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Los opositores demócratas en Estados Unidos seguían este domingo sopesando los riesgos de abrir un proceso de destitución contra el presidente Donald Trump por obstrucción de la justicia, un delito que ellos creen quedó probado en el reporte del fiscal especial Robert Mueller.
Sin embargo, del lado republicano y el propio mandatario están aprovechando, en un periodo de precampaña presidencial para la elección de 2020, cerrar filas y pasar la página rusa basándose en el hecho de que Mueller no recomendó iniciar un proceso penal.
"Eso va a ser una decisión muy trascendente" y podría hacerse "en un par de semanas", dijo a "Fox News Sunday el congresista Adam Schiff, un prominente demócrata y presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, la cámara baja del Congreso que los demócratas controlan desde enero.
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La investigación de 22 meses del fiscal especial Robert Mueller no encontró que haya habido una coordinación entre Rusia y la campaña electoral de Trump. Sin embargo, el informe difundido esta semana cita 10 episodios que involucran al presidente en potencial obstrucción de la investigación, incluyendo una cantidad de mentiras y manipulaciones para confundir a la prensa y al público general.
"Vamos a tener que decidir, ¿pasamos no obstante por un proceso de impeachment -porque hacer lo contrario indicaría que la conducta de este presidente es correcta, que futuros presidentes pueden participar en la corrupción de esta manera sin consecuencias- o decidimos que estamos mejor haciendo vigilancia (...) en lugar de llegar a un proceso formal de impeachment?".
Según la Constitución, el procedimiento de "destitución" comienza en la cámara baja: sus representantes pueden votar sobre una acusación. En caso de ser aprobada correspondería al Senado juzgar al presidente para destituirlo o absolverlo. Pero los republicanos controlan la cámara alta.
Los mensajes mixtos del informe de 448 páginas de Mueller pusieron a los demócratas a valorar opciones difíciles.
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Los puntos de debate:
Algunos dicen que un impeachment daría a Trump la oportunidad de unir a su base de partidarios en torno a sus reivindicaciones de que ahora él está siendo acosado injustamente. Estas opiniones se remontan al proceso de impeachment en 1998 contra Bill Clinton, que no alcanzó a llegar al Senado, pero que dejó a ese presidente demócrata más popular que nunca.El presidente de la Comisión Judicial de la cámara baja, que estaría encargada de lanzar el ataque, Jerry Nadler, se mostró dubitativo cuando NBC le preguntó sobre el proceso. "Puede que lleguemos a eso, puede que no", dijo agregando que los legisladores necesitan primero "revisar todas las pruebas".
Por ahora, sólo dos de los 18 demócratas que se han declarado precandidatos a la presidencia han pedido el impeachment: la senadora Elizabeth Warren y el exintegrante del gabinete de Obama, Julián Castro.
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"Ignorar que el presidente hizo repetidos esfuerzos por obstruir una investigación en su propia conducta deshonesta podría causar un gran daño duradero a este país", dijo el viernes Warren en Twitter.
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, ha sido cautelosa respecto a este peligroso paso, urgiendo a sus compañeros demócratas a esperar hasta que sean capaces de ver la versión completa del reporte de Mueller.
Aunque Mueller detalla tentativas de obstruir su investigación, no recomendó iniciar un proceso penal contra Trump -alegando que un presidente en ejercicio no puede ser inculpado-, dejando al Congreso de evaluar las conclusiones del informe.
"¿Cuándo se convirtió Mueller en Dios?", preguntó en Fox News el abogado del presidente, Rudy Giuliani, que hizo una gira de victoria en varios programas políticos dominicales. "No hay nada malo en recibir información de los rusos. Depende de dónde vengan", dijo Giuliani en CNN. "No hay ningún delito".
Pero, ¿es moral?, le preguntó el periodista. "A los fiscales no les interesa la moralidad", respondió el abogado y exalcalde de Nueva York.