El apagón de servicios en Gaza, ¿qué significa para Israel y para el mundo?
El combustible es urgente para fines humanitarios en Gaza, pero Israel no permite que entre al enclave porque teme que Hamás lo use para nuevos ataques.
El fin de semana fue aterrador en la Franja de Gaza. A los intensos bombardeos de Israel en la zona, que ya dejan más de 8.000 personas muertas, se le suma la escasez de combustible y un apagón en las comunicaciones que profundizan la ya grave situación humanitaria en el enclave palestino.
Israel y organizaciones humanitarias se han pronunciado sobre este apagón en los servicios y han expuesto sus argumentos para mantenerlo o retirarlo, ¿qué dicen?
¿Qué está pasando en Gaza?
Primero lo primero: el contexto. Israel ha impuesto un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo en Gaza durante los últimos 16 años, mucho antes del conflicto actual. A través de este bloqueo, el Gobierno israelí ha controlado qué entra y qué sale del enclave palestino. Esto ha provocado una de las peores crisis humanitarias de los tiempos modernos.
Durante años, Naciones Unidas ha advertido que Gaza necesita con urgencia soporte vital, pero la situación se fue deteriorando cada vez más porque la ayuda que Israel permitía que entrara al enclave era insuficiente para la cada vez mayor demanda de suministros.
Una de las principales necesidades es la energía. La electricidad a Gaza llega a través de dos fuentes: a través de Israel (que proporciona 120 megavatios) y de la central eléctrica de Gaza (que proporciona 70 megavatios). Estas fuentes ya eran insuficientes para responder a las demandas diarias de electricidad en el enclave, que son de unos 500 megavatios aproximadamente.
El pasado 9 de octubre, luego del ataque del grupo Hamás que dejó más de 1.400 personas muertas, Israel cortó su suministro de energía a Gaza. Dos días después, el 11 de octubre, la central eléctrica de Gaza se quedó sin combustible para operar. Y esta central, cabe destacar, ya había sido gravemente afectada por los bombardeos israelíes entre 2006 y 2014, lo cual paralizó los esfuerzos para satisfacer la demanda diaria.
Así, Gaza no tiene, hoy por hoy, un suministro de energía que cubra las demandas de la población. Por eso se necesita el combustible: para que la planta entre de nuevo en funcionamiento y la población pueda sobrevivir con lo mínimo.
Sumado a esto, Israel decidió cortar las comunicaciones en el territorio palestino el pasado 27 de octubre. Esto llevó a que decenas de gobiernos pidieran una tregua humanitaria inmediata para evitar “una avalancha de sufrimiento humano sin precedentes”, como dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
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Los argumentos de Israel
Israel ha dicho que cortar la energía a Gaza hace parte de su plan para poner fin a “su responsabilidad sobre la vida en la Franja de Gaza”. Tras su retiro de Gaza en 2005, la ONU considera a Israel responsable de las necesidades básicas de los gazatíes, e Israel no quiere continuar con esta dinámica.
Paralelo a esto, Israel dice que no permitirá la entrada de combustible a Gaza para que suministre la central eléctrica ubicada allí, pues este combustible podría ser usado por el grupo Hamás para fines militares contra los israelíes, según dice el Gobierno.
En línea con esto último, Israel también dijo que era conveniente cortar las comunicaciones en el enclave para impedir que Hamás coordinara y planeara nuevos ataques contra el país.
Los argumentos contra la posición de Israel
La energía es urgente para fines humanitarios en el enclave. Los hospitales en Gaza viven horas dramáticas, pues hay miles de pacientes que necesitan los equipos hospitalarios para continuar viviendo.
