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En lo que se convirtió en el primer ataque a civiles israelíes en más de seis años, un joven de 16 años, identificado como el israelí-canadiense Aryeh Schupak, falleció y otras 22 personas quedaron heridas, luego de que dos explosiones tomaran lugar en un paradero de buses y en un cruce concurrido en el asentamiento de Ramot, al norte de Jerusalén. Lo ocurrido provocó una serie de llamados a los líderes de la extrema derecha para que conformen rápidamente el nuevo gobierno, que se impondría con una línea dura contra el terrorismo.
La policía dijo que los hallazgos iniciales mostraron que las explosiones fueron causadas por explosivos complementados con clavos, con la idea de causar el máximo daño, dejados en bolsas escondidas en los arbustos y detonados de forma remota a través de un celular. Un portavoz de la policía, Eli Levi, aseguró: “No ha habido un ataque tan coordinado en Jerusalén durante muchos años”.
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Las explosiones fueron las primeras en el sistema de transporte israelí desde abril de 2016. El comisionado de la policía israelí, Kobi Shabtai, agregó que aquellas constituyeron un “ataque complejo”, ya que pueden haber sido perpetradas por dos personas diferentes que colocaron los artefactos explosivos.
Según Omar Bar-Lev, el ministro de Seguridad Pública saliente, las bombas claramente no fueron obra de “alguien que decidió esta mañana llevar a cabo un ataque”. En esa misma línea, un alto funcionario de seguridad le dijo al diario israelí Haaretz que “el carácter de los ataques gemelos indica que hay una infraestructura significativa detrás de ellos, incluida la inteligencia, la obtención y preparación de explosivos”.
Aunque Hamas no se atribuyó la realización de las explosiones, sí las elogió como una “operación heroica”. Ahora bien, lo cierto es que lo sucedido marca una nueva escalda en el conflicto israelí-palestino, en momentos en los que más de 130 palestinos han muerto en combates en Cisjordania y Jerusalén Este desde principios de 2022, y en los que 29 israelíes han muerto en apuñalamientos, embestidas de automóviles y ataques con armas, sin olvidar que otros 49 palestinos, entre ellos 17 niños, murieron en una ofensiva aérea israelí de tres días en la Franja de Gaza, en agosto.
El primer ministro saliente de Israel, Yair Lapid, anunció que realizaría una evaluación de seguridad con funcionarios de seguridad pública, militares y de inteligencia más tarde el miércoles, antes de informar al líder de la oposición, Benjamin Netanyahu, quien se espera que regrese al poder, tras la victoria de la extrema derecha en las más recientes elecciones legislativas.
De hecho, Itamar Ben-Gvir, que busca liderar el Ministerio de Seguridad Pública, fue rápidamente al lugar de la explosión y pidió una conclusión rápida de las negociaciones de la coalición. “Debemos formar un gobierno lo más rápido posible. El terrorismo no está esperando”, advirtió. En unas declaraciones a los periodistas, agregó: Las fuerzas de seguridad de Israel necesitan “volver a controlar el estado de Israel y volver a disuadir el terrorismo. Esto es terrorismo organizado y el terror de hoy tiene que pagar un precio muy alto”.
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