Raisi y Amir Abdollahian: quiénes iban a bordo del helicóptero accidentado en Irán
Ambos líderes, uno el presidente de Irán y el otro su canciller, mantuvieron una posición dura frente a Estados Unidos, sobre todo con lo relacionado al asunto nuclear, así como con Israel. La represión a manifestaciones antigubernamentales, entre ellas las desencadenadas tras la muerte de Masha Amini, y la cercanía con Hamás fueron sellos característicos de estas figuras de la línea dura de la política de Teherán.
Las muertes del presidente Ebrahim Raisi y del ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir Abdollahian, luego de que el helicóptero en el que viajaban se accidentara cerca de la frontera con Azerbaiyán, ocurrieron en momentos de fuertes tensiones, tanto dentro como fuera del país. El gobierno del mandatario, que se perfilaba como principal candidato a suceder al líder supremo de la nación, estuvo marcado, al menos recientemente, por la represión a las protestas de mujeres y niñas de 2022 y por la guerra en Gaza, que cumple ocho meses asediada por Israel, tras el ataque que perpetró Hamás en su contra.
El incidente en el que murieron ambos funcionarios se registró después de que Raisi sostuviera un encuentro con su homólogo de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en un intento por mejorar las relaciones entre ambos países, teniendo en cuenta que se había alcanzado un punto alto de tensiones con el ataque a la Embajada de Azerbaiyán en Teherán el año pasado y por los vínculos cada vez más estrechos de Azerbaiyán con Israel, enemigo de Irán.
De hecho, hace apenas un mes, la rivalidad entre Teherán e Israel alcanzó un punto sin precedentes: tras un bombardeo contra el consulado iraní en Damasco, la capital de Siria, atribuido a las fuerzas israelíes, Irán llevó a cabo una operación con drones y misiles en su contra, siendo el primer ataque directo en años de rivalidad y de enfrentamientos a través de milicias.
Una carrera política que inició con la Revolución Islámica
Con 18 años, Raisi participó de las movilizaciones de 1979 y, apenas dos años después, se convirtió en juez en la recién creada República Islámica. Su trabajo consistió en posicionar a Irán como un poder central en la región, en contraposición a Occidente, creando lazos con Rusia y China.
En 2019, se convirtió en jefe del poder judicial y durante su mandato supervisó algunas de las medidas más brutales contra la disidencia. Al menos 500 personas murieron durante las manifestaciones a nivel nacional en noviembre de 2019, en respuesta al aumento de los precios del combustible. Activistas, periodistas y abogados fueron arrestados. Dos años después, en 2021, ganó las elecciones presidenciales, luego de que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, saliera del acuerdo nuclear y endureciera las sanciones económicas a Teherán, que decidió enriquecer uranio a un nivel cercano al grado de armas.
Bajo su mandato, el país vio cómo su moneda se desplomó a niveles históricos y tuvo lugar el ataque terrorista más mortífero desde 1979: dos explosiones suicidas en la ciudad de Kerman mataron a 88 personas, incluidos 30 niños, e hirieron a más de 200. El Estado Islámico, enemigo de Irán, se atribuyó la responsabilidad. En su historial como dirigente político también quedó la mancha de la represión de las protestas antigubernamentales que estallaron en 2022, después de la muerte de Masha Amini, una mujer kurda de 21 años que falleció bajo custodia de la Policía de la Moral.
Hossein Amir Abdollahian, un hombre de línea dura
Fue designado por Riasi como ministro de Asuntos Exteriores en 2021. A diferencia de su predecesor, Mohammad Javad Zarif, que ayudó a negociar el acuerdo nuclear de 2015, Amir Abdollahian instauró una posición más dura frente a Estados Unidos y a las conversaciones sobre la reactivación de dicho pacto, luego de que Trump tomara la decisión de retirarse.
En el marco del ataque de Hamás contra Israel, ocurrido el 7 de octubre, el canciller fue uno de los primeros en advertir que una red regional de milicias en Medio Oriente abriría “múltiples frentes” contra Israel si sus ataques continuaban matando a civiles en Gaza. Durante una entrevista con la televisión estatal iraní, días después de que se registrara el ataque terrorista del grupo islamista, Amir Abdollahian dijo: “Si no se detienen inmediatamente los crímenes de guerra contra los palestinos, se abrirán otros frentes múltiples y esto es inevitable”.