En los hospitales de Gaza hay al menos 130 bebés prematuros en riesgo, unos 1.000 pacientes en diálisis, 2.000 pacientes de cáncer y otros que están internados en cuidados intensivos o requieren cirugía, sin contar los heridos por los bombardeos de Israel. Estos pacientes no pueden ver interrumpidos los servicios médicos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la ocupación hospitalaria en centros de salud en Gaza se aproxima al 150 % de su capacidad. Seis hospitales ya dejaron de funcionar. Por ahora, el resto de hospitales funcionan gracias a los generadores de emergencia, pero sin combustible, no se sabe cuánto más puedan durar estos servicios. Es urgente que llegue combustible a estos hospitales.
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Por otro lado, los servicios de telefonía e Internet también deben protegerse. Sin comunicaciones es imposible obtener información para realizar rescates de heridos por los bombardeos. Pero también, en este apagón, existe el riesgo de que se encubran atrocidades en medio del asedio y crímenes de guerra, como han advertido Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras organizaciones.
“Este bloqueo de las comunicaciones significa que será aún más difícil obtener información crítica y evidencia sobre las violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra que se están cometiendo contra civiles palestinos en Gaza, y escuchar directamente a quienes sufren las violaciones”, señaló Erika Guevara Rosas, directora senior de investigación, promoción, políticas y campañas en Amnistía Internacional.
Los periodistas y las periodistas en la zona tampoco pueden proporcionar información sobre lo que está ocurriendo en Gaza. Solo algunos teléfonos satelitales continuaron funcionando durante el apagón del fin de semana. En este tipo de conflictos, es vital que se tenga registro de los ataques para exponer crímenes de guerra, en caso de que se estén cometiendo. Es necesario que la información fluya de manera transparente y sin obstáculos.
Un funcionario estadounidense dijo el domingo en condición de anonimato que Israel se comprometió a permitir la entrada de 100 camiones diarios a Gaza, una cantidad que según la ONU permite apenas cubrir las necesidades más básicas. Es necesario que el sistema de ayuda a la Franja de Gaza se proteja para que no se pierdan más vidas. Sin embargo, las autoridades internacionales no han visto voluntad de que la situación cambie.
El director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, denunció el “castigo colectivo” impuesto por Israel a la población gazatí y dijo que el actual sistema de ayuda a la Franja de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah está “condenado al fracaso”.
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El fin de semana fue aterrador en la Franja de Gaza. A los intensos bombardeos de Israel en la zona, que ya dejan más de 8.000 personas muertas, se le suma la escasez de combustible y un apagón en las comunicaciones que profundizan la ya grave situación humanitaria en el enclave palestino.
Israel y organizaciones humanitarias se han pronunciado sobre este apagón en los servicios y han expuesto sus argumentos para mantenerlo o retirarlo, ¿qué dicen?
¿Qué está pasando en Gaza?
Primero lo primero: el contexto. Israel ha impuesto un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo en Gaza durante los últimos 16 años, mucho antes del conflicto actual. A través de este bloqueo, el Gobierno israelí ha controlado qué entra y qué sale del enclave palestino. Esto ha provocado una de las peores crisis humanitarias de los tiempos modernos.
Durante años, Naciones Unidas ha advertido que Gaza necesita con urgencia soporte vital, pero la situación se fue deteriorando cada vez más porque la ayuda que Israel permitía que entrara al enclave era insuficiente para la cada vez mayor demanda de suministros.
Una de las principales necesidades es la energía. La electricidad a Gaza llega a través de dos fuentes: a través de Israel (que proporciona 120 megavatios) y de la central eléctrica de Gaza (que proporciona 70 megavatios). Estas fuentes ya eran insuficientes para responder a las demandas diarias de electricidad en el enclave, que son de unos 500 megavatios aproximadamente.
El pasado 9 de octubre, luego del ataque del grupo Hamás que dejó más de 1.400 personas muertas, Israel cortó su suministro de energía a Gaza. Dos días después, el 11 de octubre, la central eléctrica de Gaza se quedó sin combustible para operar. Y esta central, cabe destacar, ya había sido gravemente afectada por los bombardeos israelíes entre 2006 y 2014, lo cual paralizó los esfuerzos para satisfacer la demanda diaria.
