Ejército de Sudán afirma haber matado a 22 “mercenarios colombianos” en Darfur
Según fuentes aliadas al ejército de ese país, en la guerra civil que se libra hay mercenarios de muchas nacionalidades, incluyendo africanas, asiáticas y europeas, así como latinoamericanas, específicamente de Colombia.
El Ejército sudanés afirmó este viernes haber matado a “22 mercenarios de nacionalidad colombiana” entre las filas del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en un ataque con drones en la localidad de Al Fasher, el último bastión de las Fuerzas Armadas en la vasta región occidental de Darfur.
"Cuatro emiratíes y 22 mercenarios de nacionalidad colombiana fueron asesinados por drones suicidas", indicó el Ejército sudanés en un comunicado, en el que no especificó cuándo tuvo lugar este ataque contra combatientes de las FAR, que desde hace meses intentan arrebatar Al Fasher a las tropas regulares.
Hace pocos días, precisamente, registrábamos la desaparición de Christian Lombana Moncayo, un colombiano de 33 años que habría viajado para combatir en la guerra civil que se libra en Sudán desde el año pasado.
Diversos reportes señalaron que los documentos de identidad del colombiano, como el pasaporte y hasta una tarjeta Tu Llave, fueron hallados cerca de un convoy que transportaba armas y que fue interceptado.
Según los medios locales sudaneses, que citaron fuentes oficiales, Lombana Moncayo formaba parte del Departamento de Suboficiales del Ejército Nacional de Colombia y su rango era cabo segundo.
Algunas versiones sugieren que Lombana Moncayo podría haber muerto en un enfrentamiento. “Nos avisaron que había muerto en un accidente, pero no nos dan más información”, relató a la revista Semana un familiar de otro exmilitar colombiano reclutado.
Según la nota oficial de este viernes, “todos los intentos de la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido de asaltar la ciudad han fracasado” y en los últimos días el Ejército “ha resistido más de 150 ataques”, mientras que indicó que también ha destruido un convoy militar de las FAR que transportaba otro grupo de mercenarios extranjeros procedentes de Libia.
“Hay combatientes extranjeros que participan con la milicia (...) desde el comienzo del conflicto. Proceden de países africanos como Libia, Níger y Chad. Son mercenarios transfronterizos”, dijo en declaraciones a EFE el portavoz de las Fuerzas Conjuntas (aliadas del Ejército en Al Fasher), Ahmed Husein.
Asimismo, acusó a Emiratos Árabes Unidos (EAU) de ser el principal apoyo de las FAR al mandar y pagar a mercenarios para que luchen junto a los paramilitares, unas acusaciones que el Gobierno sudanés controlado por la cúpula militar ha elevado también ante el Consejo de Seguridad de la ONU en los últimos meses.
“Desafortunadamente, las fuerzas que vienen incluyen mercenarios de muchas nacionalidades africanas, asiáticas y europeas, así como latinoamericanas, específicamente de Colombia, y tenemos prueba de esto”, sentenció Husein sin aportar evidencias.
En Colombia, el presidente Gustavo Petro aseguró en la mañana del miércoles pasado que es necesario que en el país se prohíban todo tipo de procesos que deriven en que exuniformados terminen como mercenarios en guerras extranjeras. Casos ya se han visto en países como Haití, Ucrania y ahora Sudán, adonde los exmilitares, movidos por la necesidad económica y muchas veces bajo la promesa de misiones “sencillas”, han viajado para combatir. Su experiencia, formada en un contexto de conflicto armado, dicen distintas fuentes, son llamativas en el exterior.
Sobre casos particulares como el de Lombana, la Cancillería ha expresado que “el Consulado de Colombia en El Cairo, responsable de los asuntos en la República de Sudán, ha activado la ruta de asistencia y ha establecido comunicación con las autoridades pertinentes para recabar información oficial sobre el caso”.