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Las muertes del presidente Ebrahim Raisi y del ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir Abdollahian, luego de que el helicóptero en el que viajaban se accidentara cerca de la frontera con Azerbaiyán, ocurrieron en momentos de fuertes tensiones, tanto dentro como fuera del país. El gobierno del mandatario, que se perfilaba como principal candidato a suceder al líder supremo de la nación, estuvo marcado, al menos recientemente, por la represión a las protestas de mujeres y niñas de 2022 y por la guerra en Gaza, que cumple ocho meses asediada por Israel, tras el ataque que perpetró Hamás en su contra.
El incidente en el que murieron ambos funcionarios se registró después de que Raisi sostuviera un encuentro con su homólogo de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en un intento por mejorar las relaciones entre ambos países, teniendo en cuenta que se había alcanzado un punto alto de tensiones con el ataque a la Embajada de Azerbaiyán en Teherán el año pasado y por los vínculos cada vez más estrechos de Azerbaiyán con Israel, enemigo de Irán.
De hecho, hace apenas un mes, la rivalidad entre Teherán e Israel alcanzó un punto sin precedentes: tras un bombardeo contra el consulado iraní en Damasco, la capital de Siria, atribuido a las fuerzas israelíes, Irán llevó a cabo una operación con drones y misiles en su contra, siendo el primer ataque directo en años de rivalidad y de enfrentamientos a través de milicias.
Una carrera política que inició con la Revolución Islámica
Con 18 años, Raisi participó de las movilizaciones de 1979 y, apenas dos años después, se convirtió en juez en la recién creada República Islámica. Su trabajo consistió en posicionar a Irán como un poder central en la región, en contraposición a Occidente, creando lazos con Rusia y China.
En 2019, se convirtió en jefe del poder judicial y durante su mandato supervisó algunas de las medidas más brutales contra la disidencia. Al menos 500 personas murieron durante las manifestaciones a nivel nacional en noviembre de 2019, en respuesta al aumento de los precios del combustible. Activistas, periodistas y abogados fueron arrestados. Dos años después, en 2021, ganó las elecciones presidenciales, luego de que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, saliera del acuerdo nuclear y endureciera las sanciones económicas a Teherán, que decidió enriquecer uranio a un nivel cercano al grado de armas.
Bajo su mandato, el país vio cómo su moneda se desplomó a niveles históricos y tuvo lugar el ataque terrorista más mortífero desde 1979: dos explosiones suicidas en la ciudad de Kerman mataron a 88 personas, incluidos 30 niños, e hirieron a más de 200. El Estado Islámico, enemigo de Irán, se atribuyó la responsabilidad. En su historial como dirigente político también quedó la mancha de la represión de las protestas antigubernamentales que estallaron en 2022, después de la muerte de Masha Amini, una mujer kurda de 21 años que falleció bajo custodia de la Policía de la Moral.
Hossein Amir Abdollahian, un hombre de línea dura
Fue designado por Riasi como ministro de Asuntos Exteriores en 2021. A diferencia de su predecesor, Mohammad Javad Zarif, que ayudó a negociar el acuerdo nuclear de 2015, Amir Abdollahian instauró una posición más dura frente a Estados Unidos y a las conversaciones sobre la reactivación de dicho pacto, luego de que Trump tomara la decisión de retirarse.
En el marco del ataque de Hamás contra Israel, ocurrido el 7 de octubre, el canciller fue uno de los primeros en advertir que una red regional de milicias en Medio Oriente abriría “múltiples frentes” contra Israel si sus ataques continuaban matando a civiles en Gaza. Durante una entrevista con la televisión estatal iraní, días después de que se registrara el ataque terrorista del grupo islamista, Amir Abdollahian dijo: “Si no se detienen inmediatamente los crímenes de guerra contra los palestinos, se abrirán otros frentes múltiples y esto es inevitable”.
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