Así, Gaza no tiene, hoy por hoy, un suministro de energía que cubra las demandas de la población. Por eso se necesita el combustible: para que la planta entre de nuevo en funcionamiento y la población pueda sobrevivir con lo mínimo.
Sumado a esto, Israel decidió cortar las comunicaciones en el territorio palestino el pasado 27 de octubre. Esto llevó a que decenas de gobiernos pidieran una tregua humanitaria inmediata para evitar “una avalancha de sufrimiento humano sin precedentes”, como dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
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Los argumentos de Israel
Israel ha dicho que cortar la energía a Gaza hace parte de su plan para poner fin a “su responsabilidad sobre la vida en la Franja de Gaza”. Tras su retiro de Gaza en 2005, la ONU considera a Israel responsable de las necesidades básicas de los gazatíes, e Israel no quiere continuar con esta dinámica.
Paralelo a esto, Israel dice que no permitirá la entrada de combustible a Gaza para que suministre la central eléctrica ubicada allí, pues este combustible podría ser usado por el grupo Hamás para fines militares contra los israelíes, según dice el Gobierno.
En línea con esto último, Israel también dijo que era conveniente cortar las comunicaciones en el enclave para impedir que Hamás coordinara y planeara nuevos ataques contra el país.
Los argumentos contra la posición de Israel
La energía es urgente para fines humanitarios en el enclave. Los hospitales en Gaza viven horas dramáticas, pues hay miles de pacientes que necesitan los equipos hospitalarios para continuar viviendo.
En los hospitales de Gaza hay al menos 130 bebés prematuros en riesgo, unos 1.000 pacientes en diálisis, 2.000 pacientes de cáncer y otros que están internados en cuidados intensivos o requieren cirugía, sin contar los heridos por los bombardeos de Israel. Estos pacientes no pueden ver interrumpidos los servicios médicos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la ocupación hospitalaria en centros de salud en Gaza se aproxima al 150 % de su capacidad. Seis hospitales ya dejaron de funcionar. Por ahora, el resto de hospitales funcionan gracias a los generadores de emergencia, pero sin combustible, no se sabe cuánto más puedan durar estos servicios. Es urgente que llegue combustible a estos hospitales.
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Por otro lado, los servicios de telefonía e Internet también deben protegerse. Sin comunicaciones es imposible obtener información para realizar rescates de heridos por los bombardeos. Pero también, en este apagón, existe el riesgo de que se encubran atrocidades en medio del asedio y crímenes de guerra, como han advertido Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras organizaciones.
“Este bloqueo de las comunicaciones significa que será aún más difícil obtener información crítica y evidencia sobre las violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra que se están cometiendo contra civiles palestinos en Gaza, y escuchar directamente a quienes sufren las violaciones”, señaló Erika Guevara Rosas, directora senior de investigación, promoción, políticas y campañas en Amnistía Internacional.
Los periodistas y las periodistas en la zona tampoco pueden proporcionar información sobre lo que está ocurriendo en Gaza. Solo algunos teléfonos satelitales continuaron funcionando durante el apagón del fin de semana. En este tipo de conflictos, es vital que se tenga registro de los ataques para exponer crímenes de guerra, en caso de que se estén cometiendo. Es necesario que la información fluya de manera transparente y sin obstáculos.
Un funcionario estadounidense dijo el domingo en condición de anonimato que Israel se comprometió a permitir la entrada de 100 camiones diarios a Gaza, una cantidad que según la ONU permite apenas cubrir las necesidades más básicas. Es necesario que el sistema de ayuda a la Franja de Gaza se proteja para que no se pierdan más vidas. Sin embargo, las autoridades internacionales no han visto voluntad de que la situación cambie.
El director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, denunció el “castigo colectivo” impuesto por Israel a la población gazatí y dijo que el actual sistema de ayuda a la Franja de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah está “condenado al fracaso”.
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