las tiendas de armas.
La venta de armas se disparó en Estados Unidos en las últimas dos semanas a medida que avanza el coronavirus. Las personas almacenan armas y municiones por temor a que la pandemia pueda desencadenar disturbios sociales.
La venta de armas ha resultado ser un problema complejo para Estados Unidos a medida que se transforma en el epicentro de la pandemia. En Baltimore, la emergencia sanitaria ha llevado a que el alcalde pida a sus residentes que dejen “de dispararle a la gente” para liberar camas en los hospitales.
“Es probable que el bloqueo del coronavirus dure mucho más de 10 días. Pero lo que está en juego también es mucho mayor durante una pandemia mundial. En circunstancias normales, el período de espera de 10 días de California puede evitar un acto ocasional de violencia doméstica o suicidio. En las circunstancias extraordinarias causadas por el coronavirus, un estricto orden que limite las transacciones en persona podría retrasar la propagación de la enfermedad, reducir la carga sobre nuestro sistema de atención médica y salvar cientos de miles de vidas”, explica Ian Millhiser, periodista de Vox.