El Ejército y las FAR están enfrentados desde el 15 de abril de 2023 en una guerra que se ha saldado con decenas de miles de muertos y ha convertido a Sudán en el escenario de la peor crisis de desplazamiento interno del planeta, según la ONU.
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El Ejército sudanés afirmó este viernes haber matado a “22 mercenarios de nacionalidad colombiana” entre las filas del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en un ataque con drones en la localidad de Al Fasher, el último bastión de las Fuerzas Armadas en la vasta región occidental de Darfur.
"Cuatro emiratíes y 22 mercenarios de nacionalidad colombiana fueron asesinados por drones suicidas", indicó el Ejército sudanés en un comunicado, en el que no especificó cuándo tuvo lugar este ataque contra combatientes de las FAR, que desde hace meses intentan arrebatar Al Fasher a las tropas regulares.
Hace pocos días, precisamente, registrábamos la desaparición de Christian Lombana Moncayo, un colombiano de 33 años que habría viajado para combatir en la guerra civil que se libra en Sudán desde el año pasado.
Diversos reportes señalaron que los documentos de identidad del colombiano, como el pasaporte y hasta una tarjeta Tu Llave, fueron hallados cerca de un convoy que transportaba armas y que fue interceptado.
Según los medios locales sudaneses, que citaron fuentes oficiales, Lombana Moncayo formaba parte del Departamento de Suboficiales del Ejército Nacional de Colombia y su rango era cabo segundo.
Algunas versiones sugieren que Lombana Moncayo podría haber muerto en un enfrentamiento. “Nos avisaron que había muerto en un accidente, pero no nos dan más información”, relató a la revista Semana un familiar de otro exmilitar colombiano reclutado.
Según la nota oficial de este viernes, “todos los intentos de la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido de asaltar la ciudad han fracasado” y en los últimos días el Ejército “ha resistido más de 150 ataques”, mientras que indicó que también ha destruido un convoy militar de las FAR que transportaba otro grupo de mercenarios extranjeros procedentes de Libia.
“Hay combatientes extranjeros que participan con la milicia (...) desde el comienzo del conflicto. Proceden de países africanos como Libia, Níger y Chad. Son mercenarios transfronterizos”, dijo en declaraciones a EFE el portavoz de las Fuerzas Conjuntas (aliadas del Ejército en Al Fasher), Ahmed Husein.
Asimismo, acusó a Emiratos Árabes Unidos (EAU) de ser el principal apoyo de las FAR al mandar y pagar a mercenarios para que luchen junto a los paramilitares, unas acusaciones que el Gobierno sudanés controlado por la cúpula militar ha elevado también ante el Consejo de Seguridad de la ONU en los últimos meses.
“Desafortunadamente, las fuerzas que vienen incluyen mercenarios de muchas nacionalidades africanas, asiáticas y europeas, así como latinoamericanas, específicamente de Colombia, y tenemos prueba de esto”, sentenció Husein sin aportar evidencias.
En Colombia, el presidente Gustavo Petro aseguró en la mañana del miércoles pasado que es necesario que en el país se prohíban todo tipo de procesos que deriven en que exuniformados terminen como mercenarios en guerras extranjeras. Casos ya se han visto en países como Haití, Ucrania y ahora Sudán, adonde los exmilitares, movidos por la necesidad económica y muchas veces bajo la promesa de misiones “sencillas”, han viajado para combatir. Su experiencia, formada en un contexto de conflicto armado, dicen distintas fuentes, son llamativas en el exterior.
Sobre casos particulares como el de Lombana, la Cancillería ha expresado que “el Consulado de Colombia en El Cairo, responsable de los asuntos en la República de Sudán, ha activado la ruta de asistencia y ha establecido comunicación con las autoridades pertinentes para recabar información oficial sobre el caso”.
El Ejército y las FAR están enfrentados desde el 15 de abril de 2023 en una guerra que se ha saldado con decenas de miles de muertos y ha convertido a Sudán en el escenario de la peor crisis de desplazamiento interno del planeta, según la ONU.
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