El asalto a una cárcel siria muestra la fuerza que está tomando el Estado Islámico
Organizaciones internacionales y algunos analistas coinciden en que el asalto a una prisión Siria por parte de algunos miembros del Estado Islámico desembocó en uno de los mayores enfrentamientos entre el grupo terrorista y las fuerzas kurdas, apoyadas por Estados Unidos, en los últimos años. Para ellos, esta es la prueba de la fuerza que está tomando ISIS en la zona.
Luego de seis días de un asalto a sangre y fuego en la prisión de Al Sina en Hasaka, en el noreste de Siria, las milicias kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, informaron que se retomó el control sobre el recinto penitenciario, tras el intento del Estado Islámico por liberar a excombatientes yihadistas. Lo sucedido ha sido denominado como la mayor acción bélica que ha llevado a cabo el grupo terrorista en los últimos tres años, después de que sus militantes perdieran el último trozo de territorio de su llamado califato, que una vez se extendió por Irak y Siria.
¿Cómo fue la toma de la prisión?
El jueves 20 de enero, dos conductores suicidas chocaron contra las puertas de la cárcel, cargando sus camiones con combustible y explosivos. Luego, más de 200 combatientes de ISIS se apoderaron de edificios y cruces de caminos, permitiendo que cerca de 3.500 presos yihadistas se apoderaran de las armas de los guardias de seguridad.
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De acuerdo a la información del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, los enfrentamientos dejaron 181 muertos, entre ellos 124 yihadistas, 50 combatientes kurdos y siete civiles, aunque las cifras pueden aumentar según avancen las investigaciones. Además, unos 45.000 habitantes que vivían en las zonas de los alrededores de la prisión tuvieron que abandonar sus casas.
Según relató el profesor estadounidense Joshua Landis, especialista en el conflicto sirio y director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, al diario El País, “el ataque contra la prisión demuestra que ISIS tiene un poder de permanencia considerable. Esta es la primera vez que lanzan una operación urbana importante. Los yihadistas están tratando de reagruparse, ya que las condiciones son ahora favorables para el reclutamiento de combatientes”.
Algo similar le advirtió Kawa Hassan, director de Medio Oriente y África del Norte en el Centro Stimson, instituto de investigación de Washington, al New York Times: “Esto es una llamada de atención para los actores regionales, para los actores nacionales, que ISIS no ha terminado. Muestra la resiliencia de ISIS para contraatacar en el momento y lugar de su elección”.
Las fuerzas kurdas retomaron el control, pero, ¿qué consecuencias dejó la toma?
Según se lee en el diario estadounidense, la toma de la cárcel desembocó en la mayor confrontación entre el ejército estadounidense y sus aliados sirios con el Estado Islámico en tres años. En estos enfrentamientos, las fuerzas de Estados Unidos intervinieron con ataques aéreos, inteligencia y tropas terrestres en vehículos de combate Bradley, con la idea de acordonar la prisión.
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¿Quiénes son los detenidos en la cárcel de Hasaka?
Se estima que hay 3.500 detenidos en la prisión, creyendo que cerca de 700 de ellos son menores de edad, entre los cuales 150 son ciudadanos de otros países que llegaron a Siria cuando sus padres abandonaron sus hogares para unirse a la insurgencia. Jóvenes de 12 años hacen parte de la lista de reclusos, pues algunos fueron transferidos a la prisión después de que se consideraran demasiado mayores para permanecer en campos de detención que albergaban a familias de presuntos combatientes del Estado Islámico.
En consecuencia, haciendo un llamado de atención a quienes detuvieron a los niños, pero también a los demás países, Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria, afirmó que “la responsabilidad de cualquier cosa que les suceda a estos niños también recae en la puerta de los gobiernos extranjeros que han pensado que simplemente pueden abandonar a sus hijos nacionales en ese país”.
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Luego de seis días de un asalto a sangre y fuego en la prisión de Al Sina en Hasaka, en el noreste de Siria, las milicias kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, informaron que se retomó el control sobre el recinto penitenciario, tras el intento del Estado Islámico por liberar a excombatientes yihadistas. Lo sucedido ha sido denominado como la mayor acción bélica que ha llevado a cabo el grupo terrorista en los últimos tres años, después de que sus militantes perdieran el último trozo de territorio de su llamado califato, que una vez se extendió por Irak y Siria.
¿Cómo fue la toma de la prisión?
El jueves 20 de enero, dos conductores suicidas chocaron contra las puertas de la cárcel, cargando sus camiones con combustible y explosivos. Luego, más de 200 combatientes de ISIS se apoderaron de edificios y cruces de caminos, permitiendo que cerca de 3.500 presos yihadistas se apoderaran de las armas de los guardias de seguridad.
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De acuerdo a la información del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, los enfrentamientos dejaron 181 muertos, entre ellos 124 yihadistas, 50 combatientes kurdos y siete civiles, aunque las cifras pueden aumentar según avancen las investigaciones. Además, unos 45.000 habitantes que vivían en las zonas de los alrededores de la prisión tuvieron que abandonar sus casas.
Según relató el profesor estadounidense Joshua Landis, especialista en el conflicto sirio y director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, al diario El País, “el ataque contra la prisión demuestra que ISIS tiene un poder de permanencia considerable. Esta es la primera vez que lanzan una operación urbana importante. Los yihadistas están tratando de reagruparse, ya que las condiciones son ahora favorables para el reclutamiento de combatientes”.
Algo similar le advirtió Kawa Hassan, director de Medio Oriente y África del Norte en el Centro Stimson, instituto de investigación de Washington, al New York Times: “Esto es una llamada de atención para los actores regionales, para los actores nacionales, que ISIS no ha terminado. Muestra la resiliencia de ISIS para contraatacar en el momento y lugar de su elección”.
Las fuerzas kurdas retomaron el control, pero, ¿qué consecuencias dejó la toma?
Según se lee en el diario estadounidense, la toma de la cárcel desembocó en la mayor confrontación entre el ejército estadounidense y sus aliados sirios con el Estado Islámico en tres años. En estos enfrentamientos, las fuerzas de Estados Unidos intervinieron con ataques aéreos, inteligencia y tropas terrestres en vehículos de combate Bradley, con la idea de acordonar la prisión.
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¿Quiénes son los detenidos en la cárcel de Hasaka?
Se estima que hay 3.500 detenidos en la prisión, creyendo que cerca de 700 de ellos son menores de edad, entre los cuales 150 son ciudadanos de otros países que llegaron a Siria cuando sus padres abandonaron sus hogares para unirse a la insurgencia. Jóvenes de 12 años hacen parte de la lista de reclusos, pues algunos fueron transferidos a la prisión después de que se consideraran demasiado mayores para permanecer en campos de detención que albergaban a familias de presuntos combatientes del Estado Islámico.
En consecuencia, haciendo un llamado de atención a quienes detuvieron a los niños, pero también a los demás países, Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria, afirmó que “la responsabilidad de cualquier cosa que les suceda a estos niños también recae en la puerta de los gobiernos extranjeros que han pensado que simplemente pueden abandonar a sus hijos nacionales en ese país”.
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