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Lo que está pasando en Libia es dramático: luego de intensas lluvias provocadas por la tormenta Daniel, dos viejas presas colapsaron y acabaron con todo lo que encontraron a su paso. Cerca de 33.000 millones de metros cúbicos de agua arrastraron hasta el mar casas, edificios, carreteras y barrios enteros. El paisaje es apocalíptico: 2.300 muertos, 7.000 heridos y más de 10.000 habitantes desaparecidos en un solo barrio. Las autoridades informaron también el colapso de dos edificios y puentes de Derma, la ciudad azotada por el desastre.
The devastation is as far as the eye can reach. #Derna desperately needs international assistance! Estimates are rising into the thousands of dead. #Libya pic.twitter.com/OgPrTXVmqv
— Anas El Gomati (@AGomati) September 12, 2023
“He intentado contactar a mi familia que vive en Derma, pero no sé nada de ellos, ayúdenme”. Se repiten los mensajes en redes sociales; amigos que buscan familias enteras, hijos, padres, niños, mascotas... la magnitud de la tragedia aumenta con el paso de las horas. Las imágenes dan cuenta de la tragedia. La televisión mostró un alud de barro y espuma que desciende de una montaña y se lleva edificios, casas, carros, árboles que terminan rindiéndose a la fuerza del agua y son arrastradas hasta el mar.
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Las imágenes de la ciudad de Derna, de 100.000 habitantes, que circulan en redes sociales muestran varios edificios en las orillas de un río que colapsan y pequeñas casas que desaparecen entre las aguas crecidas después de que se rompieran dos represas. Un funcionario de la alcaldía de Derna calificó la situación de “catastrófica”, “fuera de control” y que requiere “una intervención nacional e internacional”, en declaraciones al canal local Libia al-Ahrar.
El líder del departamento de Emergencias y Ambulancias del este de Libia, Osama Aly, dijo en entrevista con CNN que las autoridades del país no anticiparon la magnitud del desastre. “Las condiciones climáticas no se estudiaron bien, los niveles del agua del mar y las precipitaciones, la velocidad del viento, no hubo evacuación de familias que pudieran estar en el camino de la tormenta y en los valles”, afirmó. “Libia no estaba preparada para una catástrofe como esa”, sentenció.
Los socorristas están sobrepasados por el alcance de la tragedia, según imágenes que muestran los pocos medios que han accedido a imágenes, porque llegar a la zona de la tragedia es muy difícil.
“Las necesidades humanitarias superan por mucho las capacidades de la Media Luna Roja libia e incluso las capacidades del gobierno”, advirtió en Ginebra Tamer Ramadan, de la FICR.
Carreteras cortadas, deslizamientos de tierra e inundaciones impedían que los servicios de emergencia llegaran a la población de las zonas afectadas, que tenía que recurrir a medios rudimentarios para recuperar los cadáveres y extraer a los supervivientes de entre el lodo.
Derna y otras ciudades están aisladas del resto del país pese a los esfuerzos de las autoridades para restablecer las redes de telefonía móvil e internet. Desde el violento terremoto que sacudió la ciudad de Al Marj (este) en 1963, esta es la peor catástrofe natural que azota esta zona del país.
Dos gobiernos, una tragedia
Usama Ali, portavoz de los servicios de emergencia del gobierno de Trípoli, reconocido internacionalmente, y que disponen de un equipo en Derna, indicó que las inundaciones causaron “más de 2.300 muertos” y unos 7.000 heridos, y más de 5.000 personas están desaparecidas.
Según responsables del este de Libia, un país donde dos gobiernos se disputan el poder, las dos principales represas del río Wadi Derna se rompieron el domingo por la noche y provocaron riadas de lodo que destruyeron puentes y edificios a su paso, hasta desembocar en el Mediterráneo.
Convoyes de ayuda desde el oeste del país fueron enviados hacia Derna. El gobierno de Trípoli, dirigido por Abdelhamid Dbeibah, anunció el envío de dos aviones medicalizados y un helicóptero, con 87 médicos, un equipo de socorristas y de investigación, así como técnicos para restablecer la corriente.
País rico, pobre gobernabilidad
Con las reservas de petróleo más abundantes de África, Libia está sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011 y sacudida por divisiones y violencia.
Desde hace un año y medio, dos gobiernos compiten por el poder: el de Abdelhamid Dbeibah en el oeste, reconocido por la ONU, y el designado por el Parlamento y apoyado por el hombre fuerte del este, Khalifa Haftar. Dbeibah anunció “tres días de luto nacional”. La misión de la ONU en Libia afirmó que estaba “siguiendo de cerca la situación” y expresó su “solidaridad con las familias de las víctimas”. El este de Libia alberga los principales yacimientos y terminales petrolíferas. La Compañía Nacional de Petróleo (NOC) ha declarado el “estado de máxima alerta” y “suspendido los vuelos” entre los centros de producción, donde la actividad se ha reducido drásticamente.
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